Las editoriales buscan reescribir su permanencia pese a los golpes de la pandemia

20/04/2020

Hasta hace algunos meses el 2020 parecía un año de recuperación, estabilidad e incluso esperanza luego de la crisis política que atravesó Bolivia en octubre y noviembre de 2019. Pero, en las últimas semanas, esta visión cambio drásticamente y ahora miles de personas, confinadas desde sus hogares, miran un futuro confuso sin saber qué desenlace esperar de esta situación.

Con la llegada de la pandemia por la Covid-19 también arribó la paralización de la actividad humana expresada en economía, cultura, producción, industria, agricultura, etc, panorama que se refleja en una reconfiguración de hábitos, forma de consumo y sobre todo relaciones sociales y afectivas.

Muchas familias ya están siendo afectados por la situación, pero también sectores cuyas actividades no son consideradas una prioridad en este momento.

Este jueves, 23 de abril, se celebra el Día Mundial del Libro y de Derechos de Autor, instituido por la Unesco el 23 de abril de 1996, con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

Sin embargo, el 23 de abril más que celebrar un día del libro con presentaciones, eventos, tertulias y ferias, como solía hacerse, el sector editorial y literario busca diferentes alternativas para sobrevivir este tiempo de pandemia en el que las prioridades de los ciudadanos, más que comprar libros, son adquirir alimentos y abastecerse para sobrellevar la situación.

Detrás de cada editorial están otros rubros, como imprentas, diseñadores, escritores, importadores por lo que la afectación no solo se enfoca en vender o no libros.

Entonces, ¿cuál es el futuro las editoriales en nuestro país?, ¿cómo están sobrellevando esta pandemia? ¿qué escenarios les espera?, ¿es el momento de dar el “salto” a la digitalización? Y sobre todo ¿estamos listos para aceptar estos cambios?

Crisis antes de la pandemia

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El pasado octubre y noviembre, Bolivia atravesó una crisis social y policía que cerró por este tiempo a diferentes empresas afectándolas económicamente y en el desarrollo de sus actividades. Muchas editoriales optaron por culminar sus actividades y cerrar la gestión antes de cerrar el 2019 dejando casi tres meses “vacíos” y sin movimiento.

Al llegar el 2020, se esperaba que éste sirva para recuperar los meses perdidos, pero con la pandemia la situación de crisis se agudizó quitando a las empresas la oportunidad y esperanza de levantarse completamente.

“Todo esto pasa luego de octubre y noviembre donde no se ha trabajado nada, pero teníamos que pagar sueldos y salarios. Llega diciembre y que hay pagar el sueldo normal, el aguinaldo y en enero otro sueldo, en poco más de un mes se tiene que pagar tres sueldos. Sin haber generado ingresos”, expresó Boris Vargas, presidente de la Cámara del Libro en Cochabamba.

Los conflictos afectaron también el calendario de publicaciones de las editoriales que tuvieron que suspenderse para este año.

“Tuvimos que suspender varias presentaciones de libros y así también la impresión de varios de nuestros libros que estaban pendientes. Esto nos obligó a postergar varias de nuestras actividades. A finales de enero del 2020 recién estábamos poniendo al día nuestras obligaciones del 2019. Estamos arrastrando una severa crisis que está poniendo en peligro a todo el sector”, indicó Marcelo Paz Soldán, director de la Editorial Nuevo Milenio.

Por su parte el director de la Editorial El Cuervo, Fernando Barrientos, aseguró el 2020 ya no es considerado como un año de recuperación, pero eso no significa que se dejen de buscar alternativas para subsistir.

“Nos afectará a todos los sectores, por la crisis política, este era un momento de recuperación y con la cuarentena se terminó de complicar el panorama. No nos queda otra que seguir desde lo virtual y no sabemos en qué proporción está afectando en la parte económica”, indicó.

Presentaciones y trabajos sin ver el sol

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Los trabajos, libros y publicaciones que debían presentarse el año pasado fueron programadas para este año, pero con la situación de la cuarentena los proyectos futuros e inmediatos se congelaron acumulándose, afectando a otros rubros y reflejando grandes pérdidas en el sector.

