Un país que sufre de una peste de violencia de género. Un pensamiento arcaico, anclado en el pasado, que impregna el mismo telar de nuestra sociedad. Un entorno complicado, lleno de prejuicios y obstáculos para el 50,7 por ciento de la población boliviana. Éste es el oscuro contexto para las mujeres en nuestra Bolivia. Pero, entre todas estas tragedias e ignorancia, existen brillantes destellos de esperanza.