Capuchinas producen con fe y gracia divina
Fe, gracia y amor por Dios, son los tres ingredientes indispensables que las hermanas del Monasterio de Jesús Crucificado de la Orden de Monjas Clarisas Capuchinas emplean a diario en la producción de hostias, licores, vinos, dulces caseros, galletas y ornamentación litúrgica religiosa, entre algunas, los cuales además de fieles compradores, logró la admiración de propios y extraños.
“Nuestra madre Santa Clara nos dice que el trabajo es un don, una gracia que nos hace semejantes a los pobres que viven en el mundo.
De ahí consideramos que hacer las cosas es una bendición y lo hacemos con mucho entusiasmo (…) para dar gloria a Dios”, asegura, la abadesa del monasterio de claustro, la hermana Jovita. Añade que entre las especialidades de la congregación, se encuentran: las hostias, el licor de huevo, el vino y la ornamentación litúrgica que incluye la confección de hábitos religiosos, juegos para los altares católicos, estolas, albas, casullas para los curas, entre algunos.
Asimismo, explica que la elaboración de hostias es diaria e implica un tiempo de alegría entre las hermanas del claustro, quienes entre las 8:00 y las 13:00 producen cinco tamaños del símbolo, considerado “el cuerpo de Cristo” indispensable en la misa litúrgica católica.
Navidad, adviento y cuaresma son consideradas las temporadas más altas de demanda, durante las cuales las Capuchinas elaboran un promedio de 16.500 hostias entre pequeñas y grandes por día. Consultada sobre los ingredientes, la hermana Jovita explica que sólo se requiere harina y agua; sin embargo la “clave” de la masa radica en un buen batido.
En cuanto a los licores de huevo, la abadesa del monasterio cuenta con la paz que la caracteriza, que es elaborada hace 40 años. Añade que los únicos ingredientes utilizados son la leche y el huevo, además de uno “secreto” transmitido por sus antecesoras. Este cuenta con mayor demanda en Navidad y San Juan y se produce hasta 23 botellas por semana.
Por otro lado, el “vino de misa” elaborado una vez al año con 100 quintales de uva, es otra de las características de las hermanas Capuchinas, cuyo producto se caracteriza por no contener alcohol y es considerado “puro jugo de uva dulce”. Estos son elaborados en al menos dos meses desde el desgranado, la trituración, el sellado en los cántaros o tinajas y la maceración.
La ornamentación litúrgica, es sin lugar a dudas una de las especialidades de la congregación, puesto que pasantes, curas y monjas de diferentes congregaciones, además de familiares de recién ordenados, acuden a las Capuchinas para confeccionar casullas con los colores de la temporada litúrgica, estolas, albas, hábitos y cíngulos bordados o pintados en diferentes variedades de telas, cintas y encajes.
En la tranquilidad que inunda el convento de las Capuchinas, ubicada en la calle San Martín y Ecuador, las hermanas Capuchinas, cuya misión es la oración y la contemplación, aseguran que Dios se manifiesta a través de su trabajo, el cual es una providencia del creador por quien elaboran todo por amor.