PARA ENTENDER LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Para introducirnos en el tema voy a contarles lo que viví hace unos días cuando fui miembro evaluador del examen de competencia de cuatro médicos candidatos a la asignatura de Anatomía. Dos de ellos emplearon presentaciones en power point, el tercero usó un marcador, y la cuarta profesional trabajó con cuatro marcadores de color.
Después de observar el desenvolvimiento en aula, escuchar sus disertaciones y pertinencia de las respuestas, se optó por uno de ellos. Su tecnología educativa -la pizarra y un marcador- se impuso a los recursos empleados por los demás y nos dio una magnifica explicación sobre la anatomía del corazón, supo mantener el interés en su alocución, conectó con la mirada y demostró gran dominio del tema. La candidata de los cuatro marcadores destacó por su planificación, claridad y expertise. ¿Qué pasó con los médicos de las diapositivas? Lo que suele pasar cuando no se sabe emplear el recurso tecnológico y cuando este, en vez de apoyar al maestro, lo perjudica.
¿Los recursos tecnológicos facilitan el proceso docente educativo? No necesariamente. ¿Los estudiantes aprenden mejor cuando el docente usa tecnología moderna y llamativa? No necesariamente. ¿La clase se hace más llevadera cuando el maestro emplea TIC? No necesariamente.
¿Cuándo la clase se hace provechosa para el estudiante? Cuando el profesor entiende los intereses y motivaciones del estudiante, cuando comparte un tema significativo a partir de una comunicación empática y asertiva, y cuando imprime tanta voluntad como energía para enseñar: “…voluntad implacable de hacer bien y de enseñar bien…es el calor con el que se enseña; es la fe con que se trabaja; es el amor con que se cultiva al niño; es la fiebre fecunda que anima toda la vida escolar que brota del profesor” (Franz Tamayo hace 106 años).
Carla Martínez en TIC no son varita mágica para digitalización educativa, recuerda que en “Argentina, Colombia, Uruguay, Chile y México se han entregado millones de dispositivos entre tabletas y computadoras portátiles derivados de inversiones millonarias cuyo impacto es nulo sin una política educativa adecuada, sin electricidad y sin conectividad a Internet”.
“Creo que hasta hace tres o cuatro años vivían nuestros países con la esperanza y fantasía de que invirtiendo en dispositivos tecnológicos y conectividad se iban a empujar cambios en la pedagogía, en la forma de trabajar en la escuela y creo que lo que ha ocurrido es que terminamos de convencernos de que eso no ocurría mágicamente, que la sola presencia de dispositivos no aseguraba cambios reales en las prácticas docentes y tampoco tenía impacto en la calidad”, señala E. Severich, consultor UNESCO. La tecnología no hace a la calidad educativa, esto lo saben pedagogos y tecnólogos, pero no lo quieren entender los políticos que gastan millonadas en el afán: “cualquier país que siga en esa línea va a gastar mucho dinero con ningún impacto”, asegura el consultor.
Está claro que para que la digitalización educativa funcione, la escuela deberá contar con las condiciones óptimas de conectividad (infraestructura, energía eléctrica, internet de calidad, mantenimiento), pero además, serán fundamentales los procesos educativos diseñados para tal efecto: docentes expertos en educación digital, plataformas virtuales para trabajo en equipo y programas (contenidos, estrategias y evaluación) adecuados. Mientras esto no ocurra me quedo con el docente que nos sedujo con un marcador negro, o con la que en 8 minutos dibujó un prolijo esquema de síntesis temática empleando marcadores de color como recurso tecnológico.
Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación.
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