“La elegida. Una aventura en la selva amazónica” de Isabel Mesa
Mariana Ruiz
De los 12 libros publicados por Isabel Mesa, nueve novelas, un libro de cuentos y una recopilación de leyendas (fuera de su extraordinario trabajo académico), La Elegida viene a ser una de las novelas más audaces y diferentes de nuestra literatura infantil.
No por los códigos QR, que permiten escanear y mostrar todos los animales y aves a las que se hace alusión a lo largo del libro. Tampoco por la trama, aunque ésta sea una de las pocas niñas que se adentra en la selva boliviana, entre los llanos de Moxos y el parque Madidi, para intentar luchar con fuerzas enormes; debido a que ella es la Elegida, con mayúscula. Ni siquiera por las grandes ilustraciones de la dama del cómic boliviano, la maravillosa Susana Villegas, que demuestra con talento su capacidad para ilustrar especies endémicas de nuestro país.
No, lo que hace extraordinaria esta novela es la enorme decepción que sufre la protagonista con los adultos. Aquellos adultos que no solamente le han ocultado la verdad de lo que sucede en el mundo (seguramente para protegerla), sino que, también, se han lavado las manos de las consecuencias de sus acciones. Es una decepción que atraviesa el libro como un rayo y conmociona a Belén —una niña con lentes, de 8 años, con un tremendo y temperamental carácter— y la cambia para siempre.
Me imagino que Greta Thunberg tuvo el mismo rayo iluminador a una tierna edad, cuando decidió, con el permiso de sus padres, dejar de asistir a clases los días viernes y en su lugar sentarse frente al parlamento de su país, demandando acción por el cambio climático. Ella, que a los 11 años ya era famosa, gracias a haber contribuido a crear el movimiento Fridays for the Future, sigue diciendo de manera clara y transparente lo que Belén descubre en su aventura amazónica: lo que estamos haciendo está mal, las consecuencias ya se pueden observar, y lo que los políticos prometen no es ni será suficiente.
La Amazonía está en peligro de muerte, y no son los animales quienes tienen la culpa. Si el taimado caimán actúa con rencor, y el feroz buitre con complacencia, reflejando en sus acciones actitudes humanas, no son ellos quienes han alterado el gran ritmo de la selva. Y es por eso que Belén, encomendada por el gran Bufeo Rosado, debe atravesar graves peligros, para encontrar al Poderoso: el jaguar, especie paraguas que bajo su manto protege muchas cadenas de seres vivos, y sin el cual la selva perdería su alma para siempre.
Con un diálogo muy rico en nuestra tradición literaria y nuestras culturas, especialmente la tacana, Isabel se aventura dentro de la selva y nos regala dos cosas: la capacidad de asombro de Belén y también su coraje, la decisión fundamental de hacer mejor lo que los adultos no pudieron o no quisieron hacer antes que ella.