“Esta situación nos retrasa futuros proyectos que tenemos. Debemos detener cualquier tipo de trabajos y producción de libros, como el trabajo en las imprentas, la importación de tinta, de papel. Lo que no deja un panorama muy alentador en este sentido”, explicó Gabriel Mamani representante de la Editorial Tata Danzanti.

“El año pasado ya suspendimos presentaciones y todo lo que habíamos programado. Este año teníamos que retomar los libros que estaban pendientes, llegamos presentar dos y estábamos a punto de completar las ediciones correspondientes a 2019 y apareció esto de coronavirus, como editorial primero que nos quedamos colgados, con producción ya atrasada”, contó Willy Camacho, director de la Editorial 3600.

Además de las publicaciones atrasadas las editoriales deben suspender también las publicaciones programadas para este año.

“Teníamos planeado publicar 15 títulos más, no creo que saquemos los 15 y en todo caso saldrán los que primero podamos sacar en versión electrónica y luego en papel, tal vez los del papel en otro momento”, señaló Barrientos.

Escenario lapidario

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Tras la llegada de la Covid-19 muchas editoriales se paralizaron imposibilitadas de generar el flujo que lograban antes apoyándose en paliativos que estaban poco consolidados en nuestro medio como, como la digitalización y la venta y consumo de libros electrónicos.

Para aquellas editoriales reconocidas la pérdida económica puede llegar a ser incalculable.

“No somos parte, evidentemente, de los que producimos productos de primera necesidad y el libro nunca lo ha sido ni lo será. Nuestras ventas en los últimos dos meses fueron nulas y no tenemos posibilidades de vender libros impresos, por lo menos hasta que pase la cuarentena” describió Paz Soldán.

El poco flujo afecta la circulación económica que se generaba en el círculo que componen las editoriales.

“Estamos como todos aguardando absoluta cuarentena y no hay movimiento, los trabajadores están en conflictos, ya es más de un mes y como editorial y responsables de la gente que depende de nuestras editoriales debemos asumir la responsabilidad. Los escritores tampoco van a recibir sus regalías porque no hay movimiento”, dijo Pedro Camacho, director de la Editorial Kipus.

Bernardo Quiroga, representante de la editorial Plural, indicó que el poco hábito y costumbre de lectura agudiza la problemática.

“Es una situación difícil, ya era muy difícil antes porque la gente en Bolivia no lee y no tiene dinero o costumbre de gastar en libros y vemos que una situación muy difícil que se avecina”, puntualizó.

Algunos editores coinciden que, si la situación continúa y se agudiza, puede provocar que empresas editoriales cierren sus puertas o incluso no quede fondos para financiar la producción literaria.

“Las editoriales no ganan por producción de libros, a duras penas llegan a cubrir los costos, cuando esto pase la empresa va a tener que buscar trabajos para cubrir deudas, salarios que se están debiendo y queda muy poco para financiar la producción literaria”, apuntó el director de la editorial 3600.

“Un mes de paro en el sector librero no significa necesariamente que la editorial se va a recuperar en un mes de trabajo que compense el mes perdido. Un mes de paro significa que nos va a tomar mucho tiempo recuperarnos, si lo hacemos. Así que a medida que vayan pasando los meses y se siga manteniendo la cuarentena, la recuperación será más lenta y dificultosa, al menos para el libro impreso”, indicó Paz Soldán.

Vargas aseguró que con esta situación “más de una editorial se va a ver en la dolorosa necesidad de cerrar puertas, porque no es sostenible. Es un escenario lapidario no solo para el gráfico, sino para todos los rubros en general”.

Sin embargo, coinciden que, pese al panorama poco alentador, deben continuar.

“Nunca habíamos pensado vivir esta experiencia, pero debemos continuar y volver a empezar con problemas económico. estamos comprometidos con la cultura”, indicó el director de Kipus.

“Nadie está pasando por un buen momento. Estamos, por lo pronto, tratando de mantener buen ánimo y viviendo o, mejor, sobreviviendo lo mejor que podemos. No estamos publicando nada, ni contratando imprentas y el trabajo de edición lo hacemos únicamente con los editores de planta por quienes hacemos un esfuerzo para cumplir nuestras obligaciones”, afirmó el director de Nuevo Milenio.

