Contaminación electromagnética: ¿su celular lo está enfermando?
RADIACIÓN | ELEMENTOS QUE PARECEN TAN COMUNES COMO INOFENSIVOS, EMITEN PELIGROSAS RADIACIONES QUE PUEDEN SER MUY NEGATIVAS.
Se entiende como contaminación electromagnética, también conocida como electrosmog, a la presencia de diversas formas de energía electromagnética en el ambiente, que por su magnitud y tiempo de exposición pueden producir riesgo, daño o molestia a las personas, ecosistemas o bienes en determinadas circunstancias.
Hagámoslo más fácil.
Su celular, su televisor, su teléfono inalámbrico, el parlante por Bluetooth, o su microondas, pueden estarlo contaminando sin que Usted lo sepa, y obviamente no haga nada al respecto.
De acuerdo a estudios científicos, la demasiada o temprana exposición a la contaminación electromagnética que estos aparatos irradian, podría tener efectos adversos sobre la salud, como cáncer, especialmente leucemia y al cerebro, reducción de la fertilidad, pérdida de memoria y cambios adversos en el comportamiento y desarrollo de los niños. Sin ir muy lejos, el constante dolor de cabeza o el malestar que siente, el mal sueño y la sensación de estar cansado, la ansiedad o el mal humor, pueden tener que ver con su (y hasta hoy la mía) costumbre de dormir con el celular en el velador.
Rodrigo Arteaga Trigo, un joven profesional cochabambino, acaba de lanzar su libro “Luz Oscura”, donde hace un análisis exhaustivo del tema.
Formado como magíster en diseño de sistemas interactivos digitales, especialista en radiación electromagnética e impulsor de la empresa Bienestar Ocupacional de Salud y Prevención Electromagnética, en Bolivia, Arteaga identifica cuáles son los puntos a los que debemos tener especial cuidado y nos dice cómo evitarlos.
¿QUÉ TAN ENFERMO ESTOY?
Hoy en día, los celulares y las tabletas digitales se han convertido en niñeras, lo cual no beneficia en nada a los bebés y niños, y ni siquiera a los adolescentes o adultos que las usan como simple entretenimiento. La contaminación electromagnética, puede medirse. Se puede saber qué tan cargado magnéticamente está un ambiente, y así tomar las medidas para prevenir sus daños. ¿Cómo?
Arteaga, junto a su equipo de medición, hace diagnósticos de los niveles de radiación electromagnética en ambientes laborales y los hogares.
Con sus herramientas identifica los puntos de mayor peligro para la salud, y luego busca las posibles soluciones para disminuir el riesgo de la contaminación electromagnética. “La educación en esto es importante. Mientras hago las mediciones electromagnéticas, voy explicando a detalle el significado de las cifras que aparecen en mis equipos y sobre los efectos negativos que podrían tener. Lo bueno es que hay soluciones para todos los casos de contaminación”, explica.
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LOS “MAGNETISMOS”
Seguramente amigo/a lector/a ha escuchado hablar del biomagnetismo, que cada vez se va haciendo más conocido como una terapia alternativa de salud. En ella se aplican imanes de carga positiva y negativa sobre distintas partes del cuerpo.
El magnetismo, que maneja Arteaga, ampliamente usado en tratamientos terapéuticos, es una técnica diferente que usa aparatos eléctricos que crean fuertes campos magnéticos. En el biomagnetismo, las frecuencias creadas son naturales, en el magnetismo son frecuencias artificiales, reguladas y dosificadas.
Pero las radiaciones de los aparatos que nos rodean, difieren en que ejercen influencia sobre nuestros cuerpos sin ninguna regulación y sin una necesidad médica, por lo que su larga exposición no genera beneficios favorables a la salud, sino lo contrario. “Al tener frecuencias bajas y altas que cambian continuamente en el tiempo, no relajan el cuerpo como lo haría el magnetismo aplicado en el musculo, sino que alteran nuestros estados emocionales produciendo distintos niveles de estrés”, explica Arteaga.
Una manera fácil y práctica de evitar la contaminación electromagnética es apagar el WiFi en la noche, no tener un inalámbrico en casa (“¡Y mucho menos en el velador!”), y alejar la cama de todos los cables lo más que sea posible al dormir, evitar los llamados “focos ahorradores” que generan señales de alta frecuencia en los ambientes, y asegurarse en el trabajo que las computadoras tengan aterramiento. Evitar todas las conexiones inalámbricas cuando se pueda usar un cable.
