
T’antawawas cambian de sabor y estética, pero mantienen esencia
Walter Tapia Callao
Las t’antawawas, figuras humanas hechas con masa, cambian de sabor, ingredientes, presentación y estética debido a la modernidad y el comercio, pero no cambian su esencia de representar al alma en Todos Santos.
Así como las t’antawawas otros símbolos han variado en el mast’aku o mesa, donde se colocan las ofrendas para el alma o ajayu.
Las piezas esenciales son el sol, que representa el día; la luna, la noche; la escalera que sirve para el descenso y ascenso del alma desde el Janajpacha (cielo) a la tierra. Además de los urpus (palomas), las llamas y caballos sirven para que el alma cargue las ofrendas que dejan los familiares en el mast’aku.
Cambios
Hace años, originalmente las t’antawawas se hacían con harina de trigo, manteca y masa ennegrecida . Pero, ahora todo cambió, porque “la gente quiere la masa de bizcocho”, hecha con harina blanca, contó la propietaria de la rosquetería El Chasqui de Punata, Ana María Ugarte, que por esta época hace masitas para Todos Santos.
Además, piden que las t’antawawas tengan caretas de yeso para parecerse al difunto. “Antes se hacía con harina de trigo y manteca y eso era más rápido. Ahora se hace con la masa de bizcocho. A eso le entra más huevo, hacemos eso para enviar más a la ciudad”, explicó.
Añadió: “Antes eran sólo palomitas (urpus) y t’antawawas, ahora nos hemos inventado animalitos, empanaditas, bizcochitos y otros modelos, porque la gente quiere así: surtido”.
Pese a las modificaciones el significado se mantiene. Los animales, como las llamas y caballo, ayudan al alma a llevar lo que los familiares dejan en la mesa. Las escaleras son para que el alma pueda bajar y subir al cielo.
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También se hacen serpientes, gatos, gallos y otros diseños que muchas veces son debido a la modernidad o por la personalidad del difunto.
El antropólogo y docente José Antonio Rocha explica que “el mast’aku es la tradición de honrar a los muertos y eso sigue presente desde hace cientos de años. Lo que ha cambiado es lo que utilizamos para armar la mesa, por ejemplo, si al difunto le gustaba la chicha la pueden sustituir con cerveza”.
Añadió: “Hemos podido observar en Tiataco que en la mesa aparecen helicópteros, aviones y eso es porque la gente cree que con eso el alma puede llegar más rápido desde el Janajpacha. Antes se usaba la escalera y ahora pueden utilizar helicópteros o aviones, esos son cambios evidentes, pero lo que no cambia es la forma de rendir homenaje a los muertos”.
Mireya Sánchez, docente del área cultural de San Simón, señala que Todos Santos marca la relación entre la vida y la muerte.
“Todos Santos es la fiesta del encuentro entre los vivos y muertos. La preparación de las masitas es ahora hasta más industrial, pero no varían en su significado. Esos cambios se dan, porque ninguna cultura es rígida”, dijo.
Mientras que Ruth Canedo, vendedora, señala que los cambios en el diseño y estética de las masitas o t’antawawas es más por el tema comercial. “Antiguamente siempre se elaboraba la t’antawawa, la cruz, el sol, la luna, la escalera y llamitas. Ahora han implementado víboras, caretas y esas cosas, es la viveza de la gente para modernizar esas cosas”, explicó.
SEPA MÁS
El valle alto mantiene las tradiciones. La elaboración de t’antawawas y el armado de mesas (mast’aku) mantienen la esencia de antaño.
Llegada de las almas. Según las creencias, las almas permanecen en la tierra 24 horas, desde el mediodía del 1 de noviembre hasta el mediodía del día siguiente.
Cánticos y rezos. Como parte del ritual los feligreses rezan y cantan con expresiones de cariño por el alma del difunto.