
La salud pública en espera
Fabiola Chambi
Luces tenues y silencio. Frío envolvente de 6 grados centígrados que obliga al valor más que al abrigo.
Son las 4 de la madrugada y varias personas están en las puertas del hospital Viedma de Cochabamba en algo que ya se vuelve rutina cuando la enfermedad obliga: sacar ficha para lograr una atención médica.
En la calle una voz fuerte y clara grita “linaza caliente”. Pocos se detiene al ofrecimiento, la mayoría apresura los pasos para ocupar el mejor lugar de la fila. La caserita, aguarda paciente en su puesto de venta, instalado en la vereda, porque sabe que con el pasar del tiempo, más y más personas llegan.
En un día normal, la repartición de fichas sería a las 5:00 y luego la espera acostumbrada, pero hoy no fue así. Un letrero en la puerta del nosocomio indica que no hay atención. Un paro de los trabajadores de salud exigiendo un bono, es el motivo.
Con sorpresa, desánimo y enojo, muchos observan el aviso y lamentan la mañana y el dinero perdidos.
“Pagué 20 bolivianos al taxi para que me trajera desde Cerro Verde (zona sur) porque no hay trufis y para esto. Ahora tendré que volver mañana”, relata afligida una señora.
En otras circunstancias cuando la atención es normal, asegurar una ficha también se vuelve complicado debido a la cantidad de personas que acude por un espacio; aunque este es solo uno de los muchos inconvenientes que tienen que sobrellevar en el sistema de salud pública.
Colapso es una palabra que se ha vuelto frecuente y los hechos son elocuentes: gente siendo atendida en los pasillos, infraestructura insuficiente, falta de personal, insumos, equipamiento, un panorama nada alentador para sostener un derecho considerado fundamental.
El 6 de junio la demanda de atención superó la capacidad de la unidad de emergencias del Hospital Viedma, incluso en un momento dos personas tuvieron que ser atendidas en un cubículo, como relata un artículo de Los Tiempos de esa fecha.
Lo que queda muchas veces es trasladarse a otros hospitales y centros cercanos en la ciudad.
Tanto pacientes como familiares e incluso personal del hospital señalan que nunca se había llegado a este nivel de colapso.

AUTORIDADES NO VEN QUE HAYA CRISIS
El gobernador del departamento, Iván Canelas, niega que haya una crisis en el sistema de salud pública de Cochabamba, a pesar de que renuncias en el Servicio Departamental de Salud (Sedes), provocaron varios cuestionamientos en la población.
El 25 de julio María Leny García Flores fue posesionada como directora de esta institución, la tercera autoridad en ocupar en menos de una semana el cargo, después de que días antes renunciara a ese mismo cargo Lidia Astroña y también los hiciera Sandra Mercado.
A este panorama también se sumó la salida del director del Hospital del Niño, Uriel Ferrufino.
Los asambleístas departamentales interpretaron esta situación como parte de la crisis de salud por la que atraviesa el departamento.
Sin embargo, Canelas fue enfático en desmentir esto:
“Ellos (la oposición) dicen, ustedes vean, vayan, miren, ¿qué crisis?, ¿cómo se puede medir crisis? Porque se la cambia a una directora, ¿eso es crisis, dónde?, yo no veo ninguna crisis, eso sigue funcionando”, dijo la autoridad en un breve contacto con Los Tiempos.
En la misma línea, García aseguró que “no hay crisis, al menos en salud no”.
“Crisis en salud fuera para mí que se estén muriendo niños o madres con algo que se puede prevenir. Que haya una epidemia o endemia que nosotros no estemos pudiendo responder o paralizar. Si hay un congestionamiento y no es diario, no es cada vez”, manifestó.
Para la responsable del Sedes “el colapso puede tener varias causas, una puede ser que no está funcionando bien la referencia y contrarreferencia y otra, por ejemplo, que la población crea que el hecho de que lo trate un ginecólogo es mejor a que lo trate un médico general”.
Por eso hace énfasis en la importancia de la interrelación entre los centros para efectivizar el funcionamiento de la referencia y la contrarreferencia de acuerdo a la capacidad resolutiva, porque considera que la falta de conocimiento de los pacientes sobre las prestaciones de atención de salud por niveles y también la incorrecta aplicación en los centros de salud de las derivaciones, es una de las causas del problema.
Un recorrido de Los Tiempos por hospitales y centros de salud de todo el eje metropolitano y municipios del valle alto, valle bajo y el trópico cochabambino, permite mostrar una realidad compleja que pide voluntad política urgente para atender la salud pública en el departamento.

