Pintar en Bolivia, arte que empodera
El arte es para todos y trasciende lo estético al alimentar distintas dimensiones de las personas. Prueba de ello es el trabajo que realiza el equipo de Pintar en Bolivia, una ONG que trabaja con arteterapia como una vía de transformación para el desarrollo de niños quemados, madres de niños con cáncer y mujeres que han sufrido violencia doméstica. Esta iniciativa inició gracias a una historia, de esas que inspiran y son motores de acciones y de impacto social.
La ONG cumplió en mayo dos años de vida y ha sido creada en memoria de Thomas, quien fue diagnosticado con un severo cáncer y en los últimos estadios de su tratamiento y vida encontró refugio y alivio en el arte.
Thomas nació en Holanda y vivió en Cochabamba por seis años, su madre animó a Lisan van der Wal, fundadora y principal cabeza de la ONG, que realice en Bolivia sus prácticas y voluntariado para su título de arteterapia.
“Durante su enfermedad ha expresado todo lo que pasaba con él a través del arte. Al principio él estaba enfocado a sobrevivir y sabía muy bien que estaba muriendo. El proceso de cómo fue asimilando su enfermedad se vio reflejado en sus creaciones. Sin necesidad de decirlo con palabras, pudo expresar sus emociones más profundas”, comenta Lisan, quien es oriunda de Holanda y tiene 27 años.
Lisan llegó a Cochabamba en 2015 y además de hacer trabajos de voluntariado, hizo investigaciones en hospitales para integrar el arteterapia en Bolivia. En sus primeros pasos, pudo constatar que en las clínicas no existe apoyo psicológico para pacientes con enfermedades terminales. Vio el potencial de trabajar algo que no existía y pensó en abrir una ONG. Inició el 2016, “poco a poco”, organizando, por ejemplo, eventos para recolectar dinero para la fundación con la que trabaja en Holanda.
“En Cochabamba veo muchas oportunidades, cosas que todavía no hay”, enfatiza y cuenta que quedó encantada con la ciudad no sólo por el clima y la vida tranquila, sino también por la calidez de la gente.
Recuerda que Thomas también quedó enamorado de Bolivia y siempre quiso iniciar algo así en Cochabamba. Lisan aún mantiene contacto con la familia y junto a la madre de Thomas quieren crear un “art bus” (bus de arte) que se llame The Thomas, para que niños que viven en zonas alejadas tengan acceso y reciban los beneficios del arteterapia. Éste es sólo uno de los futuros proyectos de Pintar en Bolivia y en el presente ya existen acciones bien establecidas.
PROYECTOS QUE BUSCAN EL EMPODERAMIENTO
Pintar en Bolivia trabaja con distintos proyectos y poblaciones, todos tienen en común que se valen del arteterapia. Uno de ellos es “Tikay”, palabra quechua que en español significa florecer. Este proyecto trabaja con niños quemados, quienes ven muy poco a sus padres, pues su familia radica en el interior del país. “No tenían apoyo psicológico, para mí eso fue una sorpresa. Sufrieron accidentes, tienen un trauma, tienen que hablar lo que han pasado”, manifiesta Van der Wal.
A través del arteterapia trabajan su autoestima, miedos y también experiencias previas a las quemaduras, pues cada uno llega con una fuerte historia familiar. Van der Wal explica que gracias al arteterapia aprenden a ser más flexibles y libres. Otro aspecto que destaca es enseñarles a no ponerse expectativas tan altas, que traten de estar felices con lo que crean y que lo disfruten.
Enfocarse en el autoestima es importante porque tienen que vivir en comunidad y la gente no los acepta, debido a que se ven diferentes, explica la fundadora.
Además de trabajar con el arteterapia, también los ayudan con sus tareas y realizan distintas actividades de relajación y diversión.
Otro proyecto importante es el de las bolsas ecológicas de tela y las principales artífices de ello son mujeres que han sufrido maltrato físico y psicológico. Van der Wal explica que el dinero que recaudan con la venta va principalmente para ellas y luego para el sostén de la ONG y para algunos casos, como por ejemplo, el de Anita, quien es parte de “Tikay”.
