BENEDETTI, el poeta que hubiera querido ser campeón mundial de ping pong
Lo dijo Mario Benedetti y no sabemos de quién habla: “Atajó tres penales y un estornudo”. Podría ser de un profesional o de él mismo en sus tiempos de portero, esos que disfrutó de niño antes de encontrar en la pluma su vocación y en la raqueta una habilidad especial.
El escritor uruguayo, que hoy hubiera cumplido 100 años, fue un claro ejemplo, como su compatriota y gran amigo Eduardo Galeano, de mostrar que la intelectualidad y el deporte pueden ir de la mano. Sin duda, a él le apasionaba y por ello lo usa como tema en su literatura y lo practicó en su vida.
La natación y las caminatas entre rocas eran dos pasiones de este gran hincha del Nacional uruguayo —tanto que, medio en broma medio en serio, se molestaba si alguna edición de sus obras llevaba los colores amarillo y negro del eterno enemigo, Peñarol— y algo que pocos saben: era casi invencible en el ping-pong.
También jugó baloncesto y logró buenos resultados el atletismo. De hecho, ganó una competición de 800 metros lisos, que luego recordaría en su poesía.
EN LA PORTERÍA DEL TAPETE VERDE
De niño, en una azotea de tejados altos y jugando con amigos, en el barrio Capurro de Montevideo, que tanto amó y mostró al mundo en sus textos, descubrió su pasión por el fútbol, según le contó años atrás en una entrevista a la revista argentina El Gráfico.
En el tapete verde, “liso, regular, aterciopelado y estimulante”, tal como definió al campo de juego en el cuento “El césped” (“Despistes y franquezas”, 1989), ocupó la que para muchos es la posición más difícil e ingrata que tiene el balompié: la portería.
En la práctica de ese deporte, en el que Benedetti confesó que no era bueno, su peor recuerdo fue un gol que le hicieron tras recibir un pelotazo en el estómago que le hizo desmayar.
A los siete años, seguramente con la magia que tiene para un niño el pisar por primera vez un estadio lleno, el escritor vivió entre goles una aventura pintada de celeste.
En la Plaza Libertad, esa en la que en el poema “Las baldosas” (“Noción de patria”, 1962-1963) dice que “en primavera algunas hojas caen tan sólo para confirmar la regla”, disfrutó junto a su padre, Brenno Benedetti, el minuto a minuto de la semifinal olímpica que la selección uruguaya de fútbol jugó en 1928 —competición en la que saldría campeona—.
Dos años después, y con la misma compañía, el chico llegó hasta la puerta del estadio Centenario, el monumento histórico del fútbol, para ver el debut de la Celeste en el Mundial, pero una avalancha de gente le mostró tarjeta roja a su intención de ingresar.
Donde sí estuvo el escritor fue en la rambla de Montevideo, lugar por el que desfilaron ante sus ojos los campeones de 1950, esos que dieron la campanada en Maracaná derrotando a Brasil, encabezados por el capitán, Obdulio Varela.
Esto, sumado a la terapia que hacía los fines de semana con sus visitas al estadio, donde desde la tribuna disfrutaba de ver “el racimo humano de los vencedores” y “el drama particular de cada vencido”, como describió en “El césped” a los futbolistas tras acabar un juego, seguramente le sirvió como estímulo para dedicar al fútbol pequeñas pero cuidadas piezas de su colección literaria.
DEL 11 AL 10
Fanático del “lento” y “creativo” fútbol de antes, Benedetti resaltó las lealtades y traiciones en una cancha de un barrio “de hacha y tiza” en el cuento “Puntero Izquierdo” (“Montevideanos”, 1959), donde entre golpes, trifulcas y muerte, describió “las que se arman” en canchas, donde para jugar “hay que tenerlas bien puestas”.
También le dedicó el poema “Hoy tu tiempo es real” a Diego Armando Maradona, un futbolista que con el gol con la mano que le hizo a Inglaterra en el Mundial de México 1986 le dio al uruguayo “la única prueba fiable de la existencia de dios”.
