Violencia sexual comercial: el monstruo invisible que devora niños/as y adolescentes

02/03/2020

Tenía las uñas y labios pintados de rojo, uno de sus colores favoritos pero que ya no le gustaba tanto, iba de la mano con el sujeto que le había jurado protegerla con su vida. Caminaba cansada, tenía sueño, solo pensaba en que la noche se acabe y ver el sol salir por la ventana rota y sucia de su habitación.

Tocaron una puerta, ¡Servicio a la habitación! dijo con voz burlona Fito (nombre ficticio), quien la llevó a aquel lugar. Camila (nombre ficticio), con solo 12 años ya sabía muy bien lo que esas palabras significaban.

La recibió un hombre grande y robusto, ella lo veía enorme. Se despidió de Fito con una leve sonrisa. Aquel hombre la tomó de la muñeca y la introdujo a la habitación, ahí le dio diferentes bebidas alcohólicas y le dijo que se veía muy “sexi”, ella le sonrió, tal como le habían enseñado, pero en su mirada solo había miedo y tristeza.

Se recostó en la cama y cerró los ojos, imaginando el amanecer que le gustaba tanto.

Camila es una de los millones de niñas que viven esta escena en todo el mundo, todos los días: abuso sexual, violación, violencia sexual comercial.

La problemática crece porque existen "violentadores sexuales" que buscan cualquier tipo de actividad sexual con menores de edad, y funciona como si se tratara de la ley de oferta y demanda, básica de la economía del mercado.

Se tiene a un “cliente” (violentador sexual) que al buscar el contacto con los niños/as y adolescentes, genera una “demanda” (requerimiento de un producto). Alguien, (proxenetas, tratantes, traficantes) le ofrece un “producto” (niñas/os y adolescentes víctimas de violencia sexual comercial). Y esta dinámica se va repitiendo constantemente expandiendo el alcance de víctimas.

Sin embargo, las estadísticas no reflejan la gravedad y realidad de esta situación debido a que, en Bolivia, existe una mala tipificación sobre el delito y, muchas veces, es tratado como un caso más de abuso sexual o trata y tráfico de personas.

Actualmente, existen instituciones y fundaciones que mediante proyectos y programas intentan luchar contra la violencia sexual comercial que parece no tener fin. Pero ¿cuál es la situación real de la violencia sexual comercial en nuestro contexto? ¿Qué leyes y/o normas protegen y sancionan a los involucrados?

Violencia sexual comercial

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¿Qué es?

La violencia sexual comercial es un delito conexo a la trata y tráfico de personas que es cometido cuando una persona paga en dinero, especie o favores a un menor de edad o a una tercera persona para “incurrir en un acto sexual (uso de órganos sexuales), erótico (uso de los otros sentidos para una satisfacción sexual) y/o pornográfico (grabación o perpetuación de una imagen sexual) con un menor de edad”, según explica María Cadima, abogada de la Defensoría de la niñez y adolescencia de Cochabamba. Se habla de violencia sexual comercial cuando las víctimas son específicamente niños, niñas y adolescentes (NNA).

“La diferencia radica en que el delito de violencia sexual comercial sanciona a quien ‘paga’ por cualquier actividad sexual. Sanciona el delito de pagar”, detalla Ariel Ramírez, miembro de la fundación Munasim Kullakita.

Sin embargo, pese a ser un delito que castiga a uno de los principales personajes que promueven la violencia sexual comercial (violentador sexual), muchas veces es tipificado simplemente como intento de violación, violación o trata y tráfico lo que dificulta tener estadísticas reales o proceder judicialmente contra los verdaderos autores del delito.

“Es el delito más invisibilizado porque muchas autoridades desconocen la existencia del delito y desconocen que está dentro el código penal y eso se lleva a que confundan el delito con violación, tentativa de violación, corrupción de menores y estupro”, expresa Cadima.

El 2018 la Organización Internacional del Trabajo, mediante un informe, reveló que 6.3 millones de niños son víctimas de trata y tráfico en todo el mundo.

Según un informe realizado por el gobierno de EEUU, el 2019, en Bolivia se registraron casi 400 casos de trata y tráfico de personas.

La Unicef señala que la mayoría de las víctimas son objeto de trata con fines de explotación sexual.

¿Cómo funciona la violencia sexual comercial?

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La violencia sexual, más allá del violentador sexual tiene a otros personajes clave:

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Formas de captación

Las redes sociales son uno de los canales principales para captar nuevas víctimas de la violencia sexual comercial, según coincidieron los expertos consultados.

“Las redes sociales juegan un papel importante para captar personas mediante ofertas y relaciones que se pueden generar dentro la red social. Esto puede ocurrir mayormente en entornos donde el círculo de prevención familiar está ausente, no existe comunicación con los papás”, señala Cadima.

