El desafío de conservar al oso andino, una lucha por la biodiversidad en Bolivia
Cada 21 de febrero, el mundo celebra el Día Internacional para la Conservación de los Osos, una fecha que busca generar conciencia sobre la importancia de proteger a estas especies en peligro. En Sudamérica, el oso andino (Tremarctos ornatus), también conocido como jukumari, es el único oso del continente y un símbolo de los ecosistemas andinos; y, en Bolivia, esta especie fue declarada Patrimonio Natural del Municipio de Tiquipaya.
En el marco de esta celebración, La Voz de la Naturaleza llevó a cabo un conversatorio con la bióloga Andrea Fuentes, representante del Programa Jukumari, quien compartió detalles sobre la situación del oso andino en Bolivia, los esfuerzos de conservación y los desafíos que enfrenta debido a la pérdida de su hábitat y los conflictos con las comunidades locales.
El guardián de las montañas
El oso andino es una especie esencial importante para la conservación de los ecosistemas donde habita y es también conocido como el “jardinero del bosque” por su comportamiento dispersor de semillas y su papel en la regeneración de la vegetación hacen de él una pieza fundamental en la biodiversidad andina. Se distribuye a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, habitando principalmente los bosques montanos, la puna y los páramos.
A pesar de ser un animal omnívoro, es decir que un 80 por ciento de su dieta está basada en vegetales, alimentándose de frutos, bromelias y cortezas de árboles. Sin embargo, su contacto con zonas agrícolas y ganaderas genera conflictos con comunidades locales, ya que en ocasiones se le atribuyen ataques al ganado, lo que provoca represalias por parte de los pobladores, explica Fuentes.
Asimismo, añade que el principal problema que enfrenta esta especie es la destrucción de su hábitat debido a la expansión de la frontera agrícola, la deforestación y el crecimiento de asentamientos humanos en zonas cercanas a su territorio. “Se están perdiendo los bosques endémicos y primarios por la expansión de las actividades humanas. Entonces una disminución del bosque más conflictos con las comunidades hace que esté muy restringido en nuestras regiones y es un panorama muy similar que ocurre en todos los países de Sudamérica por donde se distribuye”, señaló la especialista.
Conflictos con comunidades
El conflicto entre humanos y osos andinos es una de las principales amenazas para su supervivencia considerando que los agricultores y ganaderos de zonas rurales consideran al jukumari como un peligro para sus cultivos y animales, lo que ha llevado a la caza furtiva como una medida de defensa.
En 2019, un caso de caza ilegal en el Área Protegida El Palmar, en Sucre, generó gran indignación en el país, ya que un ejemplar fue brutalmente asesinado por habitantes de la zona.
“Tenemos que tratar de ver el panorama de ambos lados. Desde nuestro punto de vista la conservación es una prioridad, pero también lo es el bienestar de las comunidades que se ven afectadas y aquí el tema delicado es el de las supersticiones, creencias y percepciones, esas son realidades para las comunidades locales. Tenemos que estar alineados a una realidad cultural para poder tratar el tema con ellos y más que nada es un proceso social y de confianza con las comunidades”, subraya.
El Programa Jukumari, que trabaja en la conservación de esta especie en Bolivia, desarrolló un enfoque basado en la conservación comunitaria, que busca equilibrar la protección del oso andino con el bienestar de las comunidades. Esto incluye la implementación de proyectos productivos sostenibles, como el turismo ecológico y el desarrollo de sistemas de vigilancia para reducir los ataques al ganado.
Uno de los proyectos más ambiciosos del programa es el monitoreo de los osos en su hábitat natural, con el objetivo de obtener datos sobre su comportamiento y desplazamiento. “Hemos tenido la oportunidad de registrar imágenes de osos en su entorno natural, fuimos muy afortunados”, explicó.
Estrategias para la convivencia y la protección
Con su experiencia, subraya que la clave para la protección del oso andino radica en la educación y la colaboración con las comunidades locales. Para ello, el Programa Jukumari desarrolló iniciativas enfocadas en reducir el impacto de los ataques al ganado, como la instalación de cercos eléctricos y la promoción del pastoreo supervisado.
Cuando el ganado se deja sin supervisión por semanas, se convierte en presa fácil, no sólo para los osos, sino también para otras especies como el puma, por tanto lo que se busca es crear estrategias que disminuyan este riesgo, afirma.
Otro aspecto importante en la conservación del jukumari es la legislación. En Bolivia, si bien existen leyes que protegen a la fauna silvestre, la falta de implementación y control dificulta su efectividad. La especialista plaude que el reconocimiento del oso andino como Patrimonio Natural en Tiquipaya es un gran avance, pero señala que se necesitan más acciones concretas para garantizar su protección a nivel nacional.
A nivel internacional, países como Colombia y Ecuador desarrollaron programas de coexistencia con éxito, utilizando sistemas de compensación económica para los ganaderos afectados y promoviendo la reforestación de áreas clave para la especie. En Bolivia, el reto es replicar estas experiencias y adaptarlas a la realidad local.
Por tanto, el futuro del oso andino en Bolivia depende del trabajo conjunto entre autoridades, científicos y comunidades, reflexionaron los participantes en el conversatorio.
A nivel nacional, según diferentes estudios, se estima que la población de osos jukumaris es de aproximadamente 3 mil individuos. Con el objetivo de proteger a esta especie, el Ministerio de Medio Ambiente elaboró el Plan de Acción para la Conservación del Oso Andino 2020-2025. El documento señala que el oso está categorizado como “vulnerable” (VU) en el Libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia. Asimismo, fue catalogado como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Desde la Gobernación se asumen diferentes acciones en el marco del plan nacional, principalmente aquellas enfocadas en la coexistencia armoniosa en las comunidades monitoreadas donde se observó su presencia.