Claudio Salinas: “Ganamos ese mundial con un equipo extraordinario”

A sus 30 años ya ha realizado una importante trayectoria en la principal empresa de energía de Portugal. Fue la continuación a una brillante carrera universitaria cuyo punto más destacado ha sido la victoria en un certamen científico mundial. Es Claudio Alberto Salinas Tejerina quien relató a OH! sus singulares experiencias.

—¿Dónde estudió? ¿Quiénes le ayudaron a tener tanto éxito en sus estudios?

—Estudié en el Instituto Americano de La Paz, que tiene excelente personal y profesores, quienes fueron fundamentales para construir los valores que tengo. Recuerdo al profesor Santiago Conde. Él fue clave para llevarme al camino de las matemáticas. Obviamente también valoro a otros profesores como María Luisa Rivadeneira, de química; a Lucio Revilla, de inglés, y a la profesora Gloria, de historia. Todos ellos influenciaron y me ayudaron a mejorar, por ejemplo, mi autoestima. Obviamente, no sólo los profesores, sino mis amigos y mi familia fueron fundamentales.

Existe una terminología que en inglés es “self made man” (la persona que se construye a sí misma) y hay personas que dicen: “yo soy self made”. Para mí no existe eso. De hecho, todas esas personas y la suerte que tuve durante toda mi vida me ayudaron a construir lo que soy. Desde chiquito siempre fui una persona muy curiosa y para mí fue algo previsible que decida estudiar algún tipo de ingeniería.

Recuerdo que mi mamá, quien también es ingeniera, me hablaba de las ingenierías mecánica, civil, eléctrica, las clásicas… Pero había algunas cosas en la petrolera que la diferenciaban. Primero, lo que ha estado pasando con el gas natural en Bolivia. Después tenías a nuestro vecino, Brasil, donde tengo familia, y se hablaba de la Petrobras y de lo que sería el Presal. Entonces, para mí, el petróleo siempre fue un gran desafío desde el punto de vista de la ingeniería, tal vez una de las ingenierías más complejas. Y dije: ¿por qué no intentar eso?

—Entonces Brasil era la opción cantada. ¿Por qué estudió dos carreras?

—Tras culminar los estudios en el Amerinst, me fui a una ciudad en el interior de Sao Paulo, Piracicaba, donde vivía mi familia. Ahí, durante un año, estudié las cosas que no sabía sobre Brasil para dar el examen de ingreso a la universidad. Y conseguí entrar a la Universidad Federal de Río de Janeiro. Es, tal vez, una de las mejores universidades de petróleo a nivel mundial y, sin duda, en Latinoamérica.

Un año después, la universidad ofrece, para todo estudiante de ingeniería, este programa para hacer la carrera de matemáticas. Y, como mi pasión, más que la ingeniería, era, y es, la matemática, lo asumí. Entonces comencé a hacer simultáneamente las dos carreras.

—Cuéntenos sobre su participación en esa competencia mundial. La PetroBowl, ¿no es cierto?

—En el mundo del petróleo es fundamental el contacto con la Sociedad de Ingenieros del Petróleo (Society of Petroleum Engineers). Desde muy temprano comencé a hacer cosas con ellos, como participar en eventos, minicursos, etc. Después aparece lo que se denomina el PetroBowl. Es un certamen anual que se hace en el ATCE (Annual Technical Conference & Exhibition), que no es un lugar fijo; puede ser en Houston, Dubái, cualquier lugar del mundo donde se ven las novedades de las tecnologías del petróleo.

Hay un día dedicado al PetroBowl. Allí las universidades de todo el mundo se reúnen para medir su conocimiento sobre el petróleo, gas y también sobre historia, energía, economía, matemáticas. Entonces pueden hacer todo ese tipo de preguntas y, obviamente, con un componente del petróleo fuerte. En 2015, fue nuestra primera participación. Se llevó a cabo el campeonato latinoamericano en Río de Janeiro cuando acabamos en el top 4.

