Mauricio Hoyos: “Nuestro vino logró una victoria de David contra Goliat”

Aranjuez, una de las más importantes industrias viníferas de Bolivia, ganó hace tres semanas el principal premio en un concurso mundial realizado en Chile. Sobre ese singular logro y las características de la empresa, conversó con OH! Mauricio Hoyos, el gerente general de Aranjuez.

—Entiendo que el Gran Oro constituye el mayor premio alcanzado por una empresa vinífera hasta hoy en Bolivia, ¿es así?

—Correcto. Mire, en el mundo del vino, así como en otras competencias, existen medallas de oro, de plata y de bronce. Pero solamente en el mundo del vino hay una mención especial que se otorga tan sólo a los vinos que son excepcionales. Se la otorga a aquellos productos que reciben una calificación sobresaliente en los concursos: es la medalla Gran Oro. Es justamente la medalla Gran Oro la que conquistó nuestro vino Tannat en el reciente concurso realizado en Chile.

Y, efectivamente, Aranjuez tiene la dicha de haber conquistado las tres primeras medallas Gran Oro en Bolivia. La primera fue en Uruguay, con el vino Juan Cruz, que sacamos el año 2013 al mercado. La segunda fue con nuestro vino Tannat Origen, también en el concurso realizado en Chile en 2017. Obtener una medalla de oro es un gran mérito para una bodega, lograr una Gran Oro es mucho mayor, pero mucho más en el caso boliviano.

Bolivia es muy pequeña en el mundo del vino. Producimos alrededor de 15 millones de litros al año. Chile y Argentina, que están en los “top 10” de los productores mundiales, producen 1.200 millones y 1.500 millones de litros anualmente.

—¿O sea los vinos bolivianos constituyen una sorpresa en esos escenarios?

—Cuando en el mundo oyen de Bolivia como productor de vino, les causa mucho asombro. Nuestro país es conocido por otros aspectos y geografías, como el salar de Uyuni o los Andes. Pero cuando se habla de valles donde se produce uva, sorprende, genera curiosidad. Y conseguir este tipo de premios, que son los más codiciados por las bodegas en el mundo, causa muchísimo más asombro.

Por ello, no es sólo un reconocimiento para Aranjuez, sino para Bolivia. Cuando entregaron el premio en Santiago, lo primero que dijeron fue: “Medalla Gran Oro para Bolivia”. Después mencionaron el lugar específico, es decir, Tarija, y por último la bodega y el vino: Aranjuez Tannat. Es un orgullo boliviano, es una victoria, en un concurso mundial y en el escenario de una potencia vinífera, de David contra Goliat.

—Son especialistas en vinos de uva Tannat, ¿no? ¿Qué características tiene el vino que ganó en Chile?

—Es un vino Tannat varietal que tiene una buena concentración, una buena intensidad, pero a la vez es muy amigable, es muy fácil de entender. Tiene unas características que lo hacen muy fácil de degustar, es muy armónico. Eso significa una gran virtud porque justamente el Tannat en el mundo es conocido como una cepa, una variedad que, a veces, tiene mucha potencia, pero a la vez es algo agresivo.

Precisamente, la condición de altura que hay en los valles bolivianos hace que los taninos, la agresividad del Tannat que se manifiesta en otras partes del mundo, en Tarija resulte muy suave, muy dócil. Por eso tenemos un vino de gran potencia, pero a la vez de gran amabilidad, que es muy accesible al paladar y a la gente que lo consuma. Es así que el Tannat se está consolidando como una variedad boliviana que da mucho que hablar en el exterior. Por ejemplo, hace unos años llegó a Bolivia un experto que se llama Fernando Peteruso, quien es el presidente de Vinos Uruguay, y Uruguay tiene como cepa bandera el Tannat. Y cuando nosotros ganamos el premio con el Juan Cruz, y otros premios más luego, él vino a Bolivia e indicó que el Tannat había encontrado una nueva patria. Esa primera medalla ya atrajo la atención de expertos. Vinieron a Tarija varios a conocer nuestros productos.

—¿Y esta nueva medalla Gran Oro impulsa también la llegada de nuevos visitantes destacados?