Para las editoriales independientes que recién empiezan en esta dinámica, si bien la afectación no es grave en el ámbito económico, la forma de distribución y llegada a sus lectores se ve afectada.

“No hay el flujo de la circulación de libros y por lo tanto no hay ganancias. Al ser una editorial nueva, la distribución y circulación se ve afectada”, expresó Mamani.

“Lo que lográbamos vender lo usábamos para producir otro material. Es una editorial auto gestionada, por amor a la literatura, no generamos sueldos”, explicó Leo Fajardo, representante de la Editorial Letramargo.

Mauro Gatica, editor de Electrodependiente, cuenta que la manera de llegar su público se ha visto severamente afectada, pues los trabajos que realizan son artesanales y estos deben exhibirse en espacios públicos.

“No solo tiene que ver con el momento si no con todos los proyectos a largo y corto plazo. Se ha visto mermado el flujo que teníamos, nosotros constantemente visitábamos las universidades era nuestro punto de encuentro con los lectores donde habíamos ya generado un universo de lectores importante”, contó.

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Las dos caras de los planes crediticios

El Gobierno anunció dos planes crediticios para que las grandes y pequeñas empresas puedan sobrellevar este tiempo de cero movimientos. El primero otorga préstamos para ayudar a pagar salarios de dos meses; el segundo plan dispone un fondo para dar créditos de funcionamiento y operaciones a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Las editoriales califican las medidas como paliativas, pero aseguran que no soluciona el problema porque seguirán debiendo por el préstamo y hasta con intereses.

“El incentivo del Gobierno es como un maquillaje, una estructura que se va a derrumbar. Como empresario decides sacar el préstamo, pero no generas ingresos para seguir pagando, solo te estás endeudando más y al final no vas a poder cumplir con el banco ni con los trabajadores, pasa el mes y las cargas sociales siguen sumando”, dijo Vargas.

El director de 3600, propone que más allá de otorgar préstamos el Gobierno debería contratar empresas nacionales para ayudarlas a sobrellevar esta situación.

“Sería ideal que el Gobierno contrate a imprentas y editoriales nacionales para la producción de memorias, folletos y prevención de enfermedades que el Estado va a seguir produciendo y que tal vez lo hace por la imprenta Estatal”, recomendó.

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Ferias como espacio de difusión

Con las medidas de prevención contra el Covid-19 las principales formas de llegar a los lectores han sido canceladas, como presentaciones de libros, venta en librerías, ferias literarias nacionales e internaciones. Esta situación afecta principalmente a editoriales nuevas que difundían sus productos para llegar a mas lectores.

“El grueso de la producción que hacemos se vende en las ferias del libro, porque la venta en librerías no es tanta. La venta en librerías debe ser de un 30 por ciento y en ferias un 70 por ciento. Todo apunta a que este año no tengamos ferias por la aglomeración de personas, por lo que toda posibilidad de vender y recuperar algo de lo perdido ya está desechada”, informó Willy Camacho.

En Bolivia existen tres ferias de libro nacionales en Santa Cruz y La Paz, realizadas en el primer semestre del año y en Cochabamba, realizada usualmente en octubre.

Vargas indicó que las ferias de Santa Cruz y La Paz suspendieron su realización para el segundo semestre del año lo que afectaría drásticamente a la feria que se realiza en ese tiempo en Cochabamba.

Las ferias que son consideradas como ventanas al público se cancelaron también a nivel internacional lo que impide que la producción nacional sea difundida en su formato físico fuera de las fronteras.

Carrera a la digitalización

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El coronavirus sin duda ha reconfigurado la forma de vender, consumir y socializar.  Esta situación ha llevado también a las diferentes empresas a intentar amortiguar sus pérdidas integrándose en el mundo digital pese a los obstáculos que esto representa en el país.

