Chez Levy: un festín de arte para el paladar
Chez Levy nació el 2017 con pasión, amor y cuidado como principales ingredientes, para convertirse en una pastelería que despierta los sentidos.
“El mundo de la cocina me parecía un escenario de infinitas posibilidades para desarrollar mi creatividad”, afirma la propietaria, Fernanda Tejada Levy, quien comenta que desde niña siente amor por la pastelería y a medida que fue creciendo la cocina para ella se convirtió en un “santuario”.
ALTA PASTELERÍA Y EL LUJO DE EXQUISITOS DETALLES
En Chez Levy trabajan bajo el concepto de alta pastelería, Tejada compara esta labor con la alta costura. “Cada pieza es elaborada cuidando al máximo cada uno de sus detalles. Se busca que las creaciones sean únicas e interesa presentar al comensal nuevos sabores y combinaciones que para muchos resulten hasta extraños”, comenta la emprendedora. Es así que el resultado son piezas que no sólo atraen por su delicadeza y colores, sino por sus olores y sabores.
La creativa culinaria comenta que otro aspecto primordial es la exclusividad de cada pieza. “Intentamos que la decoración de nuestras tortas nunca sea la misma entre un cliente y otro”, dice.
Siguiendo el ejemplo de las casas de moda, Chez Levy ha lanzado colecciones de pastelería otoño-invierno y primavera-verano, además de propuestas de Navidad (en la que ahora están trabajando). La patisserie también ha creado productos fusión en los que se incluye diferentes insumos bolivianos como la quinua, la almendra amazónica, el manjar camba y el mocochinchi. “La unidad siempre logra enaltecer las bondades de las partes”, resalta Tejada.
Los productos que ofrece Chez Levy están inspirados en la pastelería europea con influencias latinoamericanas. Tejada manifiesta que los más solicitados son sus tortas “entremet”, que son delicatessens compuestas por diferentes capas, generalmente con una base de mousse, un cake esponjoso y otras texturas apreciables al momento del corte.
Otros de los más solicitados son sus productos “petit gateaux” (sobre todo para mesas dulces). Entre estos destacan las minitartas de autor: una masa sable rellena de ganaches y/o curds de frutas y que tienen acabados en los que la creatividad no tiene límites. Los profiteroles van más allá de una simple pasta choux, al llevar rellenos suaves que hacen contraste con su exterior algo crocante.
“No podemos dejar de mencionar nuestros macarons que, siguiendo el método francés, vienen rellenos de los más simples ganaches hasta los más atrevidos ingredientes como el aceite de oliva, el sésamo negro o incluso la pimienta”, especifica Tejada.
La emprendedora tiene un máster del Instituto Gastronómico “D’Gallia” (Lima-Perú). Ha realizado un curso intensivo de repostería francesa y chocolate en A Punto Escuela de Cocina (Madrid-España) y talleres de alta pastelería de autor, con el renombrado chef Javier Guillén (Santa Cruz-Bolivia).
UNA SIMBIOSIS DE ARTE, DISEÑO y GASTRONOMÍA
Fernanda explica que, en el mundo de la alta pastelería, cada pieza es la manifestación de una idea bien trabajada. Empieza desde el diseño en lápiz y papel (o bien a computadora) y culmina en un postre a ser perfectamente embalado en su caja o plato de exposición.
“Los patissiers nos convertimos en verdaderos arquitectos que deben considerar estructuras y densidades para lograr los resultados deseados. A esto se le suma el proceso de experimentación al intentar nuevas combinaciones de sabores y el uso de nuevos insumos, productos o moldes”, destaca la emprendedora.
Una exquisita simbiosis de gastronomía, arte y diseño que deleita el paladar y todos los sentidos.