Canonge lanza nuevos proyectos artísticos tras vencer al coronavirus
Hector Canonge es un artista y gestor cultural que, al igual que otros afortunados, logró vencer al coronavirus. Aún en confinamiento, desde su residencia y estudio en Nueva York, Canonge retomó su trabajo en la elaboración de proyectos de exploración creativa y la producción de proyectos virtuales en plataformas internacionales.
“Para poder ayudar a otras personas, colegas de Bolivia y el mundo, me he resuelto a crear plataformas virtuales para que todo esto no pase al olvido. Mientras el mundo continúa confrontando los retos de vivir, trabajar y crear durante la pandemia, nosotros, los artistas, encontraremos maneras de reinventarnos, de elaborar nuevos procesos creativos y producir nuevas obras”.
Como parte de estas actividades, el artista presentará esta noche, a través de una transmisión en vivo, su performance “Presente”, la cual se desarrollará en el marco de la Larga Noche de Museos. El evento inicia a las 19:30 en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/events/171509820946392/ promovido por DCH Fine Arts y la Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York.
Además, mañana estrenará una pieza de danza experimental, denominada “Sosiego”, para el programa BAAD (Boogie Down Dance Compilation) en Nueva York (https://www.facebook.com/events/299351741225827/).
Canonge nació en Buenos Aires, Argentina. Es hijo de madre boliviana y padre español, creció en Bolivia, pero debido a la dictadura de los 80 tuvo que abandonar el país e instalarse en Estados Unidos. Allí se formó profesionalmente como artista, curador, gestor cultural y educador.
Estudió Literatura, Cinematografía, New Media Arts y obtuvo su postgrado en Integrated Media Arts de la Universidad de Nueva York. Su obra artística integra el uso de nuevas tecnologías, arte mediático, narrativas cinematográficas, arte conceptual, relacional y del performance.
Su trabajo ha sido presentado en exposiciones y programas internacionales de Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Asia. Desde 2012, Canonge mantiene un vínculo estrecho con Bolivia realizando proyectos e iniciativas que contribuyen al desarrollo de la visión creativa en el país y el continente, como Latitudes - Festival Internacional de Performance Art de Santa Cruz.
Debido a la pandemia, las presentaciones del artista en Montreal, Viena y Berlín fueron canceladas. Mientras que sus proyectos curatoriales y festivales internacionales como el Austral en Buenos Aires e Itinerant en Nueva York han sido postergados para futuras fechas en 2020.
Canonge conversó con Los Tiempos respecto a su recuperación y trabajo.
—¿Tuvo miedo de morir?
—Pasar por un periodo de confinamiento es difícil, pasarlo enfermo con una aflicción médica desconocida es peor. Hubo momentos de mucha incertidumbre donde me decía a mí mismo que mejoraría, que todo estaría mejor. Me cuidé y cuidaron muy bien. Descansé bastante y tuve la suerte de no entrar en falencias pulmonares, pero sí, es difícil.
Miedo a morir no tengo. La muerte, como el final de la existencia, es un concepto inscrito en nuestra sociedad moderna por las tablas judeo-cristianas que instan el temor a lo desconocido. Yo creo en la transformación. Los seres humanos somos más que carne y huesos. Somos energía —llámala espíritu, alma, ánima o aliento—, pero esa energía está en constante transformación. Para mí, la muerte no es el fin de esa energía, al contrario es el paso de un estado material, físico de existir a otro que todavía no sabemos cómo explicarlo porque nos limitamos a entenderlo.
—La experiencia de pasar por esta enfermedad ¿inspiró alguna creación suya?
—Mi experiencia con la Covid-19 me ha servido para reflexionar no sólo artísticamente, sino también humanísticamente. Esa reflexión me ha hecho cuestionar nuestra existencia, nuestra sociedad posmoderna, y nuestra posición como seres pensantes en el planeta. La pandemia ha hecho y sigue haciendo que me pregunte qué es lo que realmente es importante en nuestras vidas y existencia. Hemos desarrollado armas, nos matamos en las fronteras, soñamos con el poder y la gloria, destruimos el planeta con nuestro excesivo consumismo, destrozamos naciones, peleamos guerras innecesarias, y nos matamos por nada; cuando en realidad somos tan frágiles y vulnerables a nuestros propios bioexperimentos de destrucción y control.
Artísticamente, he forjado trabajos que evocan, de una manera u otra, la presente condición humana. No sólo está mi experiencia directa con la Covid-19, también están las historias, pérdidas, retos y experiencias de familiares, amigos, colegas y gente que conozco alrededor del mundo.
—¿Pensó en apostar en una performance el trance del contagio?
—Mi trabajo en la disciplina del arte de la performance se basa en experiencias y vivencias personales. Pero no, por ahora no he pensado en nada en particular que hable de ese estado físico y emocional bajo el contagio de la Covid-19.
—¿Cómo se siente en estos momentos?, ¿tiene algo que transmitir sobre esta situación?
—Es difícil decir cómo me siento en estos momentos. Muchas veces tengo mucho optimismo porque no pierdo las esperanzas de seguir adelante y trabajar para un mundo mejor. Otras veces veo la situación actual y el futuro incierto y mis horizontes se nublan. Pero en general soy una persona positiva y he aprendido a confrontar los retos que se me han presentado tanto profesional como personalmente. Siempre trato de ver la luz al final del túnel y sé que después de pasar por toda esta crisis emocional y física, vendrán días mejores.
Sobre la situación actual que afecta al ser humano, estemos donde estemos, quisiera recomendar en no perder las esperanzas y luchar por un mundo mejor. No vamos a volver a la normalidad. Eso es imposible. Volver a nuestras costumbres sociales va a ser imposible.
Como todo en la historia humana, este periodo también pasará a la historia. El 2020 lo recordaremos siempre como el año de la plaga de la Covid-19. Nosotros, los niños y todos los que hemos vivido este reto hablaremos de ello y no lo olvidaremos. Sólo espero que aprendamos de esta terrible experiencia que ha cambiado por siempre la interacción humana, nuestras maneras de vivir y de comunicarnos.
“Haber pasado por momentos críticos donde mi salud estaba comprometida fueron muy difíciles. Caer preso de algo desconocido sin saber hasta qué punto podía empeorar me hizo reflexionar en nuestra fragilidad como seres humanos. Para poder hablar sobre esa experiencia me refugio en mi trabajo artístico”