"Sombras sociables", un paseo por la muestra estética de lo relacional en el MAC de Santa Cruz
Jorge Luna Ortuño | Investigador en artes y gestor de conocimiento
Visitando el MAC
Desde el pasado 7 de junio se expone en el Museo de Arte Contemporáneo la muestra Estética de lo relacional, en la que participan artistas del Colectivo local Estereotipados, con la curaduría de Mitzi Roda. En la muestra figura también un célebre invitado, el francés Pierre Valls, director de la 2nda Bienal de Artes y Diseño UNAM 2020 “Pedir lo imposible”, actualmente residente en México.
La idea en la estética relacional es que se juzga a las obras en función de las relaciones humanas que figuran o producen, considerando que utilizan como marco referencial el contexto social dentro del cual operan. Por ejemplo, una artista que impulsa junto a sus vecinos la instalación de una pileta pública en un barrio está haciendo arte relacional. El soporte de esta obra es la intersubjetividad; opera sobre los vínculos que se están perdiendo; pone en movimiento energías sociales. La estética relacional fue planteada por el curador francés Nicolás Bourriaud, en la década de los noventa.
Spoilers
Momento de hablar de las obras. Al entrar es posible que te atrape la fotografía de una madre que tiene cubierto el rostro mientras le da el pecho a su bebé; en una caja pecera al pie de la fotografía se encuentran bolsas de leche pil chocolatada que los asistentes pueden alzar y llevarse. Firma Daniela Giebel, con sutileza y cierta eficacia.
En la misma sala veremos una mesa redonda con hojas de coca puestas sobre un oscuro mantel, en compañía de dos sillas que parecieran esperar a los interlocutores de turno. La obra descontextualiza una práctica ritual andina para relocalizarla en el interior de la sala, pero parece quedarse a medio camino sin la presencia de un artista que movilice las relaciones.
A medida que recorremos la sala nos vamos dando cuenta de que nos encontramos frente a dispositivos de diferentes funcionamientos. Más que obras son dispositivos, también pueden servir para investigar algo, es investigación artística. El filósofo Giorgio Agamben escribe que un dispositivo es una intención de combinar intenciones de acción práctica con intenciones teóricas.
Uno de estos sugerentes dispositivos es la instalación “El desagüe de intimidades compartidas” de Adriana Herrera, que consiste en un pedestal que se ha convertido casi en un ánfora para colocar papelitos doblados por la parte superior, a través de una rejilla de lavamanos que tiene incorporada; se trata de un ensamble interesante que invita a la acción de los visitantes, a escribir y depositar sus intimidades escritas.
La exposición
Una exposición es la visualización explicativa de hechos ausentes por medio de objetos, así como de elementos de la puesta en escena, utilizados como signos (Hans Schärer, 2003). En este sentido, la exposición Estética de lo relacional es algo ambigua y tiene obras incluidas que podrían generar algo de confusión. Por ejemplo dispositivos como “La inocencia es animal”, de Wara Urquiola, o el caso de Randy Rojas con “Llévate una rosa si sos hombre”. Ambas se antojan más como dispositivos performáticos que como arte relacional en sí para la sala.
Urquiola muestra un video en la calle en el que se ve cómo abordó a diferentes hombres al azar para ofrecer cortarles las uñas, escenificando el acto simbólico de acortarles las “garras” a unos desconocidos. En la sala los objetos son un juego de grandes cortaúñas y un recipiente con trozos de uñas, todo colocado sobre un pedestal. Da la sensación de que en la calle funciona bien como acción efímera pero puesto en la sala queda más como registro de performance.
Lo mismo cabría decir de la acción en la calle de Randy Rojas. Su tema es: ¿Cómo reaccionaría un hombre en la calle si se le acerca un joven, de formas algo delicadas, para obsequiarle una rosa roja? No es una joda que alguien filma desde una cámara oculta para que después se entretengan los usuarios en las pantallas de los bancos esperando su número de ticket para ser atendidos. No. Rojas lo propone como acción artística en la medida que interpela a la reflexión y pone a la luz los patrones sociales de la masculinidad, la homofobia, etc. Si hay algún conflicto, sucede en la cabeza de cada persona a la que esto le suceda, pues se sentirá mirado y juzgado por el Otro, el gran hermano que es la sociedad. Puesto en la sala, sin la interpelación directa del artista, el dispositivo queda más como registro.
Sombras sociables
Siguiendo un ejercicio sano que disfruto, que consiste en cambiarle de nombre a las obras cuyo título imagino de otra manera, me encontré con “¿Te reconozco? ¿Me reconoces?”, del artista Pedro Roda. En mi interior lo rebauticé “Sombras sociables”. Es probablemente entre todas las obra más coherente con la consigna general de la exposición. Ocupa todo un cuarto: en una pared se proyecta desde arriba la sombra de dos siluetas humanas moviéndose, mientras que en la pared perpendicular se proyectará la sombra del visitante que ingrese a la sala y se ponga en el medio. La cuestión no es que se puedan confundir las sombras, sino que el dispositivo funciona en la medida que el espectador hace algo, se relaciona con el espacio, poetisa con su silueta, hace extrañas coreografías, diálogos de sombras con las que aparecen a su lado, saliendo por supuesto de cualquier ensimismamiento.
Pandemia
Al salir del Museo de Arte Contemporáneo queda la sensación de que la exposición Estética de lo relacional le inyecta una bocanada de aire fresco a la oferta general de sus espacios. Probablemente lidia con algo difícil de lograr en el actual contexto de redefinición de las proximidades, con tan poca presencialidad de los más niños y los jóvenes por ahora. Mitzi Roda resalta que al Colectivo Estereotipados le resultaba desafiante plantear ideas de este tipo precisamente por los distanciamientos que han generado la pandemia y las restricciones sanitarias. Frente al fantasma del virus rondando por la ciudad y el mundo, una exposición que se centra en la generación de relaciones intersubjetivas. Una muestra de cómo la escena artística de Santa Cruz resiste y se mantiene viva a toda costa.
