Alejandro Mangiarotti: “Trato que el dibujo surja por sí mismo, que las cosas fluyan”
La Paz
Las miradas de decenas de mujeres se entremezclan con un infortunado hombre que se enfrenta con una araña monstruosa. A unos centímetros, un indio americano tranza con dos colonos británicos y un personaje estelar se apresta a un viaje sideral mientras un mimo ríe, llora y dibuja una sonrisa maquiavélica. Detrás del umbral del departamento de Alejandro Mangiarotti Velásquez, en el tradicional barrio paceño de Sopocachi, todo es dibujo y arte.
La sala no supera los tres metros de ancho por cinco de largo y está copada por dibujos —hay al menos medio centenar pegados de sus paredes— historietas, crayones, tinta china, libros de ilustración y algunos recuerdos de este dibujante paceño, quien publicó recientemente un cómic en la revista británica Aces Weekly, del editor David Lloyd.
Alejandro se sienta frente a su mesa de trabajo. Su espalda está recta, aunque no la apoya en el respaldo de la silla. La cabeza, levemente inclinada, permite que su mirada baje sin que pierda atención a la cartulina blanca. El marcador negro parece tener pleno control de su mano derecha. De pronto los trazos forman un rostro, una oreja, una pluma. Nace un indio piel roja.
“Muchas veces lo que trato de hacer es dejar que el dibujo surja por sí mismo. A veces no pienso mucho en lo que voy a hacer, trato que las cosas fluyan, trato de subirme a la ola y no pensar demasiado en lo que voy a hacer. Intento dibujar un poco lo que siento, no tanto lo que tengo en la mente, sino lo que surge en ese momento”. Lo que se debe plasmar es el sentimiento.
Por eso es que sus temáticas son variadas. A veces dibuja rostros de mujeres inspirados en las revistas Ecran y Burda que tenía su madre cuando él era niño; o se sumerge en la ciencia ficción y el terror, quizá influenciado por el escritor estadounidense H. P. Lovecraft. Cuando debe ilustrar libro de cuentos primero lee la historia y luego imagina a los personajes.
Alejandro dio sus primeros pasos en el dibujo de la mano de su padre, el conocido ilustrador David Mangiarotti, quien publicó en diversos medios y revistas, incluida el Tony e Intervalo. Fue él quien le dio las claves para adentrarse en este campo.
“Cuando tenía unos 12 años le pedí a mi padre que me enseñara a dibujar y me hizo unos muñequitos de anatomía y me dijo que cuando aprenda a darles movimiento ya sería dibujante (…) Luego empecé a ayudar a mi papá en las historietas que hacía para el periódico El Diario. Yo pintaba lo que llamamos el falso color”.
A lo largo de su carrera ha tenido diversas influencias. Desde el italiano Hugo Pratt al estadounidense Alex Ross o el canadiense Harold Foster. De ahí que reconoce que no tiene un estilo específico, y más bien tiende a que sus creaciones se desarrollen con soltura, sin seguir un patrón claramente definido.
Trabaja con ambas manos y esto le permite crear, a la vez, personajes con estilos y trazos diferentes. En su mano derecha, el marcador negro da vida a un indio americano de facciones duras y desafiantes, pero con la izquierda, el rostro se transforma en caricaturesco y hasta amigable y cordial.
“Soy ambidiestro y esto está relacionado con los hemisferios del cerebro, casi la mayor parte de los dibujantes dibujan con el hemisferio izquierdo del cerebro, y solo un pequeño porcentaje puede usar el derecho”.
Esta cualidad, que incluso le permite dibujar simultáneamente con las dos manos, no fue de la noche a la mañana sino que es fruto de un entrenamiento que incluye ejercicios y meditación.
“Es un sistema donde uno tiene que trabajar cosas interiores y eso cuando uno va sacando las cosas nocivas, programaciones de la mente, empiezan a aflorar cosas que hay dentro de uno. Así se logra que ambos hemisferios del cerebro empiecen a trabajar de forma más suelta, ya no tan condicionados”.
Y esta preparación la aplica en su vida cotidiana. Alejandro intenta no comer carne, llevar una vida sin alcohol y meditar. Habla pausado, en voz baja, piensa cada cosa que dice y suele no mirar al lente de la cámara.
Por eso se toma su tiempo al expresar sus opiniones, pero cuando las dice, algunas son tajantes: “El dibujo se expresa por sí solo, uno no tiene que intervenir tanto, uno no tiene que estar tan preocupado de que las cosas salgan muy perfectas, solamente que uno tiene que intentar de decir lo que uno siente. Creo que me baso mucho más en mi intuición que en otras cosas, es como viajar sin mapa, uno no sabe lo que va a ocurrir y ahí está la maravilla de las cosas”.
EL CÓMIC
Detalles: El cómic se titula “When the Worlds Collide” (Cuando los mundos chocan), fue reescrita al inglés por el guionista Mark H. Howard y está en la edición 42 de la revista digital www.acesweekly.co.uk.
Trama: La historieta es un thriller corto y de ciencia ficción centrado en las desventuras de un hombre que al escapar de una banda de monstruos se refugia en unas cavernas en donde le esperan más riesgos.