VIH: la realidad de miles de personas entre políticas obsoletas de salud
Christian Burgos
Marta (nombre ficticio), es una mujer de 29 años que vive con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) desde hace más de un año. Supo que era portadora cuando se realizó una prueba de embarazo que también dio positivo.
Ella inició con la receta antiviral desde el momento que supo que también su hijo podría ser transmitido. Gracias a su estricto apego al tratamiento logró que su bebé no adquiera el virus pero tuvo que tomar una drástica decisión, dejar su país por el rechazo que tuvo en su familia.
“Fue la noticia más terrible de mi vida, yo no podía creerlo y solo quería morirme. Tuve que informarme por mi cuenta porque ni siquiera sabía muy bien lo que era esta enfermedad en realidad, gracias a Dios conocí a alguien que me insistió en usar los medicamentos y tuve que hacerlo por mi bebé, ahora también me voy por mi bebé”, contó la madre que prefirió no ser identificada por el miedo que persiste en ella tras el rechazo de su familia.
El pasado viernes emprendió un viaje rumbo a Chile para “iniciar una vida nueva” junto a su hijo. “Seguiré el tratamiento como sea y donde sea, tengo que vivir para mi hijito pero lejos de las malas personas”, aseguró en el corto relato sobre su estado de salud que califica como “una lenta pesadilla que nunca acaba”.
Como ella miles de personas viven con VIH en todo el país. Muchos son conscientes de que deben medicarse pero otros nunca lo hacen o simplemente abandonan los tratamientos ante la falta de políticas en salud que posibiliten por ejemplo el diagnóstico, manejo, seguimiento y tratamiento en todos los centros de salud de Bolivia.
El deficiente sistema de atención a pacientes con VIH en Bolivia se evidencia con la comparación de una simple fórmula que plantea ONU-SIDA con proyecciones para el 2020, la 90-90-90.
Se estima que para el 2020, a nivel mundial, el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado respecto al virus. Que el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antiviral continuada y que el 90% de las personas que reciben tratamiento tengan supresión del virus.
Según datos del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Cochabamba, en el país aproximadamente el 85% de las personas que viven con VIH conocen su estado, solo el 40% de ellos recibe el tratamiento y dentro de esta cifra únicamente el 20% es constante con su tratamiento antiviral y ha obtenido niveles indetectables de la enfermedad.
En Bolivia se deberían tener diagnosticados 22.000 pacientes y solo se han prescrito alrededor de 18.000.
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El 88% por ciento de los casos nuevos, que son 2.300 en todo el país, desde enero hasta septiembre de este año, corresponden al eje central el país: Cochabamba 19%, La Paz 21% y Santa Cruz 48%. La gestión pasada se registró más de 2.900 casos.
El restante 13% corresponde a los otros departamentos. “La epidemia está prácticamente urbanizada, en área rural se presentan casos pero no de la magnitud que se dan en las ciudades”, manifestó el responsable del programa de VIH-SIDA del Sedes, Christian Gómez.
Desde 1984 a 2017, se han notificado 16.898 casos positivos de VIH en Bolivia, de los cuales, la mayoría son jóvenes que figuran entre los 15 a 34 años de edad en los últimos años. Hasta finales de 2018 se estima que la cifra subiría a más de 18.000.
En ese periodo se han registrado 3.698 personas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), haciendo un total de 20.596 casos positivos. De los pacientes con SIDA, en 33 años fallecieron 4.943 personas.
En el mundo existen 36,9 millones de personas que viven con VIH. El 75% sabe que es seropositivo, el resto no lo sabe.
Tres de cada cinco personas que viven con el VIH reciben terapia antirretrovírica y solo el 47% ha obtenido niveles indetectables de VIH.
En Cochabamba, desde enero hasta la fecha se tienen registrados 479 nuevos casos (429 con VIH y 50 en la etapa SIDA), el año pasado fueron 588. Antes del 2017 no se sobrepasaban los 400 casos nuevos y en los dos últimos años hubo un incremento del 35% aproximadamente.
