La verdad por un lado; la violencia, por el otro. El demoledor comunicado del panel de expertos de Naciones Unidas, que se sumó al Centro Carter para desnudar el entramado del megafraude de Nicolás Maduro, provocó de inmediato una catarata de insultos y descalificaciones desde el régimen, incapaz de exhibir 18 días después ni una sola acta que justifique la reelección del “conductor de victorias”, como la propaganda llama al mandatario. Un apodo a años luz de la realidad.