Como si fuera tu último día
Consideré necesario, hoy más que nunca, escribir de un tema tan importante como lo es la conciencia de muerte, una práctica budista del maranasati o mindfuldness (presencia mental), que consiste en una meditación en la cual uno mantiene a la muerte frente al pensamiento. Una práctica que desde mi punto de vista suele ser una de las más enriquecedoras, además de ayudarnos a cambiar nuestra óptica de vida.
¿Y por qué escribir sobre este tema? Simplemente porque pude percibir, al dar un paseo observando a los seres humanos, que todos nos hemos convertido en una especie de sonámbulos deambulando, sin percatarnos de absolutamente nada, dejando pasar nuestras vidas y, lo que es peor, sin tener conciencia de lo finitos que somos.
De hecho, la vida es una enfermedad terminal, en la que no hay ninguna diferencia entre un enfermo terminal de cáncer al que le quedan sólo meses de vida y cualquiera de nosotros; es más: hasta existe la posibilidad de que cualquiera de nosotros muera antes.
Si fuésemos conscientes de este hecho, es posible que pudiésemos hacer un mejor uso de nuestro tiempo: nuestras experiencias en esta vida se volverían más profundas, quizás hasta tu respiración pueda volverse más consciente, cada imagen más viva y el disfrutar de cada instante sea una mejor experiencia.
Todo pasa y pasa rápido, a veces sin dejarnos sentir y disfrutar de esos instantes en los que podríamos tener conciencia de estar vivos, pero nuestro mundo está invadido por los problemas, las quejas, las preocupaciones, las tristezas y todos los pensamientos negativos que caben en el subconsciente; es más: ahora hay un invasor más poderoso que también nos saca de la realidad para sumergirnos en un mundo inexistente llamado internet.
Y, entonces, ¿cuándo voy a despertar preguntándome si hoy puede ser mi último día y así tomar conciencia de ello, para vivirlo con todas las fuerzas del universo, para disfrutar todo lo que pueda e intentar ser la mejor versión de mí, para poder decir lo que siento, para poder hacer lo que más me gusta o buscar a esa persona con la que mantengo una discusión y no me he atrevido a pedir perdón? Porque si es tu último día inexorablemente dirás muchas veces que amas, vas a llamar para decir que quieres, te preocuparás por tus padres o quizás por tus hijos, amigos, amigas, por tu pareja, siendo consciente vas a ser muy intenso en vivir la cotidianidad, intentarás resolver todo en forma simple. No te quedarás atado con cosas que ya no tienen importancia, vas a intentar solucionar la mayor cantidad de cosas posibles, de tal manera que dejes la menor cantidad de problemas para la gente que se queda, no vas a tener rencores, ¿para qué? ¿No es tu último día? Vas a perdonar y tal vez pedir perdón, para irte más liviano.
¿Te das cuenta que si tuviéramos conciencia de muerte viviríamos muy distinto? Que nuestro peor error es asumir nuestra omnipotencia, una omnipotencia que es ficticia, además de ser un error, que sólo nos impide resolver conflictos, que nos impide avanzar, nos impide conectarnos con lo simple, con lo bello de la naturaleza, con lo bello de la humanidad y sobre todo con lo bello de estar vivos.