Claves para evitar la adicción a las pantallas
Insomnio, pérdida de apetito, aislamiento e irritabilidad son algunas de las conductas habituales de un niño con adicción a las pantallas, de acuerdo explica la psicóloga Verónica Trigo Padilla.
Pero antes de saber cómo trabajar la adicción a las pantallas en los hijos, es importante estar conscientes de por qué se quiere evitar esto. La especialista señala que estudios serios muestran que son perjudiciales para el desarrollo del cerebro y la madurez socioafectiva. A nivel físico, explica que la luz de las pantallas retrasa la secreción de la melatonina, encargada de inducir al sueño. Además influye en que no llegue suficiente sangre a la corteza prefrontal, por lo que las neuronas tienen dificultades para conectarse, obstaculizando el proceso de aprendizaje.
La psicóloga Ninón Bessé acota que, si un niño está mucho tiempo con un dispositivo electrónico, no desarrolla actividad motriz, la base de la inteligencia. “El niño es acción, es movimiento, por naturaleza necesita moverse”, dice.
Trigo afirma que incluso han cambiado sus referentes y ejemplos a seguir. Cuando les pregunta a quiénes admiran, ya no contestan a miembros de su familia o personajes que realizaron distintos aportes. Sus modelos ahora son personajes de juegos e incluso influencers.
“Con el uso excesivo de aparatos tecnológicos, el niño pierde o no desarrolla la capacidad de interactuar con los otros… no saben cómo ‘hacer amigos’”, acota Bessé.
¿POR QUÉ LAS PANTALLAS Y LA TECNOLOGÍA SON TAN ADICTIVAS?
Bessé explica que el niño o adolescente se vuelve adicto al uso de pantallas por el brillo de la pantalla, los sonidos, los colores, el movimiento, la rapidez y la facilidad del manejo del dispositivo tecnológico (para ellos, que son nativos digitales). Subraya también como factores que inciden en ello la multiplicidad de juegos disponibles y de diferentes tipos de complejidad, además del hecho de que no necesita necesariamente de alguien para jugar, lo puede hacer solo, a cualquier hora y en cualquier lugar.
Trigo acota que los videojuegos producen en el niño la secreción desmesurada de dopamina, el neurotransmisor del placer. Señala que investigaciones demuestran que ese “chorro de dopamina” es equivalente a un shock de heroína. La experta manifiesta que la contrarreacción frente a la dopamina es el cortisol, el químico del estrés. “Tenemos niños más nerviosos, irritables e inseguros”, detalla. Indica también que el “chorro de dopamina” es recibido por la ínsula, parte del cerebro encargada de la compasión y la empatía, la cual se ve afectada hasta un 80 por ciento, generando una sociedad egocentrista. “La adicción a las pantallas predispone al cerebro a otras adicciones”, recalca.
Podemos ahondar aún mucho más sobre los efectos nocivos de las pantallas en niños y adolescentes. Sin embargo, no se trata “satanizar” el uso de la tecnología, pues la principal clave está en la justa medida y en hacerlo de manera correcta.
CLAVES DE PREVENCIÓN
Ambas expertas comparten varias pautas preventivas para evitar la adicción a las pantallas en niños y jóvenes:
• Replantéate cómo educar.- Para Trigo, es importante prevenir informándose y replanteándose —con bases científicas— la forma de educar. “Educar toma tiempo, esfuerzo y trabajo, pero es nuestra responsabilidad. Quien quiera tener a un niño de dos años totalmente quieto y callado, experimentando esa ‘tranquilidad aparente’, debe ser consciente de que aquello no corresponde a una sana biología humana”, manifiesta.
• Sobre la edad adecuada.- Bessé asegura que la mejor prevención para evitar la adicción es no darle a un niño, por lo menos menor de 12 años, un teléfono, computadora o tablet (esto de acuerdo a recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y asociaciones de pediatría de distintos países).
•Controla las horas de exposición.- En el caso de niños mayores de 12 años y adolescentes, Bessé aconseja no permitir el uso de dispositivos electrónicos por más de dos horas diarias. Recuerda también que la misma tecnología brinda la posibilidad de ejercer un control parental en el uso de redes sociales, por lo cual los padres pueden limitar el uso de las mismas en determinadas redes, apps y sitios web.
• Cuestiónate por qué facilitas el dispositivo.- “¿Es por moda? ¿Es para que el niño o adolescente no se sienta discriminado en la escuela? ¿Es porque necesitamos conectarnos con ellos? ¿Es porque tenemos sentimientos de culpa por no pasar suficiente tiempo de calidad con ellos?”, reflexiona Bessé.
