El cómic boliviano, una producción independiente
Sara Vera, Valeria Soliz, Lea Camacho
Laboratorio de periodismo UCB
Este año, en la 14 versión de la Feria Internacional de Libro de Cochabamba, la presencia de los cómics fue más evidente. Sin embargo, la producción nacional aún busca, por sus propios medios, difundirse y promocionarse para llegar a sus consumidores.
Uno de los estands con gran material nacional es el de la editorial Pseudogente, dirigido por Juan Pablo Cildoz, quien impulsa, promociona y difunde la nueva producción del cómic boliviano.
Cildoz comenta que, al empezar el cómic en Bolivia, éste “no era narrativo; era más humorístico, chistes sueltos y lo más que se armaban era de dos a tres viñetas”. En 1960, surgió la revista Cascabel, que tenía un apego a lo que se conoce como sátira política o mofa. “Desde entonces, el cómic nacional tuvo una construcción y reconocimiento algo lento a diferencia de las historietas de marcas reconocidas”.
La ilustradora paceña de la editorial de cómics Axcido, Rafaela Rada, menciona que el cómic boliviano es “joven” y hay desconocimiento en el medio, pues se lo asocia al estigma de que son productos literarios para niños, aunque abordan diversas temáticas.
Rada asegura que el cómic es uno de los mejores “vehículos para contar historias, para dar incluso cierta crítica social que integra tanto la literatura, el diseño gráfico y el arte plástico al mismo tiempo, donde uno se expresa bastante como artista”.
Grandes dificultades
Según Yecid, ilustrador de cómic boliviano, la principal dificultad en el desarrollo del mismo es la falta de conocimiento y apoyo de las personas, autoridades y colectivos, pero esto no detiene a los artistas.
Rada opina que una de las características primordiales en el cómic nacional es la producción independiente. “No tenemos grandes inversiones por parte de Gobierno, instituciones, comercios para sacar nuestros productos; la mayor parte lo hacemos editoriales pequeñas”. Cildoz explica que una de las problemáticas es que “las librerías no quieren consumir el material, siempre lo reciben en consignación y si no se vende te lo devuelven, no pasa eso con el material que le tienen que comprar a Random House”.
Yecid considera que la recesión que tuvieron durante la pandemia fue un gran problema debido a que el apoyo bajó y, con esto, la producción del cómic.
Abrirse paso
Los artistas, para desarrollar su labor, se abren varios caminos de visibilización. Algunos optan por la producción en editoriales como Pseudogente, El Kiosko, Axcido, entre otros, donde pasa un proceso de producción: guionización, adaptación, viñetización y, al final, el dibujo. Esto conlleva una tarea ardua. “La recolección de datos para una producción nos duró alrededor de tres años”, comenta Rafaela.
Otro camino va por la producción independiente, considerado más económico, optan principalmente por la publicación a través de plataformas de redes sociales, aunque se topan con problemas como el plagio.
Yecid afirma que “algunas publicaciones se hacen virales (…) pero al abordar temáticas políticas hemos llegado a recibir amenazas de muerte”.
Sobre el tema, Daniela Cebrera Miranda, ilustradora, manifiesta que “abordar temas sociales es importante, (...) debería haber más voces hablando de la situación actual de las personas”.
Las ferias y convenciones son los principales espacios gratuitos que tienen los autores independientes para socializar su trabajo.
“Se nos cobraba menos o se nos daban espacios gratuitos (...) lo que era buenísimo porque lo que ganamos con nuestra producción no es similar a lo que ganan las grandes tiendas, por lo cual no podíamos competir si estábamos en el mismo nivel”, comenta Yecid.
Por último, se encuentran los concursos que algunas veces posibilitan la publicación de los trabajos.
Muchas personas aprovecharon para comenzar con sus proyectos de cómic y poco a poco resurgen los espacios, como la Feria del Libro, que brindan un soporte a los distintos artistas bolivianos. Las productoras físicas de cómic fueron reduciéndose con el tiempo, pero aún sobrevive el espíritu artístico en el país.