Los mexicanos se despiden de José José antes de ser enterrado en el panteón
Los restos del fallecido cantante José José llegaron ayer a la Ciudad de México, en donde se realizó un funeral de despedida en el Palacio de Bellas Artes y una emotiva y multitudinaria misa en la Basílica de Guadalupe. Luego fue trasladado a la Colonia Clavería y finalmente sus restos fueron sepultados en Panteón Francés .
Miles de fanáticos llegaron hasta estos puntos de Ciudad de México para despedirse del “Príncipe de la Canción”. Desde horas antes de que se abrieran las puertas en el Palacio de Bellas Artes, los admiradores esperaban pacientes por su ídolo entonando sus canciones con rosas rojas, discos y fotografías del astro en la mano.
La Basílica de Guadalupe fue la segunda parada de los restos del intérprete, donde ante una multitud su hija Marysol Sosa cantó en su honor una canción religiosa, después de la misa.
Luego, con lágrimas en el rostro, los fans recibieron las cenizas de José José en el popular barrio de Clavería, donde nació y vivió y hay una estatua en su honor, convertida en escenario de espontáneos homenajes, antes de su traslado a su última parada, el Panteón Francés.
El arribo de los restos desde Miami ocurrió tras más de una semana de pleitos familiares para definir el destino de su cuerpo, en los que tuvo que mediar incluso el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y en medio de una gran cobertura mediática plagada de desinformación.
Al final, la mitad de las cenizas se quedaron en Miami junto a la viuda del cantante, la cubana Sara Salazar, y la hija de ambos, Sarita Sosa, que radica en Homestead (Miami) y cuidó de José José el último año y medio de su vida. La otra mitad finalmente llegó a México.
El féretro brillante, con matices dorados y plateados, fue colocado primero justo al centro de la majestuosa escalera principal del Palacio de Bellas Artes, flanqueado por arreglos de flores y coronado por un gran cartel con la imagen del cantante mexicano y la frase “José José, qué triste fue decirnos adiós”, primer verso de “El triste”, la más reconocida de sus interpretaciones.
En Bellas Artes junto al ataúd estuvieron sus hijos mayores, José Joel y Marysol, junto a su madre Anel Noreña, su segunda esposa. Un ensamble de músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional y cuatro cantantes líricos ejecutaban, en tanto, “La nave del olvido”, uno de sus primeros éxitos.
Los restos habían arribado unas dos horas antes en un avión militar mexicano, que aterrizó en el hangar presidencial.