• Sé el ejemplo y brinda otras posibilidades de interacción.- Trigo explica que los niños aprenden más de lo que hacen sus padres que de lo que dicen. “Debemos ser los primeros en dejar de usar los smartphones y promover actividades de diálogo, juego e interacción”, acota. Señala que, si bien algunos padres podrán decir que se utiliza la tecnología para educar, no hay mejor aprendizaje que el estimulado por el juego, el afecto, la reflexión y el diálogo.
“Somos los padres quienes determinamos el cómo nos relacionamos. Si los padres usamos todo el tiempo dispositivos electrónicos, los hijos harán lo mismo, ya sea por imitación o porque no les queda de otra”, acota Bessé.
• Cuida las horas de las comidas.- Bessé aconseja que, en lugar de comer con los teléfonos en las manos o viendo televisión, los adultos promuevan las charlas en las horas de comida y la sobremesa.
• Realiza actividades al aire libre con ellos.- No sólo los niños, los padres también, recomienda Trigo, por lo que sugiere leer más, escuchar música, consumir arte, realizar experimentos, dialogar, hacerse cosquillas y abrazarse. Bessé agrega que los adultos deben motivar el realizar ejercicios físicos o deportes con sus hijos. “El cerebro se desarrolla en función de los estímulos y experiencias a los que estamos expuestos. La pregunta a los padres es: ¿qué tipo de cerebro quieres ayudar a edificar?”, cuestiona.
• Dialoga con ellos sobre el uso de la tecnología.- Bessé aconseja dar espacio a la reflexión y al diálogo acerca del uso de la tecnología en general, sus beneficios, las implicancias negativas, el aprender a discriminar la información recibida, etc. “Podemos enseñar a los chicos que la tecnología puede ser una aliada en nuestras vidas, si la usamos adecuadamente; pero también puede ser enormemente perjudicial y hasta peligrosa”, adiciona.
• Si la adicción ya está presente.- Bessé indica que es importante que los padres reciban orientación de un profesional en psicología para ayudar a sus hijos en caso de adicción, pero también para reorientar su relación parental. “En el caso de las adicciones, no solamente es el sujeto quien las sufre, sino también el entorno. No solamente se trata de eliminar la adicción, sino también de reencausar las relaciones familiares. De lo contrario, no se podrá eliminar ésta”, apunta.
PLAN “DETOX” PARA LOS PADRES
Si entendiste que educas con el ejemplo, estás consciente de que tú también como padre debes ponerte a dieta de las pantallas. ¿Cómo hacerlo cuando ciertas costumbres están tan arraigas en la sociedad? Éstas son algunas estrategias:
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Desactivar las notificaciones. Desactivar todos los avisos y notificaciones en las redes sociales, en el correo electrónico y en cualquier aplicación.
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En silencio o con tonos diferenciados. Para evitar estar pendiente todo el tiempo del celular, también es útil mantenerlo siempre en silencio y sin vibración, decidiendo uno en qué momento se revisa si ha llegado alguna llamada o mensaje en lugar de atender a las interrupciones sonoras.
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Bloques de actividad. Establecer horarios o momentos del día para mirar WhatsApp, asomarse a Instagram o Twitter y revisar correos electrónicos.
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Buscar aliados. Es útil pedir a amigos, familiares e incluso a jefes o clientes que, si hay algo urgente, realicen una llamada en lugar de enviar mensajes.
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Pausas de desconexión. No llevarlo cuando vayamos al baño, mientras salimos a pasear, a sacar al perro, mientras hacemos ejercicio o cocinamos. Alejar el móvil de nuestro alcance durante las comidas, sobre todo si son en familia. También podemos optar por ponerlo siempre a cargar en una habitación distinta a la que estamos o en aquella zona de la casa donde pasamos menos tiempo.
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Recuperar el despertador. Otra estrategia útil para reducir el uso del móvil es prohibirse llevarlo al dormitorio y, en lugar de utilizar su alarma para levantarse, recurrir al clásico despertador.
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Limpiar perfiles y apps. Elegir qué información o actividades priorizamos para limpiar nuestros perfiles y ser selectivos con la gente a la que damos acceso o seguimos. Con ello se reducirá el volumen de mensajes que nos llegan y las interacciones que exigen.
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Bloquear aplicaciones. En este plan de “adelgazamiento” de actividad puede ser útil bloquear el acceso a ciertas aplicaciones durante horas o días.
(Fuente: La Vanguardia)