El SUS arranca con debilidad y se muestra insostenible ante la realidad de la salud en Bolivia

14/01/2019

Con dudas sobre una ley específica, sin hospitales de cuarto nivel y en medio de un escenario electoral que va en crecimiento, el Sistema Único de Salud (SUS) arrancó en Bolivia con la inscripción de ciudadanos y el objetivo del Gobierno de ponerlo en funcionamiento desde el próximo marzo.

Cubriendo "lo básico" con 1.200 prestaciones médicas y 257 productos en los hospitales, el SUS comenzará con un presupuesto de 200 millones de dólares.

Todo comenzó el pasado 4 de septiembre, cuando el presidente Evo Morales anunció que un “seguro universal de salud” sería implementado desde 2019. "Vamos a implementar desde el próximo año el seguro universal de salud gratuito con recursos económicos del Tesoro General de la Nación, con la plata fiscal y no con la plata de los trabajadores", dijo.

Ahora la implementación se desarrolla en medio de contradicciones ya que el Gobierno asegura que el SUS “no es un seguro” sino un medio que permitirá la “reorganización del sistema público de salud” con una “implantación progresiva”.

Sin embargo, tiene los mismos objetivos que un seguro universal de salud pero con limitaciones, falencias y dudas sobre su sostenibilidad. Varias voces del sector salud que rechazan la implementación, aseguran que se trata solo de una promesa electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS).

EL RECHAZO EN EL PAÍS Y LO QUE SIGNIFICA UN SEGURO UNIVERSAL DE SALUD

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Los médicos que rechazan este sistema, exigen 2 mil millones de dólares para poder llevar adelante un seguro universal sostenible. Piden que se suba el presupuesto para la salud con relación al Producto Interno Bruto (PIB) del 6,5 al 10 por ciento.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea la Cobertura Sanitaria Universal (CSU), un sistema que implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan sin problemas financieros para pagarlos.

La OMS dice que un seguro de salud universal sostenible debe abarcar “toda la gama de servicios de esenciales de calidad, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos”.

“La CSU permite a todos acceder a servicios que atienden las causas más importantes de las enfermedades y la muerte, y asegura que la calidad de esos servicios sea suficientemente buena para mejorar la salud de las personas que los reciben”, señala la OMS.

Con el SUS el Gobierno quiere que 5.800.000 bolivianos que no tienen un seguro de salud tengan acceso al servicio; sin embargo, la realidad en los centros de salud públicos muestra hospitales colapsados, falta de ítems y carencia de insumos.

Esta situación se refleja en el hospital Viedma de Cochabamba. Según las estadísticas de este centro de salud de tercer nivel, en 2017 se atendió en emergencias, a 11.086 pacientes; en consulta externa, a 64.092, y en cirugías, a 3.710 pacientes, cuando la capacidad es del 50 por ciento de estas cifras.

La dirigencia médica vaticina que el SUS mostrará que la atención está fragmentada y que pretende utilizarse como campaña electoral del MAS para la cuarta repostulación del presidente Morales.

En Bolivia las personas con situación económica estable logran acceder a la atención privada y la mayoría de los trabajadores cuenta con la seguridad social; pero el sector público aún no logra ser atendido integralmente en los 32 hospitales de tercer nivel y 77 de segundo que tiene el país.

LA REALIDAD DE COCHABAMBA REFLEJA LO QUE SUCEDE EN TODO EL PAÍS

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La OMS indica que son necesarios cerca de 23 médicos y enfermeras por cada 10.000 habitantes para que la atención sea oportuna y adecuada.

El secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes), Carlos Nava, afirmó que en Cochabamba existen seis profesionales por cada 10.000 personas, dentro del sistema público.

Bajo esta lógica, en Cochabamba deberían haber 20 mil médicos trabajando en todo el departamento, de los cuales el 60% deberían ser médicos generales y el restante 40% especialistas.

La OMS también señala que por cada cama, en un hospital de tercer nivel, debe haber un médico especialista, una enfermera, un camillero, un auxiliar de enfermería y un paramédico.

En Cochabamba existen cerca de 1.700 profesionales en salud, de los cuales unos 700 son especialistas y médicos generales.

Nava afirmó que seis hospitales de tercer nivel iguales al hospital Viedma, al menos un hospital de cuarto nivel y 5.000 ítems exclusivos para profesiones en salud, permitirían la implementación del SUS en Cochabamba.

La situación que vive Cochabamba se refleja en otros departamentos. Varios hospitales de la Paz y Santa Cruz igual muestran salas colapsadas todos los días.

