El “mindfulness” se lleva también a la mesa
¿Hemos hecho del “ritual” de comer algo muy rutinario? ¿Le hemos restado importancia? Saber cómo comer es todo un arte y el prestarle atención puede traer muchos beneficios y en distintos niveles. Para ello, el “mindfulness” es una herramienta clave. La terapeuta especialista en bioneuroemoción y programación neurolingüística, Shane Medina, explica que el “mindfulness” se traduce como la atención plena al momento presente. “Es prestar atención de forma deliberada y sin juzgar a lo que acontece, mientras hacemos nuestras actividades y una de ellas tiene que ver con la alimentación”, agrega.
Asegura que aplicar “mindfulness” al momento de comer nos hace desarrollar una buena relación con los alimentos y todo lo que nos aporta para nuestra salud. Es una forma más amable y sincera de relacionarse con la comida. “Logras escuchar y atender las demandas del cuerpo: cuando tiene hambre, qué quiere comer, en qué cantidad, cuándo está satisfecho…Te olvidas de comer sólo por hacerlo y terminas ingiriendo alimentos más saludables”, especifica.
La nutricionista y coach en nutrición, Fabiana Cremer, coincide que el “mindful eating” nos ayuda a comer conscientemente y a discernir entre el hambre real o la necesidad falsa de comer. Además, permite detectar cuando estamos saciados y ya no necesitamos más alimentos.
“Cuando practicamos el ‘mindful eating’ también prevenimos afecciones como la ansiedad, el estrés, hipertensión, diabetes, la obesidad y los desórdenes de alimentación. Es una técnica que se expande cada vez más en la sociedad debido a la gran cantidad de beneficios que aporta”, resalta.
La primera recomendación que comparte Medina es comenzar con las comidas que uno ya está acostumbrado a ingerir a diario. Puedes aplicar el “mindful eating” en cada comida, como con las meriendas y las bebidas. Degusta cada detalle del alimento que llevas a tu boca y percibe los sabores: si es dulce, salado, agrio, picante, ácido; si la comida está caliente, fría, etc.; las texturas propias del alimento: suavidad, dureza, si las superficies del alimento son lisas o rugosas y también sus colores y olores característicos.
Un siguiente paso fundamental, explica la terapeuta, es preguntarse cómo se percibe cada una de esas características: ¿qué siento?, ¿es agradable?, ¿desagradable?, ¿placentero?, ¿delicioso? Adiciona que para el “mindful eating” inclusive los sonidos que hacemos al comer y beber son importantes, además de los pensamientos y sentimientos que surgen durante las comidas.
“En la medida que la persona hace del ‘mindful eating’ una práctica diaria, renovará su sentido del placer y la satisfacción plena con la comida. Ya no existirán más atracones, mala digestión, dolores abdominales o gases”, asegura. Señala también que cualquier síntoma digestivo recurrente en la persona comienza a mermar, ya que el cuerpo enviará las señales al cerebro para ir seleccionando sólo los alimentos que son nutritivos.
¿El “mindful eating” es para todos? Medina responde que sí, ya que todo ser humano necesita alimentarse. Manifiesta que esta técnica permite entender las costumbres y creencias del sistema familiar en torno a la alimentación y atender los problemas relacionados con la ingesta excesiva, deficiente o monótona que suelen tener consecuencias directas en la salud. “Ayudará a la persona, adulto o niño a reconectar con la sabiduría natural de sus cuerpos para tomar decisiones adecuadas en torno al comer”, destaca la especialista.
Cremer concuerda en que el “mindful eating” es recomendado para todo el mundo, pero sobre todo, para aquellas personas que tengan ansiedad, desórdenes de alimentación, que no sepan comer conscientemente, para quienes sufren de estrés o tienen problemas de obesidad.
APLICANDO LA TÉCNICA
Para mejorar la relación con la comida, entendiendo el hambre y aplicando el “mindful eating”, Cremer indica que debemos tener en cuenta que existen distintos tipos de hambre:
- Visual: es lo que se conoce coloquialmente como “comer con los ojos”. A veces podemos comer de más sólo por la apariencia de una comida.