CARENCIA, UN FACTOR COMÚN EN LOS HOSPITALES Y CENTROS DEL EJE METROPOLITANO
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería existir un hospital de tercer nivel por cada 300.000 habitantes; pero en la región hay uno solo para 1,7 millones de personas, distribuidas en 47 municipios y con un 70 por ciento de la población concentrada en el área metropolitana.
Uno de los problemas más preocupantes es la falta de personal. Según el secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes), Carlos Nava, el Sedes entregó 348 ítems. 75 para médicos generales y especialistas, 30 para odontólogos y bioquímicos, 70 para enfermeras, 80 auxiliares, 35 fisioterapeutas y los restantes 163 fueron para “Mi Salud”.
“La situación de salud en Cochabamba sigue siendo critica ya que hay una crisis estructural, no solamente hay una carencia de infraestructura, suministros y equipamiento, sino también de medicamentos y lo más importante, recursos humanos”, aseguró.
El presupuesto del Hospital Viedma es de unos 32 millones de bolivianos, alrededor de 13 millones se destinan a gastos de funcionamiento y compra de insumos. La planilla tiene 719 trabajadores: 101 médicos especialistas, 149 enfermeras, 146 auxiliares en enfermería, 80 administrativos y 125 trabajadores manuales.

El hospital atiende 6.000 pacientes cada mes en consulta, de acuerdo al informe 2015-2016. Tiene una capacidad de 168 camas y 10 camillas en emergencia.
De lunes a viernes, cerca de 80 personas se quedan sin atención, aseguran algunos internos del nosocomio que se animan a revelar datos de esta difícil situación.
Un panorama similar se da en el Hospital del Norte, una moderna edificación de segundo nivel, que se encuentra cerrada desde su entrega en 2012, la razón: fallas en su construcción y por falta de ascensores y ramplas.
La Alcaldía invirtió 22,3 millones de bolivianos, 12,3 en la construcción y 10 en la refacción. Se planifica la atención de cuatro especialidades: hemodiálisis, imagenología, laboratorio y fisioterapia. Sin embargo, aún se espera la aprobación del Sedes.
En el Hospital del Sur, también de segundo nivel, las puertas permanecen aseguradas con cadenas y candados. La infraestructura costó 30 millones de bolivianos, se inició en 2007 y nunca funcionó; este año se presupuestó un monto igual para el equipamiento.

Ambos establecimientos de salud continúan cerrados y son motivo de fuertes disputas entre el Sedes y la Alcaldía, por quién dotará los ítems del personal. Mientras tanto, la mayoría de los cochabambinos acuden al colapsado hospital Viedma.
El hospital Cochabamba, también de segundo nivel, existe equipamiento; sin embargo, el ala “B” está cerrada porque faltan 80 enfermeras y 12 médicos.
El secretario de salud del municipio, Enrique Torrico, aseguró que actualmente en este hospital existen 11 médicos de planta contratados por la Alcaldía desde 2014, 14 bioquímicos en farmacia y laboratorio, 11 odontólogos y 20 enfermeras. Para la parte administrativa son cerca 160 trabajadores, sin contar con el personal externo.
Pero sin duda, uno de los hechos que más consterna a la ciudadanía es la situación de los niños y la lista de espera en la que se encuentran.
Una inspección realizada hace un mes por el Comité de Defensa de la Salud, integrado por el Comité Cívico, Sirmes y otras organizaciones, constató que después de seis años, el edificio en construcción del hospital del niño, paralizado desde 2011 por fallas estructurales, se encuentra aún más deteriorado y cientos de menores sufren las consecuencias.
En la actualidad, entre 300 y 400 niños y niñas deben ser atendidos cada día en 12 consultorios prestados por el Hospital Maternológico, ante la falta de esta infraestructura.
En la lista existen sobre todo menors que requieren circuncisiones; sin embargo, también hay pequeños con malformaciones y tumores. El 70 por ciento de ellos tienen menos de 5 años.