Otras formas de captación comunes son las ofertas de trabajo, agencias de turismo, modelaje y empleos. También existe la forma de captación por enamoramiento, cuando un sujeto se gana el cariño y confianza de la víctima para chantajearla y obligarla a realizar acciones que la lleven a una violencia sexual comercial.

Ramírez explica que también existe la forma de captación de víctimas de par a par. “Para quienes están en la dinámica de la violencia sexual comercial, identifican a otros adolescentes en colegios, discos y con contacto personal les convencen que entren en la misma dinámica”.

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Situaciones de vulnerabilidad

Para que se genere violencia sexual comercial, los tratantes, proxenetas y sobre todo los violentadores sexuales buscan a menores de edad que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad para lograr su cometido.

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Recursos dentro la dinámica

Expertos consultados, indican que luego de captar a una víctima existen varios recursos para mantenerlas en la dinámica de la violencia sexual comercial.

Cadima explica que el más común es la manipulación sicológica y emocional, que se intensifica cuando la víctima es trasladada fuera de su círculo de confianza, donde no puede contactarse con personas que la guíen o ayuden.

En muchas ocasiones, las víctimas son inducidas por sus mismos pares o proxenetas para tener actividades sexuales con los violentadores sexuales. En otros casos les hacen consumir alcohol u otro tipo de sustancias para que no puedan oponerse a los actos que les obligan a realizar.

“En un inicio tienen un rechazo a la figura masculina para tener actividad sexual, son inducidas por sus mismos pares o proxenetas. Para que no sientan asco de estar con un adulto. les obligan a consumir bebidas alcohólicas o sustancias sicoactivas y en este caso les hacen consumir inhalantes o marihuana”, cuenta Ramírez.

Una cicatriz que duele

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Gabriela Arraya, psicóloga de la Defensoría de la NNA detalla que las víctimas de abuso o violación sexual sufren de efectos negativos que pueden arrastrar por años. Sin embargo, quienes han sufrido violencia sexual comercial pueden tener consecuencias aún peores.

Un informe de Unicef sobre “Abusos sexuales y embarazo forzado en la niñez y adolescencia” (2018) indica que los efectos de los abusos sexuales dependen de los distintos contextos en los que se producen, como la edad de la víctima, el tipo de vínculo con su agresor y las relaciones con su entorno.

Unicef explica que los abusos pueden dar lugar a vivencias traumáticas de carácter crónico con consecuencias inmediatas o de largo plazo. Sin embargo, los NNA que son o fueron víctimas de violencia sexual comercial, tienen efectos similares, pero con agravantes “ya que se trata de abusos reiterados, en contextos de presiones y violencias que generan procesos de modificación física y psíquica”.

Por lo que es muy diferente atender y reintegrar a víctimas de violencia sexual y violencia sexual comercial, ya que en esta última existen factores que dificultan una rehabilitación, como la dependencia a sus agresores.

Según Cadima, en muchas ocasiones, la víctima se considera criminal o al ser rescatada asegura que la están separando de quienes la “protegían, daban trabajo o alimento” por el fuerte lazo que se puede generar por la manipulación de sus tratantes hacia las victimas.

“Es muy distinto atender a una víctima de trata que a una víctima de violencia sexual comercial. La victima de trata tiene secuelas síquicas muy marcadas y profundas, pero tiene el apoyo de la familia porque la estaban buscando. La mayoría de las víctimas de violencia sexual comercial han roto vínculos con su familia, por diversas situaciones han salido de ese contexto y han perdido el apoyo de sus familias”, explica Ramírez.

Arraya explica que las consecuencias son extremadamente dañinas y en muchos casos irreparables.

“Cuando llegan a la adolescencia hay intento de suicidio, bulimia, anorexia, hipersexualización infantil, adolescentes que tienen vida sexual activa antes de tiempo, embarazo adolescente, no cuidan su cuerpo, no hay una consciencia real”, asegura.

Cadima, Ramírez y Nicolas Keven Giry, coordinador de Cochabamba del programa Protejeres, coinciden que una de las consecuencias más graves es que las victimas naturalizan la explotación sexual de su cuerpo, generando otras consecuencias.

“Han naturalizado la explotación de su cuerpo, piensan que es una forma de conseguir dinero, van construyendo hábitos y conductas relacionadas a eso”, explica Ramírez.

Keven asegura que esto afecta de gran manera a la autoestima y autoapreciación de las victimas pues se llegan a considerar como objetos.

“Se afecta de gran manera la autoestima. Ellos (víctimas) piensan: ‘No valgo más que eso’, ‘no merezco más’, ‘es mi culpa’”, relata.

Estas son algunas consecuencias:

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Reintegración, fundaciones y proyectos

Actualmente, existen diferentes fundaciones y proyectos que trabajan en investigación de la violencia sexual comercial y en la reintegración de las víctimas.

