“Testimonios artísticos de la cuarentena”, 10 obras en lenguaje de clown y música
Hadiye Arriaza Callaú
El circo social y educativo El Tapeque, que acaba de cumplir 12 años, presenta este viernes 10 obras, grabadas y producidas dentro de las acciones del circo, llamadas Testimonios artísticos de la cuarentena. Para lograr este producto, realizaron 55 testimonios de adolescentes y jóvenes acerca de su vivencia en cuarentena y las transformaron en lenguaje de clown y música.
Todo comenzó en plena pandemia, durante los meses de cuarentena rígida, cuando “todos hemos vivenciado una diversidad de sentimientos, sensaciones, vivencias, experiencias; hemos creado muchas situaciones que se han vuelto muy complejas en sí mismas porque hemos tenido el cierre de colegios. Hemos vivenciado el encierro en las casas y, por ende, la desarticulación social en todo el país. Gran parte de esto, como efecto primario, han tenido los niños, jóvenes y adolescentes”, dice Edson Quezada Rodríguez, director del Circo El Tapeque Centro de Artes Integradas.
En septiembre del año pasado, el circo fue ganador de un concurso para llevar a cabo proyectos de la mano de Solidar Suiza y el auspicio de la Embajada de Suiza en Bolivia. Al proponer y ganar el concurso, este proyecto, hasta la fecha, se está llevando a cabo de manera exitosa y con repercusión.
El proyecto
El proyecto tiene como objetivo central visibilizar las potencialidades artísticas y creativas de adolescentes y jóvenes que prestan sus testimonios de cuarentena, para convertilos luego en lenguajes artísticos
Empezaron el trabajo en dos zonas Cochabamba: en el barrio Minero San Juan (zona sud), con la organización Horizontes, y en la zona norte hicieron el proceso en la Casa de Cultura Comunitaria Ticari con la alianza del Sindicato Agriario Taquiña. En estos lugares fue donde empezaron el proceso de encuentro presencial con adolescentes y jóvenes.
Para empezar, utilizaron la metodología de los quipus, que “quiere decir la escritura a través del color, del significado del color”, explicó Quezada. El quipus es un instrumento milenario que ha sido utilizado tanto para cifrar mensajes, números, etc. El significado del color, de este modo, les sirvió para hacer posible el inicio de los testimonios.
El color rojo es identificado como un color bastante fuerte, con sentidos de conflicto. “Es un color que ha permitido escribir a todos los participantes momentos más tensos, más conflictivos y más duros que se hayan vivido durante la cuarentena”, dice Edson.
El verde, por el contrario, “ha sido asociado a lo productivo. Es decir que, en muchos casos, en los testimonios, se ha evidenciado que los participantes han empezado a hacer huertos, a crear sistemas de sobrevivencia y autogestión en sus propias casas. Muchos hemos empezado a hacer y cultivar nuestros propios alimentos”.
El azul está ligado a la familia y mostró “cómo se ha reconfigurado la relación familiar de los participantes. De pronto, el papá o la mamá, que siempre han estado ausentes por sus trabajos, han estado en la casa. Los jóvenes han dejado de estar en el colegio; los niños, que estaban en la escuela, ahora están en la casa”, menciona el director.
El lila, por su parte, es un color asociado a todo lo que son testimonios sobre la ritualidad y espiritualidad. “Muchos sabemos también que durante esta pandemia se han recuperado muchas tradiciones, sobre todo en la medicina natural. Por otra parte, el tema de la religión y la oración. Toda la espiritualidad ha salido a flote porque estábamos en situaciones muy tensas y muy difíciles”, explica.
Finalmente, el blanco y amarillo están relacionados con la genialidad y la invención a lo creativo.
Después de crear todos los testimonios es cuando se procedió a escribirlos y así transformarlos en lenguajes artísticos.
“Aquí ha venido la parte más linda porque todos han tenido la oportunidad de pasar 20 sesiones de taller de clown”.
El clown, siendo una técnica del payaso en circo, no necesariamente utiliza la palabra. Convertir entonces un testimonio en una acción poética teatral fue un reto para los participantes.
De cada testimonio tuvieron como resultado también que se ha compuesto una canción, que fue posible a través de los talleres de música. Las mismas fueron realizadas en diferentes ritmos y grabadas en un estudio profesional derivando la producción en un disco. Las 10 obras de clown saldrán en videos cortos que se publicarán en Instagram, YouTube, Facebook y, si se da la posibilidad, a través de medios masivos.
Además, planifican una presentación pública en los dos barrios con presencia de la familia y de los jóvenes que han participado.
“Eso va a significar un gran aporte del Circo El Tapeque a la cultura teatral, artística, pero también un gran aporte de rememoración histórica a lo que ha sido el sentimiento durante la cuarentena rígida de jóvenes, niños y adolescentes”, reitera.
Las personas que hicieron posible este material fueron el encargado de la coordinación y concepción del proyecto Edson Quezada Rodríguez, el facilitador de arte (clown) Danilo Quezada Jamachi y Juan Carlos Tarquino López, facilitador del taller de música.
El aporte socioeducativo de este proceso “va a mostrar cuántos valores se han desprendido de todo este proceso de convivencias diversas en las familias, cuánto se ha podido resignificar el sentido del encierro y cuántos sentimientos colaterales han habido; como por ejemplo todo el proceso de dictadura que ha vivido nuestro país ligado a una pandemia y una conflictividad social muy aguda durante el año 2019, 2020 y parte de 2021”, asegura Quezada.
Siendo parte de la red de circos sociales a nivel mundial, El Tapeque ha tenido la oportunidad de compartir con circos de Latinoamérica como el Circo del Mundo, en Chile; Circo la Tarumba, en Lima, Perú; Saudati Alegría, de Brasil, entre otras experiencias que los han llevado a querer ir por más.
“Seguimos teniendo la esperanza de volver a levantar nuestra carpa y vivenciar las artes, que tienen además un fuerte rasgo de resiliencia para todos los participantes”, puntualizó el director del Circo El Tapeque.