CARTUCHOS DE HARINA
Es una paradoja que estos días la principal y ajustada competencia electoral enfrente al Movimiento al Socialismo (MAS) y a una alianza cuyo partido central es el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). El primero, una suerte de peronismo boliviano o de neomovimientismo (por el MNR original), y el segundo, una organización de linaje maoísta. Cualquiera diría que la salud de la izquierda marxista está intacta, justo cuando ya nadie busca votos prometiendo el socialismo.
En vez de hacerse el del otro viernes, el pasado martes el Presidente huyó hacia adelante y pidió en la ONU que se cumpla el fallo del Tribunal de la Haya dictado hace un año en el litigio con Chile. Lo hizo citando a gusto algunos de sus párrafos, no todos.
En este periodo electoral, cuando el nuevo Zar ve menguadas sus fuerzas como en las recientes elecciones en Moscú, este columnista se entrega jubiloso a diseccionarlo. Y que no se me malinterprete. Esta columna no busca, solapadamente y como quien habla de Rusia, que usted piense también en los imitadores baratos de Putin. Eso jamás.
El día que murió Jenaro Flores, líder del katarismo y de la confederación campesina en los años 70 y 80, el portal Jichha recordó una presunta respuesta suya, de las que aclaran para siempre fronteras y roles. Si no es auténtica, merece serlo, aunque deje –tal vez abusivamente– malparado al “maestro” Lechín. Esa respuesta es una representación casi notarial de las funciones que (también) la izquierda reservaba para el indio, en un diálogo que explica al pelo el porqué del indianismo y el katarismo.
Como ya tengo edad para rumiar más el pasado que el presente, recuerdo cuando Banzer dejó el poder a su vice, Tuto Quiroga, en 2001. El mundo oportunista vio provisoriamente en Tuto el sol naciente, como después lo vio en Evo, con fortuna más longeva (perdonen la digresión; a ratos me pierdo entre el hoy y el ayer).
En el jugoso último programa televisivo El Pentágono, dirigido por Mario Espinoza y del que me chaché (con licencia), que los curiosos pueden ver en YouTube, el experto en hidrocarburos Mauricio Medinaceli lanzó ácidas preguntas al ecologismo.
No sé si por flojera de pensar hipótesis más sesudas o por tirria a los juicios abstrusos de esos franchutes que citan algunos sociólogos, pero me atrae la explicación de Carl Schmitt –aunque a lo mejor sea una mera ilusión intelectual– de que los sistemas políticos usualmente se basan en unos pocos principios, cuando no en uno solo.
La ideología de que el culpable es siempre otro está en el alma nacional; para corroborarlo, revise Ud. nomás las noticias con regularidad. Y para expresarlo en un cliché: es “transversal” a partidos, géneros, rotarios o leones. Sufrimos ese mal hasta los que lo reprobamos, junto a la pasión por las abstracciones y a la repulsa por el prójimo de carne y hueso.
El ministro Pary sostuvo recién que Chile solicitó “un plazo de tres meses adicionales para hacer una respuesta escrita de la dúplica boliviana”, en el proceso del Silala en La Haya. Pary agregó que si se acepta esa solicitud “…significa que la etapa oral se alargará hacia adelante y eso deberá definirlo la Corte, cuáles son las fechas que se van a establecer”.
Melgarejo tiene mal nombre en parte también por el libro de O’Connor D’Arlach, pero no es suya sino del siglo XX la leyenda de la carrera de autos entre gobernantes, en la recién pavimentada carretera Cochabamba-La Paz.