El hospital del niño Manuel Ascencio Villarroel es el único pediátrico del país sin infraestructura propia ya que comparte el espacio con el hospital materno infantil Germán Urquidi.
Según la Alcaldía de Cercado, el Ministerio Público debe realizar peritajes en el edificio en construcción del Hospital del Niño que se paralizó en 2011, mismos que siguen pendientes y han sufrido modificaciones en los estudios técnicos.
La Fiscalía tenía previsto cinco peritajes de pachometría, esclometría, extracción de núcleos, ultrasonido y estudio de suelos; sin embargo, se decidió reconducir la investigación y no ejecutar los últimos dos ítems por falta de expertos.
La fecha límite para los estudios es el 17 de agosto.
SACABA
Al igual que varios municipios, Sacaba requiere más ítems para poder resolver el colapso que tiene el Hospital México, de segundo nivel. En este nosocomio, muchos servicios se saturan a las primeras horas de la mañana y emergencias es un claro ejemplo de esta situación; sin embargo, el esfuerzo de los galenos es notorio y el apoyo de las autoridades municipales también logra subsanar las deficiencias.
“Tenemos dos clases de personal en el hospital México, unos que corresponden al Servicio Departamental de Salud (Sedes) y otros al municipio que son contratados por un año como consultores en línea (…). Uno de los problemas es la migración de pacientes a Cochabamba y es por la falta de algunos ítems”, indicó el secretario de Desarrollo Humano, Florentino Ledezma.
El servicio de emergencias es el más colapsado ya que todos los días, de lunes a viernes, se atienden a más de 80 pacientes. Esta situación empeora los fines de semana ya que el número de enfermos puede incrementarse hasta 100, explica una enfermera de este centro.
Autoridades del área aseguran que con la culminación del hospital Salomon Klein, ubicado en el Distrito 4 del municipio de Sacaba, se subsanarán las falencias.
Según datos del Servicio Departamental de Salud (Sedes), la moderna infraestructura de segundo nivel en el hospital Solomón Klein, que actualmente es un centro de salud integral de primer nivel, tendrá una capacidad de 120 camas, con equipamiento y tecnología moderna.
Además del hospital México y el Salomon Klein, Sacaba cuenta con otros 22 centros de salud que no son tan concurridos ya que la gente opta por los dos primeros.

COLCAPIRHUA
Favorecido por su ubicación estratégica, entre los municipios de Quillacollo y Cercado, Colcapirhua, con 54.000 habitantes, es un municipio próspero y en continuo crecimiento urbano. Pese a esta pujanza, la atención médica ha quedado relegada.
El hospital Andrés Cuschieri es el único centro segundo nivel, además de otros cinco centros de primer nivel distribuidos en diferentes zonas de ese municipio.
Cuenta con los servicios de emergencia, pediatría, ginecología, medicina interna y cirugía, además de urología, oftalmología, odontología, fisioterapia, traumatología y 44 camas para internación, lo que lo convierte en un hospital referente de toda esa región.
Atiende alrededor de 160 personas al día colapsando algunas de las especialidades que tiene mayor demanda.
El hospital cuenta con seis médicos generales, un traumatólogo, dos ginecólogos, dos pediatras, dos anestesiólogos, dos cirujanos y un médico internista.
“Muchas veces la parte de emergencia se encuentra completamente lleno y no abastece. Ya se ha solicitado algunos cambios referentes a la infraestructura para mejorar la atención”, señala la directora del hospital Andrés Cuschieri.

