Fiesta y colorido en la fe al Tata Santiago, patrono de Anzaldo
Acaso por una cuestión de origen o simplemente por ser parte de un todo latinoamericano, el nombre de Macondo podría muy bien simbolizar el entorno socio-cultural de nuestra América.
El mismo nacimiento de su historia, la razón de ser y hacer de sus habitantes, el pueblito que dentro su arcano impenetrable preserva una figura mística, intocable, yo diría inmortal, nos atrapa en su seno para guiarnos por sus diversos pasajes.
Los pueblitos de provincia son así, mitad pasado, mitad presente, unidos a un futuro que no siempre se vislumbra prometedor. Esa es una combinación temporal que hace que sean mágicos, maravillosos, en donde el tiempo parece no haber transcurrido y los espacios se hacen interminables.
Más o menos a 25 kilómetros de la provincia Jordán, se encuentra la población de Anzaldo, una Villa intermedia entre valle y altiplano que cobija en su seno una tierra próspera, producto de sus pobladores pujantes y trabajadores.
El pasado 25 de julio, Anzaldo celebró la festividad de su santo patrono, Santiago el Mayor.
Entre la víspera y la festividad, media un tránsito ritual fantástico. La noche del 24, una gigantesca fogata recibe el advenimiento purificador de los fieles que se trasladan hasta Anzaldo para elevar sus ofrendas en memoria del que se dice, fue el discípulo privilegiado de Cristo.
Con un clima semi altiplánico, Anzaldo guarda dentro su arcano, secretos de incalculable valor subjetivo.
Tras la víspera, la trayectoria de la festividad se alza imponente en las diferentes fraternidades folklóricas que hacen su paso por sus calles angostas, su pequeña plazuela alberga a estantes y habitantes que, maravillados por la fe y la devoción al hijo de Zebedeo y Salomé y hermano mayor de Juan el Apóstol, beben, oran, suplican y se alegran en nombre de esa luz de esperanza que les traerá días mejores.
La aurora de los buenos augurios
La población de Anzaldo se encuentra más o menos a 60 kilómetros de la ciudad de Cochabamba. Una región caracterizada por tener actividades netamente agrícolas, producto de terrenos prósperos combinados con la fortaleza de sus habitantes que indudablemente contribuyen a que el pueblo posea una reputación positiva en cuanto a los diferentes productos que se cultivan, como ser: papa, trigo, cebada, maíz.
Con una superficie de 54.059 ha la población de Anzaldo se constituye en la segunda sección de la provincia “Esteban Arze”, por Ley de 18 de noviembre de 1912.
Sus límites están establecidos de la siguiente forma:
Al norte con Tarata, capital de la provincia Esteban Arze y Toco. Segunda sección de la provincia Jordán.
Al sud con la provincia Charcas, Segunda Sección Toro Toro.
Al este con la provincia Punata y Mizque, Segunda Sección Villa Eufronio Viscarra.
Al oeste con la p
ovincia Gral. Bilbao, Segunda Sección Acasio.
La población de Anzaldo se divide en tres secciones: Primer Contón la Viña, Segundo Cantón Quiriría y Tercer Cantón Sacabamba.
El eterno retorno de lo idéntico
Todo está acorde a la circularidad en el mundo andino, todo fluye, todo vuelve a ser, todo es un eterno comenzar. Ha terminado el ciclo agrícola, las cosechas ya se levantaron y es tiempo de dar gracias para dar inicio a una nueva etapa, preparando los terrenos en los que se volverán a cultivar.
Diabladas, tinkus y morenadas rinden pleitesía a Santiago el Mayor, mientras el estruendo de petardos y cohetillos magnifican la procesión en la que el Tata es llevado en hombros por varias personas. En cada esquina se detiene la procesión y se ora, sumisos y humildes tras una fe férrea. La mixtura y la chicha son elementos infaltables. Libando, ofreciendo y orando, la gente parece estar en trance, en una perfecta armonía entre cuerpo y espíritu, un respeto único hacia el Tata que, espada en mano, va montado en lomos de su caballo blanco.
Los aglomerados feligreses caminan lentamente, semejante a esas tradicionales procesiones en Santiago de Compostela, España, que rememora la fuerza y la tradición que situó a Santiago el Mayor en Jerusalén.
Ciertamente es una celebración heredada por los españoles, una combinación pagano religiosa que no tiene otra esencia más que la profunda fe al Tata. Esa sumisión hace que año tras año sea una de las fiestas más importantes e imponentes del Valle Alto.
Este año, Anzaldo recibió nuevos feligreses, aunque la crisis económica y la pandemia afectó en cierta manera la fiesta, esto no evitó que se derrochara alegría, colorido y mucha fe al Tata.
Cada año, al tercer día de la fiesta, se realiza el tradicional nombramiento a la persona o personas que “pasarán” la fiesta el próximo año, es el tradicional wich’uykunaku.
Este 27 la festividad de Santiago llega a su fin con la tradicional “Cacharpaya” o el Calvario, es la despedida a los visitantes, en esta oportunidad, se realizan una serie de ceremonias, religiosas y paganas.
Una vez más la fe, la devoción y la esperanza, se abrieron para recibir las bendiciones del Tata Santiago.