Platino 2023: Bolivia en el mapa
Qué gran noticia recibimos los bolivianos cuando “Utama” se llevó dos reconocimientos importantes por la Mejor Dirección de Fotografía (Bárbara Álvarez) y por la Mejor Música Original (Cergio Prudencio) en la gala de los Premios Platino, que tuvo lugar el sábado 22 de abril en Madrid. La película de Alejandro Loayza Grisi ha llegado a la cima de este evento cinematográfico que en 10 años de existencia se ha convertido en el más importante de la región latinoamericana y de la península ibérica.
El atlántico cinematográfico se ha hecho más navegable desde que los Premios Platino continuaron, a ambos lados del océano, con la larga tradición que había iniciado Viña del Mar y posteriormente, con altos y bajos, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, el de Cartagena y el de Guadalajara, para no citar sino los más notorios.
Me ha tocado estar un par de veces (Marbella, 2015 y Punta del Este, 2016), en ese evento cuya duración se reduce a una noche de gala pero antes, a muchos meses de trabajo de preselección y selección, cada vez más perfeccionado como sistema incluyente y participativo, puesto que en esta décima edición de 2023 fueron inscritas inicialmente 505 películas, preseleccionadas 55, candidatas 20, nominadas 4 o 5 en las 23 categorías, y finalmente una premiada en cada categoría.
La obra “Argentina 1985” de Santiago Mitre se llevó el Platino a la Mejor Película Iberoamericana de Ficción, Mejor Actor, Mejor Guion y Mejor Dirección de Arte, aunque creo que el premio a la escenografía le hubiera correspondido más a “Bardo” de Alejandro G. Iñárritu, que es casi lo único bueno que tiene. De hecho, colocarla entre las nominadas a Mejor Comedia parece una humorada equivalente a clasificar en esa categoría a Kafka.
Estaba “cantado” que la película de Mitre se llevaría varios premios por sus indudables méritos, pero esta vez no pasó la aplanadora como sucedió un año atrás con “El buen patrón” (con menos méritos, pero con un poderoso patrón del cine español, Javier Bardem). Ahora, la asignación de premios fue más justa, lo cual dignifica a los organizadores de los Premios Platino y es indicativo de que los jurados hicieron un real esfuerzo de ver todas las películas y calificar las mejores.
Este es un proceso largo y llevado con mucha seriedad cada año. Lo sé porque ejercí como jurado de series y miniseries, lo cual me permitió ver obras importantes como las que llegaron a la nominación final: “Noticias de un secuestro” de Rodrigo García y Andrés Wood (premiados), “Iosi, el espía arrepentido” de Daniel Burman y Sebastián Borensztein, “El encargado” de Mariano Cohn, Gastón Duprat, Jerónimo Carranza y Diego Blieffeld, y “Santa Evita” de Rodrigo García. Para bien o para mal, no cabe duda de que el formato de miniserie por capítulos está desplazando al cine convencional de dos horas en la oscuridad de una sala de cine.
Sobre los largometrajes finalistas debo decir que “Competencia oficial”, premio a la Mejor Comedia Iberoamericana de Ficción (sobra la palabra “ficción”, ni modo que sea comedia “documental”), tiene la virtud de poner en escena a tres muy buenos intérpretes (Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez ) en una historia que parece precisamente burlarse del mundo del cine cuando apunta a los premios y festivales.
Que “As bestas” de Rodrigo Sorogoyen se haya llevado cuatro galardones, Mejor Dirección, Mejor Interpretación Masculina de Reparto (para Luis Zahera), Mejor Montaje y Mejor Sonido, es un justo reconocimiento a la fuerza narrativa de esta obra que pone en escena la irracionalidad y la violencia que se desata en una aldea de Galicia cuando una familia lugareña entra en conflicto con una pareja de franceses que se instala en la zona.
En resumidas cuentas, las cuatro películas más premiadas en la décima edición de los Premios Platino merecen ser vistas: “Argentina 1985” (5 estatuillas), “As bestas” (4), “Utama” (2) y “Cinco lobitos” (2). Pero también otras que no llegaron a la selección final, como “El castigo” de Matías Bize, filmada en un solo plano secuencia integral, con la estupenda interpretación de Antonia Zegers.
De manera similar a lo que sucede en Estados Unidos para llegar a los Oscar, pasando primero por los Golden Globe y los Critic Choice Awards, en España se da una progresión parecida que sirve para cimentar la competencia de los Platino: comienza con el Premio José María Forqué y sigue con los Goya. Estos premios que convocan a una enorme audiencia televisiva durante el tiempo que dura una gala, están marginando de la atención masiva a los grandes festivales clásicos de cine (Berlín, Venecia, Cannes o San Sebastián).
Otro fenómeno impensable hace apenas cinco años es la irrupción de las productoras de contenidos para televisión entre las grandes productoras de cine. Los intentos para dejar al margen a Netflix, Amazon o Disney (entre otras) han sido infructuosos y, de hecho, estas son las que dominan paulatinamente el escenario de los galardones, y no solamente los de las series.