“Cinco cuentos colombianos” de Eduardo Scott Moreno
Renata Eguino
El mundo de Eduardo Scott Moreno no tiene por qué ser nuestro, y sin embargo lo termina siendo. Bastan pocas frases para leerlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita, llena de obsesiones y de personajes cuyas historias acontecen en distintas ciudades de Colombia.
Cinco cuentos colombianos constituyen una novela de historias ensambladas delicadamente con una redacción transparente que se convierte en un sueño surreal permitiendo que el lector se despierte abatido, perturbado y obsesionado por narraciones e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza.
Eduardo Scott Moreno es uno de los narradores bolivianos más creativos y sorprendentes que me ha tocado leer, no sólo de la nueva literatura boliviana a cargo de escritores que han vivido su juventud en el boom latinoamericano, sino de la literatura actual.
Scott transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo oscuro buscando la sobriedad, la precisión y una mesura extrema en el uso de las palabras en todo lo que relate descripción. A través de estos elementos, es que nos da un paseo por el terror, la crónica y el humor, ahondando con sensualidad y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de la existencia.
El libro inicia con un prólogo escrito por Marcelo Paz Soldán, un especialista que da en el blanco de la mirada crítica de la obra. Paz Soldán explica en pocas palabras que Eduardo Scott Moreno logra con este libro hacer una relación extensa y profunda de las emociones, esperanzas y memorias que hacen al ser humano dentro de un fino uso del lenguaje, a veces, casi poético. Y también porque el desarrollo de los cuentos construye paulatinamente una unidad de significado y de intención que sólo se persigue en el conjunto de la historia como si fuera un conjunto de relatos que se articulan a medida que se avanza en la lectura que resulta siendo una exploración de sentidos, de emociones y de comprensión de una realidad holística.
Desde que empieza a desarrollarse la primera historia, Scott sabe recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Colombia. Sin darnos fechas exactas, nos columpia por una temporalidad moderna, cargada de ficción, muy parecida al tiempo macondiano de Cien años de soledad.
El libro Cinco cuentos colombianos empieza en una actualidad que perfila perfectamente la guía temporal para poder seguir leyendo los capítulos siguientes. El texto está marcado por guiños y evocaciones a aquellos compañeros de viaje a la locura del autor por la literatura de García Márquez, Jorge Luis Borges yWilliam Shakespeare, entre otros.
Esto permite disfrutar de una exquisitez para todo amante de las letras, consiente al que lee, permitiendo que a medida que se va revelando la trama de forma enigmática, se desarrolle un delicioso paseo por el sendero amarillo de los libros más importantes de la historia, creando lazos casi reales entre los personajes de Cinco cuentos colombianos, con los protagonistas de los libros a los que alude el autor.
Cinco cuentos colombianos narra la historia de distintos personajes que reflejan cualidades opuestas y que se encuentran en puntos de relación inimaginables, donde se ven envueltos en conflictos propios de su juventud y los lleva a percibir la inconsistencia que los habita. En un ambiente melancólico y desteñido, el libro es un viaje hacia ninguna parte o quizás hacia el interior.
Lejos de cualquier idealismo, el libro busca mostrar lo errante del humano, la vida atravesada por lo incorrecto, la realidad marcada por la informalidad, la indecencia y el contraste de éstos con el amor, la fogosidad y el destino. Es un reflejo limpio de lo que somos y de los lugares donde se desarrollan las historias.
Los intérpretes encarnan la complejidad de su contexto. Se diferencian por su carácter, por lo que atraviesan y por los factores que intentaron determinar su realidad. Confiar o temer. Morir o creer. Atarse al origen o buscar más allá. Incluso más allá de lo perceptible para los sentidos, más allá del mundo real. A pesar de esta narración fantástica que se difumina con la realidad, como un sueño. Los diálogos son naturales, realistas, una confección del tiempo y, ante todo, el espíritu de lo franco.
Cinco cuentos colombianos carece de pretensiones solemnes, no debela un mensaje político, más bien, refleja una visión propia de la realidad latinoamericana. Construye un ambiente familiar y emotivo. El retrato de la vida, las memorias, la conciencia y la magia.
Un libro para leer en cualquier ocasión, aunque aconsejo que sea en el sillón favorito del lector, con una lámpara amarilla y un whisky de preferencia un Royal Salute de 21 años de añejamiento.