Fue suficiente para participar en el evento mayor, en la segunda parte. En ese entonces fue en Houston y acabamos en el top 16 del mundo, fue la mejor colocación de una universidad brasileña. Luego fuimos eliminados por quien iba a ser en ese torneo el campeón del mundo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De hecho, fue la primera vez en la historia que una universidad no estadounidense ganó el campeonato.

—¿Entonces buscaron la revancha un año más tarde?

—Sí. Durante la primera competencia, llegamos a ganarle, en el primer tiempo, a la UNAM y nos dimos cuenta de que se podía. Había una oportunidad de llegar más lejos, tal vez a una semifinal o una final. Entonces, en lugar de decepcionarnos y parar de estudiar, porque realmente fue una inversión un año intenso de estudio, decidimos estudiar todavía más. Hacíamos reuniones más frecuentes, aumentábamos preguntas que estaban en nuestra base de datos. También hacíamos una simulación de evento, invitábamos a universidades de Brasil para que nos ayuden a entrenar.

Entonces ya en 2016, en la competencia latinoamericana, fue la primera vez que Brasil salió campeón, resultamos campeones en Buenos Aires. Para la mundial, fuimos a Dubái, a los Emiratos Árabes Unidos. Nuestro transcurso hasta la final fue bastante complicado. Me acuerdo que nos tocó con la Universidad de Texas, que ya había sido campeona. Luego nos enfrentamos al Colorado School of Mines, que también ya había sido campeona.

A la UNAM la eliminamos esta vez. Y después la final fue contra la Luisiana State University, universidad que iría a ser campeona del PetroBowl en 2019. Ganamos y fue la primera vez en la historia que una universidad de fuera de América del Norte ganaba. Y era Brasil y yo, como capitán del equipo, con la bandera de Bolivia.

—¿Fue capitán en el equipo de la final del mundial? O sea, cabeza de un grupo de talentosos.

—Fui el capitán del equipo en los dos años. Ganamos ese mundial con un equipo conformado por personas extraordinarias. Ahora si los ves, están trabajando en la Transocean, un amigo está haciendo su doctorado PHD en la Oklahoma University, otro está en la parte de ciencia de datos…

Entonces ha sido compartir durante casi tres años con esas personas increíbles que ahora tenemos una amistad de por vida. Tal vez sea el mayor galardón que la Sociedad de Ingenieros de Petróleo del Brasil ha otorgado. Ese galardón a la excelencia que fue obtenido por un grupo de estudiantes. Fue una cosa extraordinaria.

—Los premios abren oportunidades laborales y académicas, ¿fue así?

—Tras egresar tuvimos todos una gran dificultad para entrar al mercado laboral. Todavía se estaban sintiendo los ecos de la crisis del precio del petróleo de 2014. El mercado no estaba contratando. Entonces decido hacer una maestría en un área que me interesa bastante que es microfluídica, con énfasis en flujo en escala de poro.

Es para hacer el modelaje, la simulación de en la extracción de hidrocarburos donde está el yacimiento, en diferentes escalas. En esa parte se están haciendo muchos estudios en lo que sería la recuperación avanzada del petróleo. Hice un año, terminé todas las materias. Pero apareció la oportunidad de irme a Portugal, gracias a una sociedad entre el Gobierno brasileño y la Galp, la empresa de energía de Portugal, y la Heriot-Watt University.

—¿Dejó una maestría para ir por la otra en Europa?

—Dejé esa maestría congelada y me fui un año a Lisboa, donde hice una maestría en ingeniería del petróleo. No la hice dentro de una universidad portuguesa, sino de la Heriot-Watt University, una universidad de Escocia. Los profesores escoceses venían al campus de la universidad de Lisboa a darnos clases sobre ingeniería del petróleo.

Era un programa mucho más exigente, más corto, durante un año, altamente intenso. Tuvimos que hacer un plano de desarrollo de campo, hacer la tesis. Como me encanta el modelaje y simulación de flujo de los hidrocarburos en los reservorios, mi tesis fue en recuperación avanzada del petróleo. Para ello trabajé mucho con Galp. Y fruto de esta relación, una vez que concluí mi maestría, me contrataron como ingeniero de reservorios en Galp y estuve ahí durante dos años, hasta 2019.