Entre ellos se encuentran:

Sayari Warmi: Es una organización en Cochabamba que realiza procesos terapéuticos de mínimo tres meses y máximo seis.

Fundación Munasim Kullakita: Es una organización no gubernamental y sin fines de lucro, presente en Bolivia desde el año 2008. Se enfocan en guiar, acoger y acompañar el desarrollo de un proyecto de vida de las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual comercial.

Vuela libre: Es un movimiento conformado por organizaciones de la sociedad civil, organizaciones de activistas, voluntarias/os, organizaciones de base, colectivos y personas comprometidas con el tema. Busca que las niñas, niños y adolescentes ejerzan su derecho a vivir libres de violencia sexual comercial.

Protejeres: El Programa Tejiendo Redes Seguras contribuye a la lucha contra la trata de personas y la violencia sexual comercial. Es un programa implementado por cuatro organizaciones: Fundación Educación y Cooperación (Educo), Fundación Munasim Kullakita, Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local y la Fundación Estrellas en la Calle, con el financiamiento de la Cooperación Española.

Instituciones gubernamentales y municipales: Las defensorías de la niñez y adolescencia de cada municipio y la División de Trata y Tráfico de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen.

Lucha contra la violencia sexual comercial = David contra Goliat

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Pese a la existencia de leyes que sancionan este delito, fundaciones, organizaciones y proyectos que luchan contra la violencia sexual comercial, hay muchas falencias que impiden una lucha frontal contra este delito que crece exponencialmente.

La falta de compromiso de las autoridades, falta de presupuesto, escasez de instituciones y organizaciones especializadas y la actitud de la sociedad, son algunos de los factores que ahondan esta problemática.

En el aspecto social, Cadima explica que es netamente responsabilidad de la sociedad que no se considere el delito de violación sexual comercial como una situación de gravedad. A su vez, asegura que el machismo y la desinformación también son las principales falencias para hacerle frente a este delito.

“El machismo es elemental, el que la mujer sea vista como un objeto, que el servicio sexual sea común. Normalizar que el símbolo de belleza sexual se considere el símbolo a un joven”, expresa.

En este sentido, se puede evidenciar que, en los anuncios de servicios sexuales, resaltan mucho las palabras “joven”, “iniciante”, “señorita”, entre otros, haciendo referencia a la edad y “pureza”.

Presupuesto

Ramírez apunta como principal falencia, la falta de presupuesto destinado a cumplir las leyes, trabajar en capacitaciones y rehabilitar a las víctimas.

“Las instituciones que trabajan en el tema se cuelgan del presupuesto de la Ley Nº 348: Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Que es la única que tiene recursos”.

Mala tipificación

La falta de capacitación en autoridades o funcionarios provoca que el delito se tipifique como cualquier otro, dejando “libres” a los principales agresores para que la situación continúe en ascenso.

“Es el delito más invisibilizado porque muchas autoridades desconocen la existencia del delito y desconocen que está dentro el código penal y eso se lleva a que confundan el delito con violación, tentativa de violación, corrupción de menores, y estupro”, detalla Cadima.

El miembro de Protejeres explica que la mala tipificación llega también a jueces que determinan y realizan una reintegración que no es compatible con lo que la víctima sufrió realmente.

“Los mismo jueces y autoridades policiales caen en eso (mala tipificación del delito). Cuando lo tipifican solo como abuso sexual la víctima es apoyada de otra manera y cuando no se realiza la reintegración adecuada lo más probable es que recaiga en la misma dinámica”, indica.

Falta de mecanismos de acompañamiento y seguimiento

Keven Giry indica que la falta de un sistema eficiente para la atención de las víctimas y sus procesos provoca que éstas peregrinen demasiado tiempo buscando justicia al punto de cansarse y abandonar el caso. Esto da hincapié a que los autores del delito sigan operando y captando a nuevas víctimas.

“Una vez que se agarran casos, no existe una ruta crítica para manejar a las víctimas. Ejemplo: yo agarro el caso, conozco lo que la pasó a la víctima, hago el informe para la Defensoría de la niñez y adolescencia ahí vuelven a hacerle pruebas y entrevistas. Se realiza la denuncia, y la victima tiene que volver a contar todo lo que ha vivido lo que provoca que viva una y otra vez el trauma y se genere revictimización”, explica.

Sigue: “La victima se cansa y ya no quiere seguir y abandona el caso. Ahí se pierden estadísticas, datos y perdemos personas”.

Niños varones a la deriva

Los niños varones que son víctimas de violencia sexual comercial tienen el panorama más complicado ya que no existe ningún centro especializado en ellos y muchas veces son quienes niegan realizar una denuncia por miedo a ser estigmatizados como homosexuales, según informa Ramírez.