TIQUIPAYA
Entre 2001 y 2012, la población del municipio de Tiquipaya casi se duplicó, creció en 42 por ciento. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), para 2015, la población (de más de 53 mil habitantes) habría sido de 59 mil y para 2020 ésta estaría por los 66 mil, tendría alrededor de siete mil nuevos habitantes.
Este incremento exponencial también incide en la salud y las exigencias de atención de personas que cada día llegan al Hospital Municipal.
Brinda cinco especialidades de segundo nivel, ginecología, pediatría, medicina interna, anestesiología y cirugía, las cuales atienden aproximadamente a 150 pacientes por día.
Pablo Resguido, jefe de Salud del municipio, indica que cuentan con ocho centros de salud de primer nivel y el Hospital Tiquipaya, un establecimiento considerado de segundo nivel, pero que no se encuentra acreditado como tal.
“Este hospital ha nacido como una posta hace más de 30 años. Al hacer la construcción no tuvieron la visión de ampliación y crecimiento de la población”, expresa José Luis Choque, director de este centro de salud.
La Alcaldía de ese municipio anunció la construcción de un hospital de segundo nivel. Si bien se concluyó el diseño del proyecto, aún se busca el financiamiento para la ejecución de esta obra.

QUILLACOLLO
Es cerca del medio día de un lunes y un grupo de seis madres de familia continúan dando vueltas por los pasillos del Hospital Benigno Sánchez de Quillacollo con sus bebés a cuestas. Ellas vinieron desde tempranas y todavía no consiguen un cupo para cumplir con las vacunas de sus hijos.
Este municipio solo cuenta con este hospital de segundo nivel.
Una madre que se encuentra al lado de la puerta del consultorio del pediatra, junto a la carriola de su bebé comenta: “A veces la atención es muy mala. Preguntas algo, ni siquiera te responden. Mi hija tiene problemas de las rodillas y acá el traumatólogo dijo que no tenía, tuve que llevarlo a un médico particular”.
A 20 metros de ella, un padre de familia que aguarda al odontólogo tiene una percepción diferente sobre la atención: “A mi pequeño le dio un dolor de muela y al momento lo han atendido”.
Milton Heredia, director administrativo del hospital Benigno Sánchez, confirma que ese centro médico recibe pacientes de los alrededores de Quillacollo y de la región andina del departamento.
Los servicios que ofrece son de quirófano, servicios de cirugía intermedia y las especialidades de ginecología, pediatría, traumatología, servicios de emergencia.
El hospital cubre la atención de 500 pacientes al día y deriva alrededor de ocho. Los casos más comunes que son traslados tienen que ver con partos prematuros y traumatismos severos.
El presidente Evo Morales ya tiene comprometida una inversión de 15 millones de dólares la construcción de una nuevo hospital de segundo nivel para Quillacollo y se están realizando las gestiones para que se esta nueva obra se amplíe y llegue a ser un centro de tercer nivel. “Peregrinar de Quillacollo por una especialidad hasta el hospital Viedma es hacer sufrir a la población “, indica Mario Gálvez, secretario de Desarrollo de la Alcaldía de Quillacollo.
La Alcaldía de Quillacollo también anunció la construcción de tres nuevos centros de primer nivel integrales que demandarán una inversión de 24 millones de bolivianos.