“No importa lo que digan los espejos / Tus ojos todavía no están viejos”, le dijo al argentino y le agregó: “Vida tuya tendrás y muerte tuya / Ha pasado otro año, y otro año / Les has ganado a tus sombras, aleluya”.
Esta poesía es parte del enorme repertorio del uruguayo, quien seguramente hoy no estaría feliz con la situación del fútbol mundial, ya que para él un estadio vacío, como los que se ven en época de pandemia, es “un esqueleto de multitud”.
Eso muestra, sin dudas, la pasión que sentía por el deporte Benedetti, que en una carta confesó que, de no ser escritor, hubiese querido ser campeón mundial de ping-pong, una historia que su habilidad con la pluma no nos permitió conocer.
La literatura del autor uruguayo
La obra de Mario Benedetti forma parte de la cultura popular. Sus versos no sólo se recitan en las tertulias literarias, sino que aparecen en obras de teatro, conciertos masivos y películas. El mundo literario recuerda el legado de su escritura, que incluye más de ochenta libros entre novelas, poemarios, ensayos y relatos.
En el ámbito narrativo tiene dos novelas imprescindibles: “La tregua” (1960) y “Gracias por el fuego” (1965). “La tregua” es una novela que gira alrededor de Martín Santomé, un empleado viudo próximo a la jubilación, que un día conoce a la joven Laura Avellaneda. Con ella vive una tórrida historia de amor que cambia su vida llena de tedio, soledad y una relación rota con sus hijos mayores.
La poesía de Benedetti está marcada por reflexiones sobre el amor, la nostalgia de los años de juventud, la desesperanza convertida en ilusión y la vida cotidiana, motivos que aparecen en “Adioses y bienvenidas”, uno de sus últimos poemarios. Esta última publicación reúne 84 textos y 80 haikus, que tienen una mirada autobiográfica sobre el paso del tiempo y un análisis profundo de la infancia perdida. Aquí, Benedetti rinde homenaje a otros poetas como Pablo Neruda, Octavio Paz y Jorge Luis Borges.
Una selección de poemas de Mario Benedetti
A continuación va un total de diez de los poemas de Mario Benedetti, sobre temas como el amor, el no rendirse, la melancolía, la política y la naturaleza humana.
01 Hagamos un trato
Compañera usted sabe que puede contar conmigo no hasta dos ni hasta diez sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles ni piense qué deliro a pesar de la veta o tal vez porque existe usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo no piense qué flojera igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato, yo quisiera contar con usted. Es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco no para que acuda presurosa en mi auxilio sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.
Uno de los poemas de amor más conocidos y populares del autor, expresa en unas pocas líneas que el aprecio hacia la persona amada es incondicional y que pase lo que pase esta siempre podrá contar con nosotros.
02 Semántica práctica
Sabemos que el alma como principio de la vida es una caduca concepción religiosa e idealista pero que en cambio tiene vigencia en su acepción segunda o sea hueco del cañón de las armas de fuego.
Hay que reconocer empero que el lenguaje popular no está rigurosamente al día y que cuando el mismo estudiante que leyó en Konstantinov que la idea del alma es fantástica e ingenua besa los labios ingenuos y fantásticos de la compañerita que no conoce la acepción segunda y a pesar de ello le dice te quiero con toda el alma es obvio que no intenta sugerir que la quiere con todo el hueco del cañón.
Este breve poema hace una pequeña reflexión respecto al alma y su significado, enfocándose en su uso romántico y espiritual.
03 Estados de ánimo
Unas veces me siento como pobre colina y otras como montaña de cumbres repetidas. Unas veces me siento como un acantilado y en otras como un cielo azul pero lejano. A veces uno es manantial entre rocas y otras veces un árbol con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas como laguna insomne con un embarcadero ya sin embarcaciones; una laguna verde inmóvil y paciente conforme con sus algas sus musgos y sus peces, sereno en mi confianza.
Confiando en que una tarde te acerques y te mires, te mires al mirarme.
Poema que nos narra cómo el estado de humor del autor va variando a lo largo del tiempo, oscilando a lo largo del tiempo y esperando encontrar el amor.
