Los niños tienen otra serenidad y sabiduría para aceptar, entender y adaptarse a la pandemia
Estamos viviendo una situación que no hemos experimentado antes y junto a ella vienen muchas interrogantes. Estos tiempos, sin duda, nos han subido a una montaña rusa de emociones.
¿Esta pandemia va a afectar a mis seres queridos? ¿Cuánto tiempo durará esta situación? Son dos preguntas que giran en nuestras cabezas planteadas y experimentadas de diversas formas. La verdad es que no podemos dar respuesta a las interrogantes porque no podemos controlar muchas situaciones externas. Debemos empezar a aceptarlo y tener otra mirada por nuestro bienestar personal y familiar.
Si algo pude observar durante estos días de confinamiento es que, aunque todo “se ha detenido”, muchos no han frenado. Nuestra “sociedad”, bajo el lema “sé productivo”, nos ha añadido dos sentimientos más: culpa y presión. Nuestra mente sigue a mil por hora.
¿Por qué hablo de esto? Porque es importante reconocer a dónde nos llevan nuestras emociones, pensamientos y acciones para cambiar algunas perspectivas que quizá puedan estar afectando nuestra salud emocional y de nuestras familias, sobre todo, a nuestros hijos en etapa escolar.
Muchos niños y adolescentes ya quieren volver a la “normalidad” y sienten presión por su escuela y por sus familias. La forma de llevar a cabo su vida ha cambiado. Por ende, es importante saber que no necesitan más presión de nosotros. Si es que los vamos a presionar, debemos saber a dónde queremos llegar y buscar que ellos sientan apoyo.
Como padres, muchas veces nos dejamos llevar por lo que está generalizado o lo que es tendencia, sin ver las características únicas de nuestros hijos y su entorno. Ahí quizá estamos evitando que la situación fluya naturalmente en torno al SER y lo estamos guiando a un “debería SER”.
Un ejemplo simple y que suele pasar a menudo en familia durante esta cuarentena es controlar que nuestros hijos estén haciendo algo “productivo”, incluso programar o estructurar sus actividades y juzgar cuando no están cumpliendo lo planificado. Es importante darse cuenta de que muchos a veces simplemente quieren tener su espacio o realizar alguna actividad que ellos elijan; dentro de la psicología del desarrollo humano, eso es completamente normal y necesario para la construcción significados, el entendimiento de sus emociones, toma de decisiones y el desarrollo del nivel de adaptación a las situaciones.
Nuestra montaña rusa de emociones nos enseña a escuchar y observar a nuestra familia y entorno desde otra perspectiva, utilicémosla para ver la vida con mucha más naturalidad, respetando el SER de cada uno, sus buenos y malos momentos, sus decisiones y sus maneras de ver el mundo. Es importante comprender que los niños tienen otra serenidad y otra sabiduría para aceptar, entender y adaptarse a esta situación que repercute más en el mundo adulto. No sabemos cuánto más durará esta situación, pero sí sabemos que de esto saldremos mucho más fortalecidos.
Nathalia Stambuk
Pedagoga.
Coordinadora y fundadora de Apai- Actividades Pedagógicas de Arte Infantil.
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