La bióloga que usa la genética para salvar jaguares del tráfico ilegal
El tráfico ilegal de jaguares en Bolivia ha sido una amenaza creciente en los últimos años; piezas como colmillos, pieles y huesos de estos felinos son altamente demandadas en mercados internacionales, especialmente en Asia. En este contexto, la bióloga boliviana y amante de los felinos, Paola Nogales, comenzó una investigación que combina ciencia y conservación: el rastreo genético de jaguares para frenar su caza y tráfico ilegal.
Durante más de tres años, Nogales recorrió diversos ecosistemas bolivianos, incluyendo la Amazonía, el Chaco y el Pantanal, en busca de restos de jaguares cazados ilegalmente, reportó El País. Su objetivo principal era obtener material genético para analizar el ADN (Ácido desoxirribonucleico)de estos felinos y, de esta manera, identificar las rutas del tráfico y las áreas más afectadas por la caza furtiva.
Su travesía empezó en el norte de La Paz cuando recolectaba información para su tesis de pregrado en Biologúia sobre el ataque de félidos al ganado vacuno. Este proyecto se acabó convirtiendo en Improving Jaguar Conservation through Genomics, la iniciativa que actualmente lidera y que es dependiente del Programa de Investigación Félidos Bolivia, señala Brújula Digital.Su proyecto se desarrolla en el Laboratorio de Genética Molecular del Instituto de Investigaciones Químicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Este esfuerzo derivó en la creación de una base de datos genética utilizando la técnica de secuenciación del genoma completo. Esta metodología permite determinar la procedencia de los jaguares asesinados y establecer estrategias de conservación más efectivas.
AVANCES
Nogales explicó a Brújula Digital que, gracias a los avances tecnológicos, es posible ensamblar genomas de animales, lo que facilita la identificación de patrones de tráfico y áreas críticas para la especie.
Uno de los hallazgos destacados de su investigación es la identificación de dos poblaciones principales de jaguares en Bolivia: una en el norte y otra en el sur, con cuatro huellas genéticas bien definidas, información clave para focalizar los esfuerzos de conservación en las regiones más afectadas y comprender mejor la dinámica poblacional de la especie.
Además, Nogales identificó que el conflicto entre jaguares y ganaderos es una de las principales amenazas para la especie, ya que, cuando un jaguar ataca al ganado, los ganaderos suelen responder cazando al felino, y las partes del animal terminan en el mercado negro.
Por tanto, Nogales destaca que la implementación de corredores biológicos que permitan la conectividad entre poblaciones de jaguares podría mitigar este conflicto y reducir la caza.
ESPECIA CASI AMENAZADA
El jaguar está catalogado como “casi amenazado” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y “vulnerable” en Bolivia, ya que la pérdida de estos depredadores tope altera el equilibrio ecológico, afectando la biodiversidad y, en última instancia, a las comunidades humanas que dependen de estos ecosistemas.
Por lo que, la labor de Nogales fue reconocida internacionalmente. En 2023, su propuesta para rastrear el tráfico de jaguares a través del ADN le permitió ganar el concurso Falling Walls Lab en Berlín. Además, con el fin de buscar que esta tecnología se utilice en toda Latinoamérica para rastrear otras especies amenazadas, expuso su método en congresos internacionales, menciona El País. Además, en octubre de 2024, gracias al apoyo del Museo Nacional de Historia Natural de Bolivia y el financiamiento de National Geographic Society, se propuso analizar todas las muestras posibles decomisadas, pero encontró un obstáculo: la Policía no quiere cederla para hacer el análsis forense, lamentó en entrevista con El País.
Sucede que el vacío legal que existe e Bolivia sobre la custodia de partes decomisadas de vida silvestre genera suceptibilidades soobre el destino de las piezas, explicó al medio el abogado ambiental que trabaja con Nogales, Rodrigo Herrera. Otra barrera que enfrenta la bióloga es que el Gobierno no tiene a disposición cifras recientes de casos de tráfico de jaguar en su página oficial. En tanto, Paola trabaja con muestras que tiene disposición en el Museo Nacional de Historia Natural.
Nogales elaboró una base de datos a partir de 29 muestras de jaguares colectadas en distintos lugares de Bolivia con una técnica llamada secuenciación del genoma completo. Esto le permite conocer de dónde vienen los ejemplares hallados muertos o decomisados del tráfico de animales silvestres.
También le ayuda a determinar las rutas que siguen los cazadores y usar esa información científica para trabajas, junto a las autoridades, comunidades y defensores, en estrategias de conservación.