“También podemos comprarnos equipos que neutralizan la radiación, o que minimizan los efectos negativos en nuestros cuerpos como los filtros de Electricidad Sucia u objetos hechos de Shungit (es un tipo de carbón que disminuye los niveles de estrés). Otra manera de cuidarnos de la radiación es alimentando nuestros cuerpos con iones de carga negativa (aniones), que es algo que se pierde con la radiación. Ejemplo de cosas que proveen aniones: el bicarbonato (minerales), las verduras, los aceites esenciales 100% naturales, el aire puro y húmedo, el agua alcalina, y objetos hechos de turmalina. Cómo hay un sinfín de radiaciones en los ambientes y equipos electrónicos distintos, se requiere de un aprendizaje para cada caso”, dice el experto.
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LAS FUENTES
Ahora que se tiene claros algunos puntos, hay que ver más profundamente las fuentes de estas contaminaciones. Una es el mal cableado realizado por las empresas de instalaciones eléctricas que no usan equipos de medición electromagnética. “No suelen medir el Campo Eléctrico que es un indicador de mal aterramiento eléctrico. Ni tampoco miden la saturación de frecuencias altas en el cableado que es totalmente evitable cuando se hace una buena conexión eléctrica. Los materiales de baja calidad y los diseños arquitectónicos actuales no toman en cuenta las normas de protección electromagnética por lo que mudarse de una casa antigua a un edificio, como ejemplo, puede rápidamente degenerar el bienestar de una persona.”, dice Arteaga apuntando también a los equipos eléctricos y electrónicos.
Cada equipo, según su uso, genera frecuencias electromagnéticas de diferentes ciclos por segundo, afectándonos de distintas maneras. La combinación de varios equipos a la vez en el trabajo y en el hogar es lo que se conoce también por ruido electromagnético.
Una tercera fuente de polución electromagnética son todas las antenas de transmisión de alta frecuencia como los radares, telefonía celular, radioemisoras, televisión y antenas Wimax, etc. “La combinación de todas las frecuencias mencionadas es lo que más daño nos puede hacer”.
LO DICE EL MÉDICO
El apuntalamiento científico de la contaminación electromagnética es evidente. La lista Glaser, del Instituto de Investigación Médica de la Marina de los Estados Unidos, destaca 122 efectos negativos sobre la salud humana. También hay el reporte BIO Initiative 2012 que resume 1800 estudios demostrados de los efectos de la radiación de baja intensidad. En la lista están desde la disminución de Linfocitos T, rompimiento del ADN, aumento de la histamina, bloqueo de toxinas, aumento de radicales libres, salida de iones de calcio, aumento de la azúcar en la sangre, disminución de la melatonina y aumento de cortisol. “Los efectos directamente relacionados a la radiación en los que personalmente he visto mejoras cuando se han tomado las medidas recomendadas han sido: recuperación del sueño, subida de los niveles de energía, disminución del estrés y mejoras en la desinflamación”, dice Arteaga, quien comenzó en esto luego de conocer a una empresa alemana que vendía soluciones de protección electromagnética para el domicilio, y para buscar ayuda a un familiar enfermo.
“Compré mi primer detector de radiación y ahí descubrí que los niveles de radiación en mi habitación excedían los limites biológicos recomendados. No podía adquirir los productos anti radiación alemanes, puesto que tenían precios muy elevados, por los que decidí yo mismo traer estos equipos de Rusia, Europa del este y de EEUU. Probé todos los productos y vi resultados muy positivos, y entendí que varias de las causas más importantes del deterioro de la salud no estaban siendo tomadas en cuenta. Se habla mucho de la contaminación del agua y el aire, pero casi nadie sabe de la contaminación electromagnética. Esto me impulsó ofrecer servicios de medición de radiación y de dar charlas sobre este tema en empresas e instituciones. “
LOS MÁS VULNERABLES
Bebés, niños, adolescentes y personas de la tercera edad, están entre los más vulnerables a estas radiaciones, pero también las personas jóvenes que trabajan todo el día en la computadora y no duermen bien.
Las personas que hablan constantemente por el celular o el inalámbrico y no llevan un estilo de vida ordenado y saludable, también están en la lista. Y además aquellos que sostienen instrumentos eléctricos para sus tareas profesionales cómo taladros o máquinas de coser.
Los choferes públicos también sufren las consecuencias de la radiación ya que sus vehículos producen campos magnéticos importantes, así como las personas que están en pequeñas cocinas trabajando todo el día con licuadoras, batidora, microondas, y cocina eléctrica que también son vulnerables a la radiación en la medida que pasen más tiempo con los artefactos eléctricos y los tengan más cerca.