VINTO
Cuenta con un hospital municipal integrado de primer nivel y siete centros distribuidos en los distintos sectores del municipio.
Este Hospital Municipal cubre la atención general para los 57 mil habitantes de la localidad. Brinda atención en las especialidades de ginecología, pediatría, traumatología y realiza cirugías generales. Solo tiene disponibles 10 camas de internación.
“Este hospital podría ser autosuficiente para su población pero en la situación geográfica que nos encontramos, entre dos municipios, Quillacollo y Sipe Sipe, y al otro lado, Morochata y Cocapata, hay mucha gente que viene de estos lugares y no podemos abastecer”, manifiesta el asistente del director del Hospital Vinto.
El centro atiende por día un promedio de 160 pacientes. Esta cantidad de personas rebasa los cinco consultorios, ya que en uno se atienden dos especialidades.
Existe un plan de ampliación para habilitar más consultorios y una nueva sala de internación, que representa la mayor necesidad de los pacientes. De realizarse la ampliación, cuyas obras terminarían a mediados 2018, este centro funcionará como un establecimiento de segundo nivel y contará con más especialistas.
SIPE SIPE
Con más de 41 mil habitantes, este municipio cuenta con ocho centros de salud de primer nivel, destacándose el Hospital Sipe Sipe, establecimiento de salud de referencia.
Este centro cuenta con cinco camas y solo se realiza internación para partos no complicados. Asimismo, tiene cinco consultorios que trabajan principalmente con la atención general preventiva con seis médicos que atienden alrededor de 200 pacientes por día.
“Lo que nos falta es infraestructura, necesitamos más ambientes, estamos incómodos”, indica María Luisa Costa, directora interina del hospital Sipe Sipe.
La ampliación de este centro se quedó en obra gruesa debido a problemas administrativos municipales en el traspaso de dos gestiones.
El municipio necesita las especialidades de pediatría y geriatría, además de médicos para atender los sectores más vulnerables de la población.
Deriva diariamente alrededor de 15 pacientes por día a centros de segundo y tercer nivel.

TARATA
Es este municipio ubicado aproximadamente a 37 kilómetros de Cochabamba, el Centro de Salud Tarata desde hace más de una década las 24 horas, de lunes a domingo, pese a que la normativa del Ministerio de Salud señala que un hospital de primer nivel solo debe entender de lunes a viernes en las mañanas y tardes.
Pero la falta de médicos provoca que esas 24 horas sean poco útiles cuando se requiere de un pediatra, por ejemplo.
Más de 8 mil habitantes que requieren servicios médicos en Tarata y solo cuentan con especialidades en ginecología y pediatría; sin embargo, tienen bien potenciados los servicios básicos de laboratorio e imagenología.
“No tenemos lo óptimo y creo que no somos el único municipio que sufre. El presupuesto para salud no nos va a alcanzar ni ahora ni en un futuro, esto se debe aumentar desde el Gobierno central”, señala.
En este municipio como en muchos otros, surge el problema de la “referencia y contrarreferencia”, pero es la falta de personal para la atención lo que obliga a enviar a los pacientes a Cochabamba.
A esto se suma la palabra de los pacientes que llegan al centro en busca de atención.
“Creo que faltan médicos, yo desde la mañanita estoy esperando con mi wawa y la doctora no me atiende. Fiebre tiene mi bebé y con este sol peor es para él. Otra señora se fue no más a su casa para cocinar porque no puede esperar tanto y su bebé ya estaba llorando también”, relata Sara, madre de familia de cinco hijos.
Esta infraestructura tiene muchos años y fue reacondicionada aunque no cumple lo que dice la norma.
CLIZA
El hospital manternológico infantil San Juan de Dios, ubicado en el municipio de Cliza, un centro de salud de primer nivel con algunas características del segundo nivel, cuenta con las especialidades de ginecología y pediatría, que funcionan de manera irregular.
La falta de especialistas limita su capacidad de resolución y es por eso que a veces los pacientes deben ser diferidos a otros hospitales de mayor complejidad como es el caso de Punata o directamente a Cochabamba.
En el tema de infraestructura, se prevé la construcción de una edificación destinada a exámenes complementarios.
La mayor atención se da a mujeres embarazadas. El centro médico tiene una capacidad de internación para al menos 30 pacientes y cuatro neonatos en una sala especial.
“La atención está bien pero no tienen todo, a veces hay que esperar y la verdad es que muchos prefieren irse directo a Punata o Cochabamba, al Viedma. Hoy a mí me entendieron normal pero a otros no les llega tan fácil”, señala Marta, una joven cliceña que asistió al maternológico.
En el hospital de referencia de este municipio, la Alcaldía se encarga de las contrataciones del 50 por ciento de los recursos humanos, unas 100 personas, entre médicos, enfermeras y administrativos. El otro 50 por ciento del personal es asumido por el Gobierno central.