Entre 2017 y 2018 el 48% de los casos corresponde a jóvenes con edades entre 15 y 25 años. Según el Sedes todos los establecimientos de salud públicos cuentan con pruebas rápidas de VIH con el objetivo de darle mayor acceso a la población.
En los últimos años se ha determinado que la prueba de VIH sea obligatoria para mujeres embarazadas para prevenir la transmisión vertical a niños recién nacidos.
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Ante el constante abandono de pacientes al tratamiento antiviral y la muerte de muchas personas por SIDA, el Gobierno realizó la desconcentración parcial del diagnóstico, manejo, seguimiento y tratamiento de pacientes con esta enfermedad en Cochabamba.
Hasta el 2017 todo el tratamiento se lo realizaba únicamente en instalaciones del exhospital Viedma; sin embargo, a partir de este año se efectúa toda la atención en el hospital central de Ivirgarzama en el trópico, el hospital México de Sacaba, nuevo hospital Viedma, el centro de salud de Colcapirhua. El Instituto para el Desarrollo Humano también atiende a pacientes con VIH.
Se espera que para el próximo año en el centro de salud de Entre Ríos, hospital Punata, hospital Cochabamba, Maternológico Germán Urquidi y Tiquipaya, se reciba a pacientes seropositivos.
Mientras tanto, Sedes, la Asociación de Municipios de Cochabamba (Amdeco), la Dirección departamental de Educación (DDE), el Colegio Médico y la Red de Pacientes con VIH conforman el Consejo Departamental del SIDA (Codesida), una entidad que debería gestionar una mejor calidad de vida de las personas con esta enfermedad, muestran acciones nulas para mejorar la situación de pacientes que viven con el virus. “En los últimos años las acciones han sido muy aisladas y no ha habido trabajo conjunto”, admitió Gómez.
En Bolivia miles de personas viven con Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y contabilizar los casos reales es difícil puesto que en muchas ocasiones estas enfermedades no se manifiestan y cientos de personas viven como portadoras de ellas.
“Al igual que el VIH las ETS también se incrementan, incluso más que el VIH. Hemos visto chicas de 15 a 16 años que han resultado embarazadas, se les ha hecho el emanen de VIH y han resultado positivas y de paso se han agarrado una sífilis más. Es trágico lo que está pasando, la juventud no está tomando conciencia”, manifestó Gómez.
Según los últimos datos de la Organización Mundial para la Salud (OMS), cada día más de 1 millón de personas contraen una infección de transmisión sexual.
Se estima que, anualmente, unos 357 millones de personas contraen alguna de las tres infecciones de transmisión sexual (ITS) siguientes: clamidiasis, gonorrea y sífilis.
Más de 500 millones de personas son portadoras del virus que provoca el herpes genital tipo 2 (HSV2).
Más de 290 millones de mujeres están infectadas con el virus del papiloma humano.
Lo cierto es que el VIH y las ETS no discriminan la edad, género o situación socio-económica. Cualquier persona sexualmente activa puede contraerlo si no utiliza medidas de protección adecuadas.
Hay un desconocimiento sobre las vías de transmisión que son: relaciones sexuales (vaginales, anales u orales) con una persona infectada, la transfusión de sangre que contenga el virus o el uso compartido de agujas, jeringuillas u otros instrumentos corto punzantes, así como de la madre al hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia.
El VIH no se transmite por compartir platos, beber del mismo vaso, toser, estornudar, tocarse, besarse o acariciarse, compartir duchas, piscinas, alimentos, objetos, baños y lugares públicos en general.
A pesar de que la información se ha socializado más a lo largo de los años, la sociedad aún estigmatiza provocando un rechazo no solo en el ámbito familiar, laboral y social.
Estos prejuicios hacen que todavía hoy las personas que conviven con VIH sean víctimas de discriminación, como lo fue Marta, quien ahora busca un mejor futuro lejos de Bolivia.