“La cadena de valor que representa el libro en Bolivia está seriamente en riesgo ya que ha utilizado, tradicionalmente, un solo canal para llegar al lector. Todos estamos acostumbrados a ello. Alguien escribía un libro, se lo editaba, imprimía, distribuía a librerías y el lector lo iba a comprar ahí, aunque, ciertamente, es más complejo que eso. Ahora esta cadena de valor está siendo alterada drásticamente y deberemos llegar al lector a través de medios digitales. Claramente, no muchas editoriales en el país están preparadas para ello, pero debemos afrontar el reto que esto significa, porque no hacerlo significará que en el tiempo desaparezcan algunas editoriales sobre todo si la situación continúa”, expuso Paz Soldán.

Las editoriales coinciden que la situación los obliga a adaptarse a este nuevo modo de consumo si no quieren perder su negocio o peor aún que las personas dejen de leer por cualquier medio.

Sin embargo, en Bolivia, el libro digital siempre fue utilizado como último recurso al no hallar un libro o texto físico, por lo que no existen sistemas o plataformas que faciliten una transacción de este tipo. Pero, coinciden que es un avance necesario para el desarrollo de todos.

“Con este problema tan serio hemos empezado a vender libros digitales y antes no lo hacíamos, pero ahora sí. En otras partes del mundo esto es lo más normal, nosotros recién estamos empezando, pero con muchas limitantes porque en nuestro país no se han adaptado normativas para estas interacciones”, indicó Vargas.

El director de El Cuervo, cuenta que esta adaptación se tuvo que hacer sobre la marcha.

“Como cualquier otra empresa no estábamos ni preparados ni hemos considerado que pueda pasar algo así, pero rápidamente hemos tenido que adaptarnos a la situación y consolidar algo que no estaba consolidado, la venta de e-books. Esta crisis nos ha obligado a resolverlo con las herramientas que tenemos a mano”.

Varias editoriales ya consolidaron o están por consolidar plataformas y espacios digitales para ofrecer libros virtuales. Sin embargo, reconocen que este cambio no se realiza de la noche a la mañana pero que por la situación si será mucho más rápida de lo que se pensaba.

Pero, los lectores a la hora de elegir un libro físico a un digital, en la mayoría de las veces elige un libro físico por la experiencia que ofrece al ojearlo, verlo, olerlo, sentirlo.

“Ya las ventas de libros en formato digital en este momento representan el 40% del mercado de libros, lo que está afectando los ingresos de las editoriales que cada vez son menores. Estas son decisiones que están moviendo la estructura misma de la edición en Bolivia. De alguna forma, estamos siendo obligados a movernos a un ámbito desconocido para todos. Por lo que, para las ventas de libros, se utilizará un solo canal que es el digital. Estamos en una situación de riesgo”, expresó el director de Nuevo Milenio.

Sin embargo, con la oferta de libros digitales no significa que el panorama mejore al 100 por ciento pues puede existir la posibilidad que los libros ya no tengan la importancia debida en su consumo.

“Hay la posibilidad, que sería lamentable, que la gente deje de leer porque ahora, más importante que un libro, es guardar dinero para los alimentos. Además, hay otro entretenimiento en internet que es gratuito, como ver películas, series, la posibilidad de acceder a esto mediante la piratería. El panorama es más negro de lo que pensamos, y no es que se la gente se vaya a volver al libro digital totalmente, si no a las otras alternativas al libro, que ya nos estaban ganado antes, como el internet, la tv, el cine”, expresó el director de 3600.

Redes sociales y plataformas digitales como potenciadores

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La mayoría de las editoriales, en este tiempo de cuarentena se enfocaron en potenciar su actividad en redes sociales para mantener el contacto con sus lectores. Además, algunas de estas editoriales empezaron a realizar actividades virtuales como talleres, presentaciones, videos en vivo e incluso promocionar libros digitales.

Todos coincidieron en que las redes sociales son y serán la clave para promocionar su trabajo y mantener la dinámica entre escritores, editoriales y su público.

En el caso de la Editorial Electrodependiente, cuentan que pese a que donde realizan mayor difusión es en las ferias de libro o encuentros no dejan de promocionar sus productos en redes sociales ya que esto los mantiene en contacto con su público.

 “Incluso si se levanta la cuarentena pretendemos mantener ese formato en lo que queda del año para evitar susceptibilidades. Es un buen momento para reafirmar el valor de las redes”, expresó Gatica.