PUNATA
El Hospital Manuel Ascencio Villarroel, también de referencia, ubicado en el municipio de Punata, es el principal centro de salud en todo el valle alto.
Emergencias y especialidades como pediatría, ginecología, medicina interna y cirugía general son realizadas las 24 horas del día.
En este establecimiento de salud, que muestra evidente colapso todos los días, llegan la mayoría de los pacientes que peregrinan por un especialista en los otros centros de salud del valle alto.
“Desde las cuatro de la mañana que estoy esperando, he sacado ficha apenas y ahora que ya es tarde aún no me atienden. El doctor ya me dijo que a las dos de la tarde me venga pero hasta ahora no hay nada”, detalla una paciente que no quiso ser identificada y mostraba signos evidentes de malestar.

La directora de este nosocomio, Marlene Velásquez, destacó las cualidades del hospital y aseguró que las autoridades municipales tienen buena predisposición para mejorar las falencias. Sin embargo, admitió que existen problemas recurrentes.
“Este hospital por el constante crecimiento que ha tenido ha quedado muy pequeño, se ha dado prioridad a los pacientes pero en el área administrativa hemos quedado hacinados”, dice Velásquez.
En busca de mejorar la atención, la alcaldía de Punata realiza la ampliación de la infraestructura para que tenga una capacidad de internación de entre 50 y 150 pacientes. Sin embargo, el proyecto que debía ser entregado el 2016, no supera el 50 por ciento de avance.

VILLA TUNARI
Con los recursos básicos de un centro de segundo nivel funciona el hospital San Francisco de Asís de Villa Tunari, en la provincia Chapare, el establecimiento de salud de referencia en el trópico cochabambino, que atiende a todos los pacientes que se derivan de los 44 centros y postas que conforman la red sanitaria en esta región.
De acuerdo al director del hospital, Jaime Vargas, solo un 80 por ciento de los casos se derivan a un tercer nivel, porque logran atender con eficiencia el restante 20 por ciento.
Esto es posible gracias a las especialidades que tiene el hospital. Cuenta con las cuatro básicas: ginecología, pediatría, cirugía y medicina, y otras que se fueron implementando paulatinamente como traumatología, siquiatría, oftalmología, rehabilitación y hemodiálisis.
Uno de los espacios que más llama la atención es el ambiente de fisioterapia que se encuentra perfectamente equipado para responder a las exigencias de los pacientes. Personal del hospital cuenta que algunas veces el mismo presidente Evo Morales llega hasta aquí para realizar sus sesiones de rehabilitación.
Entre médicos y administrativos, 150 personas constituyen el personal del hospital San Francisco de Asís.
En el recorrido realizado se observó unas dos salas de internación vacías y pocas personas en espera. Tanto el administrador del hospital, Eduardo García y el director coinciden en que pocas veces se llega a estar con la capacidad a tope o registrar colapsos porque se hace todo lo necesario para responder de la manera más eficiente a la población.
“Como en cualquier lugar en los hospitales no se puede dar la atención de inmediato como quiere la gente, aquí en el trópico no es tanto así, algunas veces pasa, claro, pero atendemos todo el día y cubrimos”, relata García.
Sin embargo, esta región espera su hospital de tercer nivel, que fue anunciado el 2015 por el presidente Evo Morales.
Este nuevo centro público sería el más grande del departamento con 200 camas y 19 especialidades, con mayor capacidad incluso que el hospital Viedma. El Gobierno comprometió una inversión de unos 75 millones de dólares para la construcción que contemplará el estudio a diseño final, su construcción, equipamiento y puesta en marcha.
Al respecto la asambleísta departamental Lizeth Beramendi, cuestionó que se realice esta obra en la región del trópico y no así en el valle bajo donde existe mayor población y necesidad de contar con un hospital para la atención de enfermedades complejas o servicios de tercer nivel.
El gobernador Iván Canelas asegura que para la cantidad cantidad de gente que tiene el trópico y los riesgos de salud, tiene un hospital realmente deficiente”
“Yo tengo informes de gente que realmente es experta en el tema y se ha visto la necesidad de que el trópico tenga un hospital de tercer nivel y ahí se está trabajando”, justifica la autoridad.
Según información del administrador ya se estarían empezando los trabajos.