—Justo el año de la llegada de la Covid. ¿Cambió en algo sus planes este fenómeno que puso de cabeza al planeta?

—Sí, entra la Covid-19 y existe también un panorama diferente en el mundo de lo que sería la transición energética. Yo también comencé a tener interés no sólo en exploración y producción del petróleo, sino también en las energías alternativas, renovables y nuevos negocios. Entonces apareció esta oportunidad de cambiarme de área e ir a la parte de innovación.

Durante dos años estuve en innovación con responsabilidades más en la parte de la descarbonización. Es decir, las actividades que se podrían utilizar en la empresa para la descarbonización de nuestros activos como refinería, créditos del carbono, captura de carbono y almacenaje… Después de dos años donde tuve la oportunidad de aprender muchísimo sobre esta cuestión energética, recientemente cambié de funciones. Ahora trabajo como asistente ejecutivo de uno de los administradores de la Galp.

—Sin duda, una carrera notable. ¿Siempre tuvo notas y logros académicos altos?

—Sí, como dije, gocé de la felicidad de tener un ambiente en casa que me dejaba dedicarme mucho al estudio. Para mí el estudio siempre es y fue una cosa de mucho placer. Entonces, naturalmente las notas eran elevadas, en el colegio, mi media era siempre arriba de 65, sobre 70. En la universidad terminé como el mejor alumno de ingeniería del petróleo de ese año. Tuve el Cum Laude, que es un tipo de graduación en Brasil para promedios superiores a 8,5, también en la Heriot-Watt salí con distinciones.

—¿Fue una dedicación absoluta o hay algún secreto para estudiar y además realizar otras actividades?

—No, siempre tiene que haber, aparte de dedicarte al estudio y a tu vida profesional, un balance con tu vida social. Entonces no era sólo estudiar y estudiar, sino también divertirme y estar con mis amistades, la familia es fundamental. Y también hay que dejar que las ideas se estacionen en tu subconsciente.

Nunca fui de las personas que van a estudiar un día antes del examen. Si haces eso, puede que te salga bien. A veces puede ser que no tuviste tiempo y, por necesidad, te desvelas y sin dormir vas a dar el examen. Pero el cerebro no consigue almacenar el conocimiento cuando llegas a esa forma extrema. Generalmente, das un examen y después de una semana no te acuerdas de nada.

No tiene sentido porque la universidad y el colegio son la herramienta que te permite prepararte para después dedicar tu vida a hacer algo. Yo intentaba ser una esponja para que el conocimiento, o la aplicación de este conocimiento, sea natural después en la aplicación profesional y de vida.

—De aquella experiencia en el PetroBowl, ¿cuáles fueron los momentos que más le conmovieron y que no podrá olvidar?

—La jornada en sí. Cuando veo atrás y comienzo a pensar en la jornada, las amistades y el esfuerzo que tuvimos como equipo. Siempre es algo que cuando recuerdo me conmueve. Pero si tengo que elegir el mejor momento que tuve en mi vida profesional-académica, ha sido cuando conseguimos ganar esa final. El momento en que te entregan el trofeo y lo levantas. Toda esa euforia, la catarsis después de tanto sacrificio, conseguimos hacer el trabajo que teníamos que hacer.

También, el sabor de que América del Sur, Brasil, Bolivia tenemos todas las herramientas, toda la voluntad para ser los primeros en el mundo. No sólo en el deporte, no sólo en los bailes, sino también en el conocimiento. También ese momento fue extraordinario.

—¿Cuáles son sus proyectos para el futuro?

—No tengo ahorita un vector de alguna área en específico. No sé si continuar en gas y petróleo, no sé si me voy al ciclo de vida del litio, o puede ser captura y almacenaje de carbón o incluso renovables. Lo bonito de haber escogido la energía es que puedes estar cambiándote siempre de dirección y aprendiendo nuevas cosas.

El doctorado también es algo que va a ser natural. Lo quiero hacer y también en la parte de energía o en la parte financiera. De hecho, hice también una maestría recientemente en matemática financiera aquí en la Universidad de Lisboa. Tal vez concilie entre energía y finanzas.