Pero la situación es aún más crítica puesto que Oruro solo cuenta con un hospital público de tercer nivel al igual que Potosí. En Beni y Tarija, respetivamente, son solo dos centros de tercer nivel públicos, mientras que en Pando únicamente hay un nosocomio público de segundo nivel.

EL GOBIERNO ARGUMENTA SOLIDEZ EN MEDIO DE FALENCIAS

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Para el Gobierno del MAS, uno de sus mayores logros en la salud pública del país es el hecho de haber multiplicado nueve veces el presupuesto de salud, desde el 2005, cuando Evo Morales asumió su primer mandato.

Antes del 2005 la inversión era de 180 millones de dólares y ahora son 1.559 millones. En este contexto, el vicepresidente, Álvaro García Linera, pidió en reiteradas oportunidades a los médicos que se oponen al SUS, que dejen al Gobierno “dar el primer paso” para luego invertir “adecuadamente” y lograr atender a las 5.800.000 personas que no tienen un seguro médico en Bolivia.

El Gobierno considera importante comenzar el SUS con 8.000 médicos, con cuatro hospitales de cuarto nivel y 12 nuevos de tercero. Sin embargo, la realidad es otra puesto que no existe un solo hospital de cuarto nivel en Bolivia.

El Gobierno anunció en 2015 un “Plan de Hospitales” para fortalecer todo el sistema de salud público del país. Se trata de 45 nosocomios: cuatro de cuarto nivel, 11 de tercer nivel y 31 de segundo, con una inversión que supera los 1.624 millones de bolivianos.

El plan gubernamental contempla hospitales de cuarto nivel: en Cochabamba, de Oncología; un Instituto Gastroenterológico, en La Paz; uno de Cardiología, en Tarija; y de Neurología-Nefrología en Santa Cruz.

Los cuatro hospitales de cuarto nivel fueron la apuesta más importante del Gobierno para el sector. Muchos médicos creen que con estos centros se solucionarían varias carencias de la salud en el país; sin embargo, todo esto está lejos de ser una realidad.

Con una inversión de 105 millones de dólares estaba contemplada la construcción del Instituto Oncológico de cuarto nivel en el municipio de Tolata, en Cochabamba. Pero la obra fracasó después de observaciones hechas al proyecto de preinversión y diseño.

Para este moderno centro de salud están pensadas especialidades como gastroenterología, ginecología, hematología, oncología clínica, endocrinología, geriatría, cirugía reconstructiva, entre otras.

En abril pasado se lanzó una nueva convocatoria para la ejecución bajo la figura “llave en mano” en el diseño, ejecución y puesta en marcha del proyecto. Se confirmó el inicio de obras para este año pero no hay fecha ni contrato.

En Tarija se planificó la construcción del Instituto Cardiológico con una inversión de 152 millones de dólares. Las negociaciones para conseguir a una empresa que ejecute el proyecto fracasaron dos veces durante el 2017.

Tras el fracaso se decidió cambiar la modalidad del proyecto "llave en mano" para licitar solamente el diseño. Sin embargo, hasta la fecha no existen avances positivos y Tarija tampoco cuenta con un hospital de cuarto nivel.

Por otro lado, con una inversión de 72 millones de dólares, en La Paz estaba prevista la construcción de un Instituto Gastroenterológico de cuarto nivel. Esto no se concretó.

Ante el un nuevo fracaso, el Gobierno firmó en julio del año pasado un contrato por más de $us 100 millones para la construcción del Instituto Gastroenterológico. Se prevé concluir este centro de salud en unos tres años, aunque no existe información sobre los avances.

En Santa Cruz, con una inversión que supera los 242 millones de dólares, se anunció la construcción del Instituto de Neurología y Nefrología. Aún no hay avances y no se ha emitido ningún documento que garantice la construcción del este hospital de cuarto nivel.

Ante estos cuatro fracasos importantes, el año pasado se emitió el Decreto Supremo 3139 para declarar prioridad la construcción de 18 centros con fondos del Tesoro General de la Nación (TGN) a través de contrataciones directas.

Mientras se vive este panorama en el país, el Ministerio de Salud enviará esta semana el proyecto de ley del SUS a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) a la espera de que la medida sea tratada inmediatamente. La nueva norma reemplazará a la Ley 475 de Prestaciones de Servicios de Salud Integral, vigente desde 2013.

A pesar de las dudas e incertidumbres, muchos bolivianos depositan su confianza en el SUS y esperan que se salde una deuda histórica  con las más de 5 millones de personas que no tienen acceso a la salud pública y gratuita.  

 

Créditos redacción: 

Redacción y recursos multimedia: 
Christian Burgos

Créditos fotografía: 

Fotos: 
Martín Numbela