“Los televisores antiguos son un problema por los tubos catódicos que usan y los de plasma porque contaminan el cableado eléctrico de frecuencias altas, pero los LCD o LED no generan radiación. En cuanto al celular, aun cuando no lo usamos está emitiendo señal -es decir radiación- de rato en rato para conectarse con las antenas más cercanas. Hay un estudio sencillo que muestra cómo una persona a 1.5 de distancia de otra hablando por celular puede ser afectada. Se analiza la sangre antes y después de hacer la llamada y el resultado es el efecto Rouleax en la sangre. Este fenómeno es cuando se hacen cadenas de glóbulos rojos apilados entre ellos dificultando la circulación de los mismos. No es un estado que dure mucho tiempo, a no ser que uno sufra de acidosis”, dice Rodrigo.
Los mandos a distancia de TV utilizan luz infrarroja que no hace daño. Sin embargo lo mandos a distancia de los videojuegos irradian señales de Bluetooth sobre los genitales de los niños. “El Bluetooth es una tecnología patentada que genera decenas de frecuencias simultaneas haciéndolo muy peligroso para la salud. Los aparatos para vigilar a los bebes ahora utilizan frecuencias de microondas por lo que aumentan la irritabilidad en los bebes y por supuesto pueden deteriorar su salud”, explica Arteaga.
En el caso de los niños y los celulares, la Asociación Japonesa de Pediatría, Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría recomiendan no dar celulares a niños menores de 12 años. “Los efectos asociados son déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y de la falta de autocontrol. En los bebés si se tienen niveles altos de metales pesados, la radiación electromagnética puede ser aún más peligrosa, ya que inhibe los mecanismos de desintoxicación, según ha investigado el Dr. Klinghardt, fundador de la Academia Americana de Terapia Neural en el contexto del desarrollo del autismo. “El cráneo de los niños y niñas es más delgado que de un adulto, por lo que la radiación penetra mucho más. Además tienen más agua que el cerebro de un adulto, la cual absorbe con más facilidad la radiación”, alerta Rodrigo Arteaga a todos los papás y mamás que les dan sus dispositivos a sus niños para entretenerlos.
En el caso de personas inmunodeprimidas, se debe ser más radical con la protección electromagnética ya que los síntomas aumentan y la enfermedad puede acelerarse. “El consejo general para las personas inmunodeprimidas es que se cuiden del estrés. El problema es que la radiación genera un estrés biológico que si no se neutraliza, afecta nuestro sistema inmunológico.” Uno de los mayores problemas de la contaminación electromagnética es la llamada Electricidad Sucia en los ambientes, la misma que altera el sistema inmunológico.
Y en el caso de las mujeres embarazadas, la exposición a la radiación celular y WiFi en la etapa del embarazo está relacionada con mayores dificultades emocionales y de hiperactividad al momento que el niño o niña vaya a entrar al colegio. Según el Dr. Goldsworthy, afamado experto en campos electromagnéticos, y Barrie Tower, físico británico experto en uso de armas de microonda, quienes explican que la radiación electromagnética es genotóxica, es decir que puede afectar a nivel genético. También existen estudios que demuestran que el conteo de espermatozoides tiene más probabilidades de ser menor en hombres que llevan el celular en el bolsillo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) vincularon el uso de teléfonos celulares con un posible riesgo de cáncer cerebral en seres humanos.
Arteaga lo pone aún más sencillo: “El cuerpo busca equilibrar el desgaste energético producido por el efecto de la radiación. Al haber fuentes limitadas de energía, el cuerpo decide poner su energía en los órganos vitales y deja menos energía para otras actividades, como las emociones por ejemplo. La mente ya no piensa en paralelo, sino que se enfoca solo en tareas unidimensionales, cómo un soldado en la guerra que solo hace lo que se la dicho. En este estado, a las personas les cuesta mucho resolver conflictos externos que no sean los que están en su mira principal. La radiación baja los niveles de serotonina y sube los niveles de cortisol que es la hormona del estrés, y el estrés consume mucha energía.” Muy claro.
“Se habla mucho de la contaminación del agua y el aire, pero casi nadie sabe de la contaminación electromagnética"
"El mundo es magnético, el sol es magnético, el universo es magnético, lo es desde las gigantescas nebulosas lejanas hasta las partículas elementales.
Miríadas de campos magnéticos de diferente origen atraviesan al Hombre.
El Hombre también es un imán: las corrientes biológicas del cuerpo engendran en derredor un fantástico dibujo pulsativo de líneas de fuerza magnéticas.
La Tierra en la que vivimos es un gigantesco imán azul.
El Sol -la esfera amarilla de plasma- es un imán mayor aun".
(V.P. Kartsev, 1974)