- Olfativa: “huele que alimenta”. Los olores pueden desatar sensaciones, recuerdos y un “falso hambre”.
- Bucal: “se me hace agua la boca”, está condicionada por el ambiente y la cultura. Desata hambre insaciable que necesita de ciertos sabores y texturas para poder saciarse. La industria y la publicidad se valen de éste.
- Estomacal: es el que se percibe a través de la sensación de vacío, retorcijones, dolores y suele ser provocada por hábito, ansiedad e inquietud.
- Celular: es cuando se produce hambre debido a un déficit celular por parte de la falta de algún nutriente.
- Mental: es lo que pensamos y creemos sobre la comida y por lo general, se expresa por los “debería” y justificaciones o exigencias sobre lo que está bien o mal comer.
- De corazón: es el que se sacia por falta de compañía, intimidad. Es sencillamente comer para llenar vacíos.
Como dato extra, la coach nutricional apunta que hay que prestar atención a la sed, ya que solemos confundirla con el hambre. Para evitarlo, recomienda tomar un poco de agua cuando sintamos hambre y observar el efecto que produce.
¿CÓMO PRACTICARLO?
Para poner en práctica el “mindful eating”, Medina y Cremer comparten los siguientes pasos y consejos:
- Comer sentados y sin estímulos externos
Medina explica que lo ideal es comer apoyados en la silla y mesa. Evitar tener equipos electrónicos (celulares, auriculares, televisores, etc.) y todo aquello que pueda interrumpir la atención al momento de comer.
- Hacer el desayuno en un momento zen
“Debemos tomarnos unos instantes para cerrar los ojos y preguntarnos: ¿de qué tengo hambre?”. Podemos tener hambre de sabores, de compañía o de aburrimiento”, apunta Cremer. Para este paso recuerda tener en cuenta los tipos de hambre.
- Preguntarnos si tenemos hambre
“Puede parecer ilógico, pero muchísimas veces estamos tan desconectados de lo que queremos que damos por sentado que a ciertas horas "debemos" comer. Lo hacemos más por costumbre y no porque realmente tenemos hambre”, señala Medina.
- Comer despacio
Medina explica que cuando masticamos los alimentos siendo más atentos también lo hacemos más pausadamente y prestando atención a los sabores. “Esto facilita la digestión y se obtienen los nutrientes que nos aporta el alimento”, asegura.
- Involucrar todos los sentidos y hacerlo consciente
Medina explica que cuando comemos, todos nuestros sentidos intervienen. Por tanto, es de vital importancia comer y detallar lo que vemos: los olores, sabores y lo que podemos tocar. “Todo ello despierta sensaciones positivas que nos conectan aún más con la comida”, refuerza.
Cremer acota que los primeros bocados son claves para ello y no olvidar prestar atención a la sensación que producen en el estómago.
- No culpabilizarse y tener una mirada compasiva
Cremer menciona que es primordial, desde la responsabilidad, ser amables con nosotros mismos para cambiar los comportamientos que nos dañan. “No debemos reprocharnos por los hábitos dañinos que solíamos tener. Cada cosa que experimentamos era lo que podíamos hacer en ese momento”, dice.
- Comprender los errores
“Cada error debe ser visto como una fuente de información y no como algo que evitar a toda costa”, manifiesta Cremer.
- Estar atentos a nuestro diálogo interno
Medina comenta que una costumbre común es que al momento de tomar nuestra comida (desayuno, almuerzo o cena) estemos pensando en las actividades que hicimos, los pendientes, en algún problema o angustia de la vida cotidiana. Advierte que esto ocasiona que relacionemos ciertas comidas con emociones desagradables, que hacen de la experiencia del comer una actividad automática más. “Evita pensamientos, sentimientos y emociones negativas al momento de comer”, aconseja. Cremer acota que debemos ser curiosos, pacientes y libres de juicios y expectativas. “La idea es llevarnos por el camino del autoconocimiento comprendiendo nuestra alimentación”, recuerda.
- Respira
Medina recomienda tomar tres respiraciones profundas llenando el abdomen para relajar el cuerpo antes de comer. “Te sentirás más cómodo, alegre y con una actitud positiva”, asevera.