Edita Vojtkova: “Creo que en la vida se enlaza todo”
Edita Vojtkova es una de las diseñadoras más destacadas de vestidos de novia en Cochabamba, pero ahora también se desenvuelve en otras áreas y una de ellas es la escritura. Hace unas semanas, la diseñadora checa y que radica desde hace más de 23 años en Cochabamba, presentó su libro titulado El día que me conocí, en el que recorre varios pasajes de su historia, pero sobre todo intenta mostrar que las situaciones de la vida dependen únicamente de las acciones individuales de una persona, por lo que espera que sus palabras sean como un “timbre” para quienes se identifiquen con algunos momentos o con algunas palabras escritas en su primera producción.
“Creo que en la vida se enlaza todo, una cosa te lleva a la otra cosa. Entonces si bien lo que estudié, no puedo decir de profesión, soy ingeniera industrial, pero siempre me llamaba la atención todo lo relacionado a la moda. Después, por mis propios medios, me vine a Bolivia cuando tenía 19 años, ya en mi país tenía mi propia tienda para ayudarme con mis estudios, tenía una tienda con cuero, pero por cosas de la vida decidí venir a Bolivia, empecé con el taller acá y, bueno, los comienzos no fueron fáciles porque no sabía el idioma, el estilo de vestir era totalmente diferente, yo estaba empezando, me estaba reinventando”, contó en entrevista con OH!.
Con una máquina de coser y sueños, pero aún con algunas cargas desde su país, adoptó un nuevo lugar de residencia.
Entre sus anécdotas recuerda que, tras sus primeros trabajos, le pidieron una rebaja. “Rebájame pues” fue el pedido de algunos de sus clientes, pero no entendía el motivo de la solicitud.
“No lo entendí en un principio, después en mi cabeza estaba metido que ‘yo quiero ser alguien en la vida, en mi país quiero demostrar a mi hermano, a todo el mundo que yo sí puedo, que soy capaz’, es lo que me decían en la escuela que tienes que estudiar para ser alguien en la vida, entonces cosas así. No me gustaba mi carrera, era sumamente rebelde en ese sentido, entonces llegué y comencé a ser, luchar para sobresalir, no fue fácil porque no se me respetaba por mi edad, porque era muy jovencita. Pasé de todo, hice uniformes hasta escalar para las pasarelas”, contó.
Comenzó con sus trabajos en el atelier que tenía en Cochabamba y se dio cuenta de que le gustaba hacer vestidos de novia y que era su “fuerte”.
“Estoy convencida ahora de que cada uno nace con un don. Te pueden obligar tus padres a que seas profesional, a que seas ‘tal cosa’, pero estoy convencidísima de que naces con un don y no hay nada más bonito que realizar el trabajo que al final ya no es trabajo”, sostuvo.
Su carrera como diseñadora fue una verdadera carrera. Tuvo a sus primeros hijos en un periodo en el que su trabajo era 24/7, por lo que reconoce que perdió varios momentos de su crianza.
“Estaba tan cegada de tener cosas, de tener cosas materiales, casa, auto, demostrar a la sociedad que era alguien, ocultándome tras estas pantallas. Después viví mucho estrés, trabajaba 24/7, hacíamos como cama caliente, en un sofá uno dormía, despertaba y le tocaba al otro. Trabajamos muy duro. Era muy estresante y no atiendes a tu clientela como debe ser”, relató.
Tras 23 años de trabajo, consideró que necesitaba parar y prestar atención a las situaciones que estaban pasando en su vida.
Edita reveló que, si bien decidió cerrar su atelier, consiguió un espacio en un mall donde no sabían de quién se trataba, es más, no la reconocieron, pero siguió trabajando.
En esos momentos, surgió la posibilidad de escribir un libro con todo lo que había aprendido. Se dio el primer manuscrito, pero Edita reconoce que ese borrador no le agradó. Al leerlo por primera vez, no se sintió convencida, pero se dio cuenta de que podía añadir más cosas.
“Lo escribí de nuevo. Tiene dos partes, la segunda la escribí de nuevo, luego seguía siendo como si fuera una sabelotodo, pero no funciona así. Otra vez revisamos el libro y de repente pasó algo, me iba a una cabaña a Corani, me aislaba en las noches, miraba mi mano y comencé a escribir así, sin pensar a dónde va. Tomaba un tema y lo escribía, cada capítulo tiene una investigación, una lectura. Me vino como entender que no importa cómo vas, pero busca el tuyo, primero es un despertar, luego es dejar de buscar culpables. Es asumir cosas, todo lo que te pasa es gracias a ti, tener cuidado con esos pensamientos hoy porque estarán ahí para el mañana”, añadió.
Edita reconoce que ahora sigue su camino, el libro terminó escribiéndolo “con el corazón”, como admitió tras concluir su obra.
Tiene planes a futuro y entre ellos siguen la moda, el apoyo y sustento a quienes lo necesiten, entre los que destacan mujeres que estuvieron en las cárceles y sobre todo elevar la conciencia de quienes puedan “darse cuenta” de sus vidas, sus caminos y lo que quieren en esas rutas.