—Bueno, ya ha venido el presidente ejecutivo del concurso catador. El presidente del concurso en Chile, Sergio Correa, también se ha visto gratamente sorprendido de que acá en Bolivia existan este tipo de vinos y de que podamos tener un lugar importante en cuanto a los vinos de calidad en el mundo.

—¿Qué historial tiene este vino varietal que ganó en Chile?

—En 1999, Aranjuez decide introducir por primera vez Tannat en Bolivia. Fuimos los pioneros en plantar esta cepa en el país. Hoy es la cepa tinta más plantada en nuestro país. Desde aquellos años, nosotros nos fuimos especializando en hace vinos de calidad con el Tannat. Tenemos diversas variedades como el Duo que es un vino bivarietal, de cepas Tannat y Merlot, que es el primer vino que se elaboró con Tannat en Bolivia. Luego produjimos el Tannat varietal que acaba de ganar la gran medalla. Fue el primer vino Tannat de Bolivia.

Posteriormente sacamos Juan Cruz y Tannat Origen. Son vinos que tienen sus características propias. Pero el que acaba de ganar en Chile es el que expresa mejor el carácter de la variedad de esta cepa. Es decir, si alguien quiere consumir un vino que exprese lo que es Tannat, éste es el mejor exponente. El premio acredita mis palabras, este vino expresa la tipicidad de la variedad sobre cualquier otro tipo de aporte que pueda tener su elaboración.

—Junto a esa especialización en el Tannat, ¿qué diferencia a Aranjuez de las otras bodegas bolivianas?

—Tenemos ya 43 años de historia produciendo vinos. Hubo en ese emprendimiento el afán de trabajar cada vez más profesionalmente. Si bien en Bolivia se producen vinos desde tiempos de la colonia, somos parte del surgimiento de una nueva época de la viticultura que tuvo ese norte. Por ello, podemos apuntar que ya tenemos una buena tradición y experiencia haciendo vinos, 20 años con Tannat, que no es poco.

También hay un gran esfuerzo por el trabajo en equipo. El vino resulta de un trabajo que empieza en el campo, en la viña. Tiene un ciclo agrícola con una característica especial: da un fruto en un determinado momento del año y una sola vez al año. El fruto se recoge y se lo lleva a la bodega donde se realiza la vinificación y los trabajos necesarios para obtener el vino. En todo ese proceso y los posteriores hay gente involucrada que trabaja muy estrechamente, en equipo. Se hacen muchos esfuerzos para potenciar ese trabajo en equipo para que cada vez haya mejores resultados.

Para ello tenemos un personal especializado y equipamiento de última generación, con lo más moderno que existe en el mundo del vino. Y hacemos siempre los esfuerzos para incorporar mejor tecnología y para que el personal esté mejor preparado.

—¿Qué exigencias especiales implica liderar ese equipo en una empresa de estas características?

—Bueno, soy ingeniero comercial y desde hace cinco años estoy en este cargo. Ello implica el saber trabajar bajo presión. También es importante tener la capacidad para afrontar problemas externos como son, por ejemplo, el contrabando y la falsificación. Pero en este caso particular, algo muy importante para el éxito es amar la viña y el vino.

—¿Qué proyectos nuevos tienen en marcha?

—Este año se cumplen los 20 años de la primera plantación de Tannat en una parcela denominada Lote 40. Hace un par de años presentamos el vino Tannat Origen por esa razón. Este año presentaremos una edición especial “20 aniversario” con este vino.

—¿Cuál es la situación de la industria del vino en Bolivia?

—Hemos tenido un buen crecimiento en los últimos años; sin embargo, en los tres recientes se ha sentido una desaceleración económica. Ahora, es evidente que la industria boliviana siempre va a ser pequeña porque se basa en valles cerrados circundados por cerros, por limitantes topográficas. Eso no va a permitir que seamos nunca muy grandes productores. Es una condición natural que, sin embargo, hace especiales a nuestros vinos porque son de altura, y tienen características singulares.

Vale remarcar que la industria, también en los últimos tiempos, está siendo afectada muy especialmente por el contrabando de Argentina. Ingresa mucho vino en cartón, cuya comercialización en Bolivia está prohibida y también ingresa mucho el embotellado. Esto obedece a la economía de escala con precios muy competitivos que poseen los argentinos y se añade la tremenda crisis que pasa ese país y debido al cambio de su divisa se facilita el contrabando.