“Se antepone la ideología de homosexualidad que perjudica la atención y no quieren denunciar estas agresiones porque tienen que miedo de ser estigmatizados. Bajo este parámetro estamos en una situación muy crítica”.

Hipersexualización de niños, la mecha que enciende la pólvora

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Las niñas son la población a la que con mayor frecuencia se les maquilla, viste e incluso hace bailar ritmos con letras de alto contenido sexual. En películas, redes sociales, productos publicitarios, es muy común ver a menores que parecen mujeres adultas.

Expertos señalan que la hipersexualización provoca que los NNA sean vistos como objetos de deseo sexual. Además, aseguran que esto tiene efectos negativos en los menores que van “saltando” etapas que permiten su correcto desarrollo.

“La hipersexualización pone como un objeto de deseo a lo puro, a lo pequeño, a lo que no tiene experiencia y facilita a la sociedad a reconocer como normal que una niña baile reguetón, que sea reina de belleza porque se la está asociando con un objeto de deseo general, que es una mujer”, comenta Cadima.

Desde la sicología, Arraya explica que un NNA necesita desarrollarse en su tiempo.

“La integridad sexual de los niños debe ser un tema de conciencia en los padres. Muchas veces son ellos los primeros en exponer de esa manera sus hijos. Los NNA no necesitan participar en concursos de belleza o subirse a pasarelas. El niño necesita desarrollarse a su tiempo”.

Por su parte, Ramírez explica que la hipersexualización es la que genera que exista una “demanda” de violentadores sexuales que buscan tener contacto sexual con los menores.

“Niñas reinas de belleza, disfrazadas como adultas, con trajes de baño genera morbo en los adultos que se traduce en consumo, generando la demanda”.

Pese a este panorama, existen avances ya sea desde la conciencia de los padres de familia, hasta el accionar de las autoridades.

En La Paz, se promulgó la Ley Municipal de Prevención y Protección de la Integridad Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes que prohíbe los concursos de belleza para niños, niñas y adolescentes; la realización de desfiles de moda en la que participen menores de edad; la publicidad que utilice la imagen de niños, niñas y adolescentes con mensajes sexuales o eróticos; de igual forma quedarán fuera de las fiestas de cumpleaños las canciones de regaetón con contenidos adultos.

Sin embargo, esto no se repite en todas las regiones del país.

Una sociedad que suma

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Tras estos datos que parecen ser solo la punta de un iceberg, ¿Qué se puede hacer como sociedad para enfrentar este delito y proteger a los NNA?

Estos son algunos consejos de los expertos:

Violencia sexual comercial: el monstruo invisible que devora niños/as y adolescentes

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¡Cuídate y denuncia!

La violencia sexual comercial no tiene espacios definidos ni discrimina color, religión o creencias. Depende de cada individuo cuidarse y cuidar a los demás para no ser víctima de este delito.

El movimiento Vuela Libre realizó en 2017 una guía para prevenir ser víctima de violencia sexual comercial.

La psicóloga de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia asegura que la denuncia es un acto de amor que ayuda a prevenir más víctimas.

“Lo más importante es hacer una denuncia, poner en conocimiento a las autoridades, no solo para ayudar a la víctima si no a las posibles víctimas. Denunciar es romper la cadena de abuso”, asegura.

Si eres o conoces a alguna víctima de trata y tráfico de personas. ¡Denuncia! No estás solo/a. Llama al:

80014026 - 800140206

Hanna Barczyk

Los efectos que la violencia sexual comercial tiene en las víctimas van más allá de lo que uno puede imaginar. La desinformación, la mala tipificación del delito evita que sólo se vea la punta de un iceberg que parece no tener fin.

Dejar de cosificar a las personas, creer que todo tiene un precio de venta o compra, crear un mundo más horizontal y constructivo puede ser un pequeño paso para avanzar en esta lucha que cada día se asemeja más a un gigante monstruo invisible que nadie ve o nadie quiere ver.

Créditos redacción: 

Redacción y recursos multimedia: 
Romane Paredes

Créditos fotografía: 

Fotografía: 
Web
Video: 
Gerardo Bravo

Créditos infografías: 

Infografías: 
Romane Paredes

Bibliografía:

  • ECPAT International, (2015). Análisis situacional sobre la explotación sexual comercial en niñas, niños y adolescentes en Bolivia.
  • Ley No. 263: Ley Integral contra la trata y tráfico de personas
  • VUELA LIBRE (2012). Diagnóstico sobre violencia sexual comercial en Bolivia
  • VUELA LIBRE (2017). Guía ¿Cómo puedes prevenir ser víctima de la violencia sexual comercial?
  • ZABALA Elizabeth y RAMÍREZ Ariel (2016). Dinámicas de la trata, proxenetismo y violencia sexual comercial de niñas, niños y adolescentes en Bolivia