SHINAHOTA
Niños pequeños corren en la sala de espera, se escucha bulla y llanto de un bebé de pocos meses de nacido. La espera se hace eterna cuando se trata de los pequeños, pero se ve la rápida reacción de los médicos y enfermeras para agilizar la atención.
En el Centro de Salud de Shinahota, en la provincia Tiraque, trabajan un total de 36 personas, en las áreas de medicina y administración y se atiende a un promedio de 100 a 150 personas al día. Es un centro de primer nivel que cuenta con los servicios básicos para responder las necesidades de los pacientes.
La directora Lineth Herbas asegura que desde que se mejoró con el sistema de referencia y contrarreferencia, se incrementó la atención en su centro porque la población ya tiene más claro cómo funciona el sistema y por eso no acude directamente a Villa Tunari. Esto es rescatable en el sentido de que se evita la saturación pero también exige pensar en mejorar la condiciones del centro.
Para que se tenga un funcionamiento óptimo, Herbas destaca el trabajo de los médicos Mi Salud del Ministerio que atienden las 24 horas, un 60 por ciento en comunidad y un 40 por ciento en el centro. Las visitas domiciliarias ayudan bastante a que la gente tenga una mejor comprensión de la red de salud y así se evite el colapso.
Sin embargo requiere de una ampliación o construcción nueva en esta zona porque el tema de espacio siempre es un problema.
CHIMORÉ
En medio de trabajos de refacción, así encontramos al hospital San Juan de Dios, de primer nivel, de Chimoré, en la provincia Carrasco, en un esfuerzo concreto de mejorar los ambientes para optimizar la atención de los pacientes.
A pesar de esto, el funcionamiento en normal en todos sus servicios.
Este centro es la cabecera del municipio que cuenta con unos 25.000 habitantes porque tiene la característica de ser integral, es decir, que además de las especialidades básica de un primer nivel cuenta con otras que ayudan a atender requerimientos sanitarios más complejos.
“Es el mejor fortalecido y tenemos otros centros más pequeños alrededor de la población, se coordina con ellos haciendo una red en cuanto a la dotación de medicamentos, apoyo logístico y también técnico”, explica el subdirector, David Copa.
Entre administrativos y personal médico son 60 personas.
La atención es óptima y funciona lo mejor posible la referencia y contrarreferencia. “La intención es intentar que las referencias sean mínimas, se resuelva lo necesario acá para evitar el colapso en otros centros”, dice el médico.
El objetivo de este hospital es llegar a constituirse en un centro de segundo nivel.
LOS ÍTEMS, UN PROBLEMA DE FONDO
Según el ejecutivo del Sirmes, el departamento debería tener unos 20 mil médicos de los cuales el 60 por ciento deberían ser médicos generales y el restante 40 por ciento especialistas.
La directora del Sedes aseguró que esta es una de las falencias para la cual se están realizando las gestiones respectivas.
La siguiente tabla muestra que entre el 2010 y el 2014 hubo un incremento de 320 cargos, entre trabajadores administrativos y médicos, en todo el departamento.

