Voluntariado. El compromiso para el cuidado de la fauna silvestre en cautiverio
Fabiana V. Molina Rojas
Laboratorio de Periodismo UCB
Hoy se conmemora el día Internacional del voluntario. Esta conmemoración es para agradecer los esfuerzos por parte de los voluntarios y sus organizaciones, además de dar a conocer los frutos de esfuerzo y promover sus valores a la sociedad. En esta oportunidad, Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY), una ONG boliviana dedicada a la educación ambiental y al cuidado de vida silvestre que estuvo en cautiverio, nos comparte su experiencia.
Era 1980 cuando un grupo de voluntarios invertía su tiempo en ayudar a jóvenes, hijos de mineros, para que puedan tener habilidades comerciales. Después de una excursión a Coroico con los chicos, su interés se volcó a las consecuencias negativas de la tala y quema de árboles. Su aventura con el cuidado de animales en cautiverio nació a causa del rescate de un mono araña en Rurrebaneque. El animal era obligado a consumir bebidas alcohólicas.
Al no haber un centro que se dedique al cuidado y restauración de los animales silvestres a su hábitat, el grupo de voluntarios empezó a movilizarse y abrió el suyo.
“Después de mucho trabajo, pudieron lograr encontrar la cesión de tierras del parque Machía, y se volvió el primer centro de rescate de fauna silvestre en Bolivia. Es ahí que se asentaron y empezaron a cuidarlos. Ellos eran amantes de los animales, pero sin muchas herramientas. Así que se especializaron en la rehabilitación de la vida silvestre”, cuenta Andre a Benavente, directora de comunicaciones y relaciones institucionales de CIWY.
El espacio quedó pequeño para albergar a todos los animales que habían rescatado. Mediante el apoyo de instituciones internacionales y exvoluntarios, lograron adquirir tierras para dos santuarios más: Ambue Ari y Jacj Cuisi.
CIWY ha recibido reconocimiento por su trabajo y, además de visitas de personas de muchas partes del mundo, tienen el mérito de ser la primera organización en Bolivia en implementar un programa de voluntariado en el país.
Antes de los conflictos sociales de 2019 y la pandemia, CIWY lograba mantenerse con un 80 por ciento de los aportes de los voluntarios y con un 20 por ciento con el aporte de ayuda internacional, sobre todo con FIWY, una organización que nació por exvoluntarios del Reino Unido. No obstante, eso ha cambiado.
“En la pandemia esto se ha volcado, los ingresos son un 80 por ciento por convenios nacionales e internacionales, y campañas que tenemos. El otro 20 por ciento, por los voluntarios. Este último mes han estado llegando voluntarios regularmente, pero ahora, con la nueva variante del virus, no sabemos cuánto vaya a afectar. Estamos tratando de mantenernos a flote porque cuidamos a más de 500 animales”, comenta Benavente.
El trabajo que realizan los voluntarios se centra en la alimentación de los animales y la limpieza de las diferentes áreas de los santuarios. Las actividades para la restauración de los mismos a su hábitat deben ser sin humanizarlos, ya que esta conducta es tóxica para ellos. No obstante, los vínculos que logran los voluntarios con los animales y entre ellos es muy grande.
Diego Guardia, exvoluntario de CIWY, menciona que: “A mí siempre me encantaron los animales y buscando refugios de animales en Bolivia encontré a CIWY. Mi experiencia con CIWY ha sido muy hermosa, todas las personas ahí han sido como una familia, por algo se le llama comunidad. Me ha gustado tanto la experiencia que estoy volviendo a ir a fin de año”.
Para ser voluntario del centro, además del aporte económico, se piden algunos requisitos: tener más de 18 años, hablar inglés o español, vacuna contra la fiebre amarilla, estar en condiciones para trabajar en ambientes cálidos y húmedos, y, sobre todo, tener muchas ganas y pasión para ayudar a los animales.
A causa de la pandemia, se ha requerido el certificado de vacunación y para los extranjeros un seguro contra la Covid-19. A los bolivianos se les recomienda contar con uno; sin embargo, Guardia considera que no es necesario, ya que “tienen buenas medidas de seguridad. La primera semana que estuve ahí tuve que hacer cuarentena, no tuve contacto con nadie, sólo para que me dieran la comida. Después me hice la prueba de antígeno y recién pude trabajar. Ahora también te piden tu certificado de vacunación contra la Covid para hacer el voluntariado”.