El “plato inteligente” versus los malos hábitos
“Un plato inteligente” es la distribución correcta entre fibra, proteínas y carbohidratos. De éstos, la mitad del plato debe ser de fibra, es decir, verduras; una cuarta parte, de algún tipo de carne (proteína), y la otra de carbohidratos, como arroz, papas, ocas, camotes o pasta, pero sólo uno de estos. ¿Suena fácil? Puede serlo, sobre todo si uno mismo se ocupa de preparar sus alimentos y comer en casa en los almuerzos y cenas. En la práctica y en una ciudad como Cochabamba, esto es muy difícil. La ciudad del “buen diente” prioriza sobre todo los carbohidratos y proteínas, desbalanceando la dieta y provocando una serie de consecuencias que afectan a la salud, la principal es la obesidad. Para ser justos, la dieta desbalanceada no es propiedad exclusiva de los cochabambinos; los malos hábitos de alimentación, la rutina urbana, el sedentarismo y el fácil acceso a comida chatarra son las cuatro causas principales que provocan sobrepeso y obesidad en el municipio de La Paz, según el estudio Percepciones sectoriales del costo del sobrepeso y obesidad en el municipio de La Paz, realizado por Fundación Alternativas.
Pero la alarma no sólo se da en ciudades como Cochabamba o La Paz, ni solamente en países como Bolivia. Naciones Unidas ya se pronunció el año pasado sobre el “alarmante” avance del sobrepeso y la obesidad en el mundo y urgió a los Gobiernos a hacer frente a estos problemas con una transformación radical de los sistemas alimentarios.
“Llevar un estilo de vida saludable es la base para que podamos disfrutar al máximo nuestro día a día, y a su vez, pensar en un futuro próspero donde la salud nos acompañará. Pero la mayoría de nosotros tenemos pequeños vicios que sabemos que deberíamos de cambiar y que no conseguimos hacerlo. ¿Por qué nos resulta tan difícil deshacernos de los malos hábitos y adquirir hábitos de vida saludables?”, cuestiona la nutricionista y dermatóloga Lesly Pereira, quien hace un estudio integral de sus pacientes y logra tratar muchas enfermedades a través de la nutrición y enseñando a sus pacientes a comer bien.
“La palabra hábito, en numerosas ocasiones, puede tener una connotación negativa, ya que se relaciona con el hábito de fumar, el hábito de beber o el hábito de criticar, pero en cambio no se asocia con el hábito de la moderación o el hábito de agradecer. El hecho es que nuestras virtudes son hábitos tanto como nuestros vicios”.
“Muchos pacientes a su vez entran en un estado ansioso por no ver resultados inmediatos, por lo que los lleva a la frustración. Estilo de vida es un proceso del día a día que se sustenta por los hábitos que se van adquiriendo en el proceso de emagramiento corporal”, explica Pereira.
ESTILO DE VIDA
Ya que “somos lo que comemos”, ser consciente de lo que le hace bien a nuestro organismo y así prevenir enfermedades y tener más energía es cuestión de adquirir un estilo de vida saludable y eso sólo depende de cada uno.
Cada bocado que se mete en la boca es una decisión, entonces es necesario saber o recordar, que el primer efecto de los ácidos grasos trans en el organismo es aumentar los niveles de colesterol total, sobre todo del colesterol LDL (“colesterol malo”), mientras que disminuye el colesterol HDL (colesterol “bueno”), explica la nutricionista.
“Un consumo mayor de 1 gramo al día de grasa trans produce un aumento de la rigidez de la arteria carótida. Curiosamente, este mismo efecto se observa con el consumo de grasa saturada, pero en cantidades superiores a 10 gramos al día. Es decir, la grasa trans tiene el mismo efecto sobre la pared arterial que las grasa saturadas, pero a mucha menor cantidad de consumo”, indica Pereira.
ENEMIGOS PARA LA SALUD
Nuestro cuerpo depende de lo que comemos y no todos los alimentos nos traen beneficios, pues algunos son perjudiciales para la salud, afirma la nutricionista Lesly Pereira.
Éstos son los alimentos que más daño causan:
1. Jarabe de maíz alto en fructosa
El problema de esta sustancia es que se ha agregado a muchos alimentos que se consumen diariamente como cereales, barritas de cereal, bebidas azucaradas y mermeladas, entre otras, y tiene efectos nocivos para la salud, esto porque su principal ingrediente es la fructosa y el consumo excesivo de ésta puede aumentar niveles de colesterol LDL y triglicéridos en sangre, aumentando el riesgo de presentar diabetes mellitus tipo II, resistencia a la insulina, sobrepeso, Alzheimer y cáncer.
2. Bebidas con azúcar
El azúcar es una sacarosa disacárido formado por una molécula de glucosa y una de fructosa, el consumo excesivo de bebidas se asocia a un aumento del sobrepeso y obesidad, también enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2, resistencia la insulina, celiaquismo, autismo, hipertrigliceridemia y aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares por los altos niveles de azúcar que aporta. Una lata de 350 cc de bebida azucarada aporta 12 cucharaditas de azúcar. El cuerpo sólo requiere 5 g que es equivalente a 1 cucharadita de azúcar al día.
3. Embutidos
El jamón de cerdo, la longaniza, prietas, salame y mortadela son alimentos con un alto contenido de grasas, sobre todo saturadas. “El aporte de grasas saturadas es de 10-13 gr por 100 g de estos alimento y uno considera saludable un alimento que contenga menos de 1,5 g. El gran aporte de grasas saturadas de estos alimentos, aumenta considerablemente el riesgo de presentar sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiovasculares como infartos cardiacos y accidentes cerebro vasculares, celiaquismo e intolerancia al gluten”, según información de Bernardita Vignola, nutricionista de la clínica Santa María, para un artículo de La Tercera.
Por otro lado, los embutidos presentan una gran cantidad de nitratos, los que al consumirlos en exceso pueden tener un efecto cancerígeno.
El gran aporte de sodio es otro de los problemas que tienen estos alimentos, su consumo excesivo aumenta la presión arterial y la presencia de enfermedades cardíacas.
4. Frituras y procesados
Son alimento muy dañino para la salud, pues tienen un alto contenido de grasas saturadas, grasas trans y colesterol, además del aporte de hidratos de carbono refinados. “Las papas fritas tienen un aporte promedio de 650 calorías en 100 g, 32 g de grasa y 4 g de grasas saturadas. También tiene un gran aporte de sodio”, según explica Vignola. El consumo de éstos detona enfermedades hepatobiliares, cáncer, celiaquismo, colon irritable en un grado muy alto, indica Pereira.