ENRIQUE FERNÁNDEZ GARCÍA

PALABRAS DE COMBATE

27/07/2018

18/05/2018

En una conferencia del año 1970, don Julián Marías enseñó que, aunque lo intentáramos, nunca podríamos escoger dos ingredientes radicales de nuestra vida. El primero es la circunstancia, esas condiciones que, en mayor o menor medida, influyen cuando debemos tomar decisiones. Así, tenemos factores físicos, químicos, pero también políticos, económicos, culturales y, desde luego, históricos que nos colocan en un escenario menos amplio de lo supuesto. No significa que nos dejen sin alternativas; simplemente, éstas pueden llegar a reducirse de manera severa.

04/05/2018

La frase indignó a Franz Tamayo porque, según este poeta y maravilloso insultador, sirvió para denigrar al boliviano. Los problemas que amargaban la vida de sus compatriotas habían sido, pues, agravados debido a esas palabras inmortalizadas por Gabriel René Moreno. Pasa que, cuando hablaba del “doctor altoperuano”, el historiador no tomaba la pluma para elogiar sus virtudes; se trataba de atacar a un ser legítimamente repudiable. No pasaba por el origen regional; cualquiera podía incurrir en esas actitudes y prácticas.

20/04/2018

Estamos acostumbrados a concebir el pensamiento como algo positivo y, por tanto, deseable. Creemos que, merced a su ejercicio, los hombres se hallan en condiciones de progresar. Así, asociamos su puesta en práctica con el mejoramiento de nuestra existencia, tanto individual como social. Por el contrario, si llevamos a cabo actividades que le resultan adversas, lo venidero no podría sino ser considerado sombrío. Se entiende, pues, que, por sí misma, cualquier reflexión contribuiría invariablemente al bienestar de quien la consumara.

06/04/2018

En 1844, mientras reflexionaba sobre una obra de Hegel, Marx lanzó su famoso ataque: la religión es el opio del pueblo. No era el primer individuo que relacionaba los conceptos de fe y adormecimiento, hasta pasividad frente a las injusticias. En efecto, antes que él, tanto Heine como Hess habían formulado ideas similares, aunque sus analogías no tenían el mismo propósito. Tiempo después, Raymond Aron tomó la palabra y criticó al marxismo, denunciando que éste era un opio de los intelectuales.

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