El nuevo sindicato de Google se centra en razones éticas
El lunes los empleados de la tecnológica estadounidense Google y otras unidades de su empresa matriz Alphabet anunciaron la creación de un sindicato, intensificando un período de activismo dirigido a los gigantes de Silicon Valley.
El Alphabet Workers Union, afiliado a Communications Workers of America, tiene como objetivo representar a los trabajadores bien remunerados del sector tecnológico, así como a los empleados temporales y contratistas, según un comunicado.
El nuevo grupo laboral se centra no sólo en los salarios y los beneficios como la mayoría de los sindicatos, sino que también pretende tener un papel en las decisiones éticas del gigante tecnológico y en la protección contra despidos arbitrarios por activismo.
“Esperamos crear un proceso democrático para que los trabajadores ejerzan el poder de toma de decisiones; promover la justicia social, económica y ambiental; y poner fin a las desigualdades injustas entre TVC (temporales, proveedores y contratistas) y FTE (empleados de tiempo completo)”, remarcó el sitio web de la agrupación.
A fines de diciembre, el sindicato tenía unos 200 miembros.
Las grandes empresas de tecnología, que ofrecen una compensación generosa a los ingenieros de software y otros trabajadores calificados, han evitado en gran medida los impulsos gremiales de sus plantillas, aunque se han enfrentado a un creciente malestar por problemas en los lugares de trabajo en los últimos años.
En Amazon, que tiene decenas de miles de trabajadores en sus depósitos, las campañas se han centrado en las condiciones laborales y la seguridad durante la pandemia.
Uno de los catalizadores en Google fue el reciente despido de Timnit Gebru, una investigadora de ética de inteligencia artificial y abierta activista de diversidad. La compañía también enfrentó una reacción violenta de los empleados por su participación en un proyecto del Pentágono conocido como Proyecto Maven, que Google finalmente concluyó.
Desde 2018
En 2018: Para una compañía cuyo lema es “Don’t be evil” (algo así como no seas malo) involucrarse en un proyecto que puede ayudar al Pentágono a mejorar la precisión de sus ataques militares con drones puede suponer todo un dilema.
Esa, en parte, es la razón por la cual unos 3.100 empleados de Google firmaron en 2018 una carta abierta para pedir a su director ejecutivo, Sundar Pichai, que ponga fin a la participación de la empresa en el llamado Proyecto Maven.
“Creemos que Google no debería participar en el negocio de la guerra. Por ello, pedimos que se cancele el Proyecto Maven y que Google escriba, haga pública y ponga en vigor una política clara que establezca que ni Google ni sus contratistas construirán jamás tecnología de uso bélico”, señalan los firmantes en el texto.
Despido
La investigadora de Google Timnit Gebru recibió un email a principios de diciembre, mientras estaba de vacaciones. “Aceptamos tu dimisión inmediatamente, desde hoy”, le escribió una vicepresidenta de la compañía. El problema es que Gebru no había dimitido, solo había dicho que lo haría en el futuro si no se cumplían unas condiciones. La decisión había sido provocada aparentemente por un correo interno en el que criticaba la censura de un artículo académico. Y fue en seguida a Twitter a contarlo: “Me han cortado el acceso a la cuenta corporativa. Me han despedido fulminantemente”. “Me siento mal por mis colegas, pero para mí es mejor conocer la bestia que hacerlo ver”, añadió en otro tuit.
Desde ese día, y hasta el pasado viernes, 2.351 empleados de Google y 3.729 académicos de todo el mundo han firmado una carta en apoyo de Gebru. El presidente ejecutivo de Google, Sundar Pichai, ha escrito un email a todos los empleados, donde decía querer recuperar la confianza de sus trabajadores, pero sin pedir disculpas. La comunidad global de ingenieros e investigadores dedicados a la inteligencia artificial sostiene desde entonces un debate sobre los límites de la investigación financiada por grandes empresas y el papel de Google como compañía, que ya se ha quitado toda máscara tras abandonar su ingenuo eslogan original de “no seas malo”.