Cinco consejos para aprender a ser más tolerantes
En un mundo cada vez más globalizado donde hay más intercomunicación y existen diversidad de opiniones es necesario inculcar, cultivar y potenciar la tolerancia en cada una de las personas para lograr una mejor y sana convivencia a nivel personal, familiar y social.
Hoy en día la tolerancia es una virtud que escasea. Por ello, es necesario promoverla en los diferentes espacios (como el familiar, laboral y social) para lograr una convivencia armónica.
“La tolerancia es la capacidad de entender, respetar y considerar el derecho del otro más allá de las propias necesidades y creencias, de manera que se genere un ambiente de convivencia armónica y constructiva”, explica el psicólogo Germán Burgoa.
“La tolerancia involucra respeto, empatía y solidaridad. Ser tolerante implica ser flexible, saber escuchar, observar y aceptar la diferencia como parte normal de nuestra vida. Todos somos diferentes y es en esa diferencia -en la diversidad- donde está la riqueza de nuestro entorno”, acota la psicóloga Ximena Calatayud.
Resalta que la tolerancia es una actitud, una característica de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de los otros aunque no coincidan con las propias.
En cuanto a la importancia, Calatayud señala que la tolerancia “permite ser personas más felices con apertura al aprendizaje permanente, y en sociedad se traduce en respeto por las opiniones, creencias y puntos de vista”.
Burgoa destaca que la percepción de uno mismo y la percepción del entorno social (el otro) permitirán la convivencia armónica.
Esto porque la persona tolerante promueve el diálogo y la comunicación como medios para la concertación de ideas, acota Calatayud.
“Se debe potenciar la tolerancia propiciando la comunicación acertiva y conciliatoria entre los diferentes grupos y aceptando sus propias características individuales”, dice Burgoa, director general del Consultorio de Estimulación Temprana y Apoyo Familiar (Cetaf Cimientos).
Inculcarla desde la niñez
Los expertos coinciden en señalar que es importante inculcar la tolerancia desde la infancia.
Burgoa explica que el modelo familiar y la escuela son los responsables de inculcar estos valores y deben ser tomados en cuenta desde los años más tempranos inculcando en el niño amor, respeto y tolerancia por el otro, no importando su condición.
“La tolerancia es una actitud, un valor que se aprende desde y en el hogar a través de las situaciones y formas de responder a los acontecimientos cotidianos que van moldeando nuestra forma de interactuar con las personas desde nuestro entorno más cercano hacia afuera”, explica Calatayud.
Consejos
La psicóloga aclara que “para cultivar la tolerancia será importante tener presente que todo a nuestro alrededor es aprendizaje, es diversidad”.
Para apreciar todo lo que hay afuera, uno tiene que hacer un poco de introspección y autocrítica constructiva, como personas y según los roles que le toque desempeñar a diario (madre, hija, amiga, profesional, vecina ), señala.
Los especialistas brindan algunos consejos para aprender y potenciar la tolerancia en cada uno.
1. Nadie es dueño de la verdad absoluta
La tolerancia tiene que partir necesariamente del principio fundamental de que nadie es dueño de la verdad absoluta, porque cada uno tiene una visión singular de un determinado hecho o fenómeno.
Calatayud explica que es importante “estar conscientes de que siempre pueden existir diferentes puntos de vista, y que ninguno es más válido que el otro”.
Así, para desarrollar la tolerancia se debe empezar por comprender que el modo de ver que tiene uno es tan solo uno de muchos posibles.
2. Cuide el lenguaje verbal y no verbal
La psicóloga aconseja reflexionar sobre el valor de la palabra. “El lenguaje hablado, la lengua, así como el lenguaje no verbal o la forma de expresarse pueden suponer un foco de conflicto o de falta de respeto”, dice la directora del Centro de Educación Especial Marianne Frostig.
Podría decir algo como “Está bien, dígame más acerca de eso”. “¿Qué le hace pensar eso?”
3. Manténgase actualizado
“Informarse de la complejidad de la realidad actual. Definitivamente no es la de hace unos años, cambió y se amplió drásticamente”, explica la especialista.
Burgoa acota que una adecuada aceptación y percepción del otro y el entorno ayudará a ser más tolerante.
4. Sea empático
Calatayud explica que “es necesario escuchar a los demás con una mente abierta, intentando comprender su postura y ponerse en su lugar, ser empáticos”.
En la mayoría de los casos uno no tiene ni idea sobre cómo fue la vida pasada de la gente o por qué actúa de tal o cual manera. Platique con esa persona, explíquele lo que siente y el deseo de comprenderlo.
5. Exprese su punto de vista sin herir
Es necesario entender que las opiniones son relativas y discutibles y que no se tiene la verdad absoluta. Por ello, dentro el marco del respeto, se debe “expresar el punto de vista propio sin herir los sentimientos de los demás”, explica Calatayud.
De la misma manera, se puede exponer los argumentos de una posición sin necesidad de burlarse de la opinión contraria, eso sólo creará más fricción entre las personas al herir sus sentimientos.
Por ello, averigue su perspectiva sin ser intolerante o agresivo. Es mejor usar enunciados en primera persona en lugar de hacerlos en segunda.
Es mejor decir: “Pienso que es razonable que las escuelas pongan a disposición los anticonceptivos”, a expresar: “Eres un tonto por pensar que las escuelas no deben repartir anticonceptivos”.
La tolerancia es de humanos
“Si la tolerancia es aceptar y abrazar la diferencia, será importante no tener miedo, respetar a los que no son o no piensan como yo, considerándolos como iguales, saber escuchar. Ser tolerante nos hace más humanos”, finaliza Calatayud.
EN LA FAMILIA
La psicóloga Ximena Calatayud brinda algunas pautas para potenciar la tolerancia en el hogar.
Los padres son un modelo a seguir.
Se debe enseñar a los hijos a respetar las ideas diferentes, que no coincidan con las suyas.
No burlarse de las diferencias.
Aprender a jugar en equipo, sabiendo perder y ganar con humildad y sin humillaciones.
Ser consciente de que ser diferente no te hace mejor ni peor que el resto de las personas, sólo único y especial.
Adaptarse al ritmo y a las capacidades del resto de los compañeros.
Promover la valoración positiva de sus propias competencias, habilidades y talentos.