Anita tiene 18 años, vive en Cochabamba y es de Potosí. Ella tiene el sueño de estudiar arquitectura, Lisan la define como una joven muy talentosa, reflejo de ellos son las bolsas de tela que ha diseñado.
“Creamos ideas para que ellos trabajen y tengan sus propios fondos. Es importante que trabajen para sí mismos y no mal acostumbrarlos a que todo lo que reciban provenga de ayuda. Tienen que ser independientes y empoderados para crear un futuro más brillante para sí mismos”, resalta.
Otro proyecto de Pintar en Bolivia es el de “Siente Cochabamba”, el cual consiste en talleres de cocina típica impartidos por mamás de niños con cáncer, quienes también reciben capacitaciones. En un futuro planean trabajar con artesanías (diferentes y originales) que no sólo sean para turistas sino también para los propios bolivianos. Todo ello pensando en que las mujeres tengan más ingresos.
Sobre la situación específica de estas mujeres, Van der Wal señala que lo más duro que enfrentan es que sus hijos están enfermos y piensan constantemente que pueden morir. “Nosotros no podemos actuar sobre el cáncer, pero con estos talleres las podemos ayudar a generar dinero y que trabajen en grupo”, añade.
Van der Wal cuenta que recientemente dos mujeres del grupo perdieron a sus hijos. Tenían que decidir si seguían formando parte del proyecto o no. Coincidieron en que necesitaban quedarse, ya que crearon un nexo fuerte y la idea es que se apoyen entre ellas. “Es aún más importante que sigan siendo parte de este grupo y que no están solas. Tenemos que darles el sentimiento de inclusión”, señala a tiempo de subrayar que ellas son un ejemplo y sus consejos son valiosos para el resto. Una vez más reitera lo importante que es que sean independientes y no dependan de la ONG.
“Las mujeres en Bolivia son impresionantes, muy fuertes, trabajan mucho. Merecen que sus voces se escuchen, tener la frente en alto, ser empoderadas y tener un ingreso más justo”, asevera la fundadora de Pintar en Bolivia.
MURALES, INCLUSIÓN Y FUTURO
Lisan aún continúa investigando sobre niños quemados. Ahora está trabajando junto a dos personas. Una de ellas es Natasha Cross, una muralista inglesa que también trabaja con arteterapia.
Luego de esta fase, pretenden pintar algunos murales en la ciudad que traten principalmente el tema de la inclusión. “Queremos generar atención, educar y prevenir sobre este tema. Reflejar los efectos de las quemaduras, en todo nivel”, indica.
La idea del proyecto es que finalice como una ruta. “En Sudamérica les encantan los murales, pensamos que el mensaje podría tener más impacto. Educamos de manera creativa”, agrega. Un primer trabajo de ello es un mural que pintaron en la Casa San José con ayuda del mARTadero. El foco temático fue el de la inclusión.
Sobre el acercamiento que ha tenido con los niños y qué ha aprendido sobre ello, cuenta que ellos quieren hablar y contar su historia, pues su necesidad de expresarse es grande y se sienten solos. “Les ofrecemos un espacio seguro para que cuenten lo que les pasó y demuestren lo inteligentes que son. Les demostramos que no es para perdedores demostrar lo que sienten. Veo un gran futuro para ellos”, añade y destaca lo importante que es trabajar para generar una comunidad más abierta, en la que los acepten sin juzgarlos por cómo lucen y en la que la depresión no sea un tabú. Rescata que estos niños han demostrado una gran evolución, ya que las situaciones difíciles por las que atravesaron los forjaron e hicieron más fuertes.
Al compartir con los niños y mujeres, las experiencias y vivencias de ellos forman parte también de su vida. Lisan comenta que ha aprendido a diferenciar qué es trabajo y no cargar con sentimientos negativos en su casa. “Esto no funciona si soy débil, debo ser fuerte para ellos. No puedo cambiar las cosas, no puedo curar el cáncer o sus heridas. Sin embargo, puedo ofrecerles positividad y posibilidades. Me enfoco en los aspectos buenos”, concluye.