El departamento de Cochabamba cuenta 597 establecimientos médicos. La gran mayoría de estos centros son para la atención primaria, pero el colapso del complejo Viedma da cuenta de las deficiencias del primer escalón.
El presidente del Colegio Médico de Cochabamba, Rolando Herrera, indicó que Calidad, la oportunidad y el acceso a un servicio de salud, no solamente depende de su estructura física. “Es posible que en números tengamos establecimientos que puedan ser suficientes para la atención. El problema es que la salud necesita una estructura mucho más sólida y funcional hacia las necesidades de la población”.
A continuación la lista de establecimientos de salud por municipio, su ubicación y datos de referencia importantes:
Y a nivel de Bolivia esta buscador muestra la información de todos los hospitales y centros de salud registrados en la base del Ministerio, por departamentos, municipios y tipos de atención. Información cuantitativa que refleja cómo está el país en tema de infraestructura sanitaria.
PRESUPUESTO: ¿CUÁNTO IMPORTA LA SALUD?
El 21 de julio el gobernador Iván Canelas presentó su informe de mitad de gestión donde detalló que se ejecutó el 36,5 por ciento de un presupuesto de 1.166 millones de bolivianos.
La oposición observó que haya proyectos millonarios, la mayoría gestionados por el Gobierno central, y que de estos ninguno haga referencia a inversión en salud.
Para 2017 el Gobierno departamental presupuestó 5.398.766 millones de bolivianos destinados al Sedes. A ello se suma que ninguno de los 49 proyectos de prioridad para la gestión está relacionado con salud, excepto el hospital de Punata que recibirá 21 millones de bolivianos para terminar la obra.
Sin embargo, la principal autoridad del departamento asegura que se está haciendo lo necesario para avanzar en esta área y menciona las obras. “Se está trabajando en el hospital de tercer nivel para el trópico, en el valle alto vamos a terminar un hospital de segundo nivel con especialidades en tercer nivel, espero en octubre. En Sacaba ya se ha construido prácticamente el hospital de segundo nivel y se le va a dotar a través del Ministerio de Salud de equipamiento. Y en Quillacollo nosotros como Gobernación ya hemos dado nuestra confirmación de que vamos a dar un terreno para que el Ministerio de Salud construya también un hospital de segundo nivel con especialidad en tercer nivel, de manera que estamos avanzando mucho” dijo Canelas.
A continuación el detalle del informe presentado por la Gobernación de Cochabamba.
Informe de la Gobernación de Cochabamba-Área salud by LosTiempos Bolivia on Scribd
Al respecto a asambleísta Cinthia Mendoza (Demócratas), observó la “mínima inversión” que se hace en salud y reclamó que Cochabamba sea el único departamento del país sin un hospital del niño.
Aseguró también que “no se resuelve la crisis sanitaria construyendo un hospital de tercer nivel en el trópico de Cochabamba porque solo va a beneficiar a esa región por las características geográficas y no a la población más concentrada que es la metropolitana donde sí hay necesidades urgentes.

Gobernación
El presupuesto de Inversión en salud de la Gobernación para 2017 es de 21 millones de bolivianos que corresponden a la contraparte del hospital de segundo nivel con especialidades de Punata. Además de 5,3 millones de bolivianos para el Sedes. En tanto que el hospital del niño cuenta con 20 millones de bolivianos para gastos de funcionamiento, gran parte generados por el propio servicio a través de sus atenciones.

Alcaldía de Cercado
En 2016, la Dirección Administrativa de Salud (Diasa) tenía un presupuesto de 227 millones de bolivianos. En esta gestión, el Programa de Salud presupuestó 178 millones en los que están incluidos el pago del Bono Juana Azurduy y el Programa Mi Salud, además de recursos para Zoonosis.
En medio de las cifras que también son un claro reflejo de las pugnas políticas que impiden realizar gestiones más efectivas para mejorar el sistema de salud pública en Cochabamba, están los pacientes, las familias y los mismos médicos que viven la frustración las limitaciones en su labor.
Lugares donde hay insumos y falta personal de salud; algunos donde la infraestructura no logra sostener la demanda de atención; y otros donde se esperan mejoras pero tienen condiciones más estables. En todos se necesita algo y mientras eso llega, la espera se hace larga y se trabaja con lo que hay.
Dirección del proyecto: Fabiola Chambi
Equipo de investigación y redacción: Fabiola Chambi, Christian Burgos, José Romero
Vídeo: Gerardo Bravo/ Visualización: Raúl Vera/ Fotografía: Carlos López, Gerardo Bravo, José Rocha, Daniel James, Hernán Andia
Investigación realizada en el marco del Fondo Concursable Spotlight II de Apoyo a la Investigación Periodística en los Medios de Comunicación que impulsó la Fundación Para el Periodismo (FPP) con el apoyo del European Journalism Centre (EJC).
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