04 Cuando éramos niños
Cuando éramos niños los viejos tenían como treinta un charco era un océano la muerte lisa y llana no existía.
Luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta un estanque era un océano la muerte solamente una palabra.
Ya cuando nos casamos los ancianos estaban en los cincuenta un lago era un océano la muerte era la muerte de los otros.
Ahora veteranos ya le dimos alcance a la verdad el océano es por fin el océano pero la muerte empieza a ser la nuestra.
Este poema hace una breve reflexión respecto a cómo cambian las cosas, nuestros conocimientos, posiciones vitales, opiniones y expectativas, según vamos envejeciendo.
05 No te salves
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca.
No te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
Este poema expresa la necesidad de no huir, de dejar de escapar y buscar un lugar en el que meramente sobrevivir. El poema nos pide luchar, afrontar lo que la vida nos hecho y vivir como queramos hacerlo, con entusiasmo y buscando lograr nuestras metas.
06 Hombre que mira a su país desde el exilio
País verde y herido comarquita de veras patria pobre. País ronco y vacío tumba muchacha sangre sobre sangre.
País lejos y cerca ocasión del verdugo los mejores al cepo. País violín en bolsa o silencio hospital o pobre artigas.
País estremecido puño y letra calabozo y praderas. País ya te armarás pedazo por pedazo pueblo mi pueblo.
Este poema hace referencia al momento de su vida en que estalló un golpe de estado en Uruguay, algo que terminaría provocando que el autor tuviera que exiliarse.
07 Informe sobre caricias
La caricia es un lenguaje si tus caricias me hablan no quisiera que se callen.
La caricia no es la copia de otra caricia lejana es una nueva versión casi siempre mejorada.
Es la fiesta de la piel la caricia mientras dura y cuando se aleja deja sin amparo a la lujuria.
Las caricias de los sueños que son prodigio y encanto adolecen de un defecto no tiene tacto.
Como aventura y enigma la caricia empieza antes de convertirse en caricia.
Es claro que lo mejor no es la caricia en sí misma sino su continuación.
Estos versos nos hablan del poder de las caricias tanto en el amor como en el sexo.
08 Todo verdor
Todo verdor perecerá dijo la voz de la escritura como siempre implacable.
Pero también es cierto que cualquier verdor nuevo no podría existir si no hubiera cumplido su ciclo el verdor perecido.
De ahí que nuestro verdor esa conjunción un poco extraña de tu primavera y de mi otoño seguramente repercute en otros enseña a otros ayuda a que otros rescaten su verdor.
Por eso aunque las escrituras no lo digan todo verdor renacerá.
Este poema nos habla sobre el pasado y sobre el futuro, sobre lo que hubo y lo que habrá. Nos habla del importante papel de nuestros predecesores como guías para que nosotros pudiéramos surgir, y asimismo de nuestro futuro papel para con las futuras generaciones. También deja ver que nada muere para siempre, ya que lo que aunque todo tiene que acabar volverá a resurgir.
09 Todavía
No lo creo todavía estás llegando a mi lado y la noche es un puñado de estrellas y de alegría
Palpo gusto escucho y veo tu rostro tu paso largo tus manos y sin embargo todavía no lo creo.
Tu regreso tiene tanto que ver contigo y conmigo que por cábala lo digo y por las dudas lo canto.
Nadie nunca te reemplaza y las cosas más triviales se vuelven fundamentales porque estás llegando a casa.
Sin embargo todavía dudo de esta buena suerte porque el cielo de tenerte me parece fantasía.
Pero venís y es seguro y venís con tu mirada y por eso tu llegada hace mágico el futuro.
Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido.
Y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía.
La añoranza y la ilusión de volver a ver a la persona amada es lo que el autor nos expresa en este hermoso poema.
10 Te quiero
Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos
Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía tu boca no se equivoca te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aureola ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Terminemos esta pequeña selección de poemas con un hermoso poema de amor en que el autor expresa lo que significa para él la persona amada.