Electroindependiente se caracteriza por ofrecer sus productos artesanales, con diseños y producción manual. Sin embargo, Gatica asegura que si bien no pueden ofrecer su trabajo en formato digital pueden usar las redes para potenciar la promoción y ventas de los mismos.

La Editorial Tata Danzanti en su página de Facebook promociona un libro digital de descarga gratuita. El libro es una antología internacional de cuento “Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo” que reúne 35 relatos de autores de 15 países.

Además, otro de sus formatos de difusión en redes es poner la portada de un libro y algunas páginas del contenido del mismo para “atrapar” a los lectores y luego busquen obtener el material.

La Editorial 3600 ha estado publicando en su página de Facebook videos de escritores, y expertos en literatura dando consejos y charlas para los amantes de las letras. Además, promocionan sus libros impresos en su página y comparten el link de obras para una descarga gratuita.

La editorial Nuevo Milenio utiliza mayormente sus redes sociales para promocionar sus libros. Además, pusieron a disposición con descarga gratuita su libro “Las visiones” de Edmundo Paz Soldán.

Potenciaron también, su librería digital que los lectores puedan adquirir libros digitales.

"Las redes ya no pueden limitarse a dar a conocer eventos o novedades literarias, sino también a promocionarlas y venderlas a través de internet. Debe desarrollarse una mayor interacción con los compradores, lo cual implica, claramente, invertir mayores esfuerzos en cada una de estas plataformas", aseguró Paz Soldán.

La editorial Letramargo utiliza las redes sociales como principal medio de difusión de sus productos, a la vez comparten noticias sobre escritores, concursos y algunos textos de descarga gratuita.

Editorial El Cuervo tiene un alto movimiento en sus redes sociales donde dejan fragmentos de sus obras para que los lectores se queden con ganas de más.

Además mediante su página web los lectores pueden acceder a algunos libros digitales para disfrutar en esta cuarenta.

El presidente de la Cámara Departamental del Libro contó que como institución se encuentran en la realización de una página web que contenga un banco de datos sobre las obras literarias, autores y editoriales.

Un cambio necesario

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La crisis que se ha generado por la pandemia está cambiando la forma de consumo y sobre todo la interacción lo que va a reconfigurar la forma de trabajo de muchas editoriales. En este sentido, las editoriales coinciden en que todos deben capacitarse para manejar esta nueva forma de interacción y llegar a los lectores.

 “Hay que ser inteligentes y encontrar mecanismos que el circuito del libro, a pesar a las limitantes físicas en el contexto mundial no se rompa”, señaló Gatica.

Entre los principales cambios que proyectan son las formas de presentación que pueden hacerse potenciando más las redes sociales con videos, transmisiones en vivo y el uso de plataformas digitales como Zoom, Meet y otras herramientas de videoconferencias para realizar tertulias, contactos con autores, etc. Además, la distribución y venta de libros físicos como con entregas a domicilio, venta de libros digitales.

“Esta situación va transformar el mundo de las editoriales, librerías, lectores. Incluso a aquellos escépticos esto los va a obligar a re plantearse el aspecto de la lectura en formato digital. Si esto es bueno o malo no lo sabemos aún, pero el uso de la tecnología se va a duplicar con el tiempo más aún si estamos obligados a permanecer en nuestros hogares, trabajar desde ahí de manera virtual. Toda la estructura se está moviendo, se sienten los primeros temblores. Pero los artistas veremos formas de persistir y, sobre todo, resistir. El camino que aún nos falta recorrer es muy largo así que, en tiempos de pandemia, buena cara”, concluye Paz Soldán.

En este tiempo de cuarentena, los libros han ayudado a muchos a viajar por el mundo sin salir de casa, a aprender e informarse más y sobre todo a aliviar este tiempo de confinamiento. Sin duda la situación actual es lapidaria para cualquier negocio, emprendimiento y empresas. Pero, como en el caso de las editoriales se debe usar la adaptación como herramienta principal de sobrevivencia

Por ahora la prioridad es superar la emergencia sanitaria, después el desafío será afrontar el impacto negativo que de la pandemia también en la cultura, uno de los sectores menos considerados, pero más trascendentales para el desarrollo de las  generaciones.

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Romane Paredes

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