<p> Sofocados los incendios de bosques y de pastizales, las instancias estatales proceden a cuantificar los daños y anuncian un “plan posincendios”, ambas acciones apuntan a las “pérdidas materiales (viviendas), productivas, entre otras”, pero nada se conoce acerca de iniciativas oficiales dirigidas al daño ecológico ni al control de lo que ocurrirá, o ya está ocurriendo con las áreas devastadas.</p> <p> “Bolivia cerró el ciclo de los incendios forestales de este año con la sofocación de 160 quemas de gran escala, que afectaron a 18.194 familias, y la entrega de 225,75 toneladas de ayuda humanitaria, equivalente a 1.986.743 bolivianos”, refiere un despacho de la agencia estatal de noticias que cita al viceministro de Defensa Civil.</p> <p> La autoridad enumera también la cantidad de operaciones efectuadas y los recursos humanos y de equipos empleados en ellas, además de los “procesos administrativos y penales iniciados contra personas involucradas en el encendido y expansión de los fuegos devastadores.</p> <p> Similar información proporcionaba el Ministro de Defensa hace unos días, agregando que están “trabajando en la segunda fase de atención posincendios y que involucra a tres ministerios encargados de reponer viviendas quemadas, dotar semillas e insumos agropecuarios a los productores afectados y recuperar “las áreas boscosas en áreas protegidas”.</p> <p> Son acciones necesarias para atender los efectos inmediatos del desastre. Pero las consecuencias de éste son de mayor alcance.</p> <p> El “daño ecológico por incendios en Bolivia tardaría hasta 200 años en repararse, advierten expertos”, titulaba un informe de la cadena CNN, del año 2019, cuando ardieron más de 5 millones de hectáreas de bosques y pastizales.</p> <p> Este año fueron menos: “3,3 millones de hectáreas quemadas, 2,2 millones son de matorrales y pastizales, en tanto que el área boscosa arrasada llega a 1,1 millón”.</p> <p> Pero el daño es mayúsculo y sus secuelas se prolongarán durante años, pues extensas áreas de recarga de acuíferos pierden la vegetación que retiene el agua de las lluvias y permite su filtración hacia el subsuelo.</p> <p> No sólo eso, el fuego también provoca la muerte de un número incalculable de animales —entre 6 y 10 millones este año— lo que incide en daños duraderos al ecosistema, que depende del equilibrio de las poblaciones de cada especie.</p> <p> Ése es un aspecto que no parece interesar a las instancias gubernamentales, pues nada dicen acerca de estudios para determinar las posibles consecuencias de los desequilibrios medioambientales.</p> <p> La intervención posterior al siniestro tendría que incluir el control de las áreas arrasadas para impedir su utilización ilegal con fines agrícolas o de asentamientos urbanos, pero nada se conoce al respecto.<br> &nbsp;</p>

<p> Sofocados los incendios de bosques y de pastizales, las instancias estatales proceden a cuantificar los daños y anuncian un “plan posincendios”, ambas acciones apuntan a las “pérdidas materiales (viviendas), productivas, entre otras”, pero nada se conoce acerca de iniciativas oficiales dirigidas al daño ecológico ni al control de lo que ocurrirá, o ya está ocurriendo con las áreas devastadas.</p> <p> “Bolivia cerró el ciclo de los incendios forestales de este año con la sofocación de 160 quemas de gran escala, que afectaron a 18.194 familias, y la entrega de 225,75 toneladas de ayuda humanitaria, equivalente a 1.986.743 bolivianos”, refiere un despacho de la agencia estatal de noticias que cita al viceministro de Defensa Civil.</p> <p> La autoridad enumera también la cantidad de operaciones efectuadas y los recursos humanos y de equipos empleados en ellas, además de los “procesos administrativos y penales iniciados contra personas involucradas en el encendido y expansión de los fuegos devastadores.</p> <p> Similar información proporcionaba el Ministro de Defensa hace unos días, agregando que están “trabajando en la segunda fase de atención posincendios y que involucra a tres ministerios encargados de reponer viviendas quemadas, dotar semillas e insumos agropecuarios a los productores afectados y recuperar “las áreas boscosas en áreas protegidas”.</p> <p> Son acciones necesarias para atender los efectos inmediatos del desastre. Pero las consecuencias de éste son de mayor alcance.</p> <p> El “daño ecológico por incendios en Bolivia tardaría hasta 200 años en repararse, advierten expertos”, titulaba un informe de la cadena CNN, del año 2019, cuando ardieron más de 5 millones de hectáreas de bosques y pastizales.</p> <p> Este año fueron menos: “3,3 millones de hectáreas quemadas, 2,2 millones son de matorrales y pastizales, en tanto que el área boscosa arrasada llega a 1,1 millón”.</p> <p> Pero el daño es mayúsculo y sus secuelas se prolongarán durante años, pues extensas áreas de recarga de acuíferos pierden la vegetación que retiene el agua de las lluvias y permite su filtración hacia el subsuelo.</p> <p> No sólo eso, el fuego también provoca la muerte de un número incalculable de animales —entre 6 y 10 millones este año— lo que incide en daños duraderos al ecosistema, que depende del equilibrio de las poblaciones de cada especie.</p> <p> Ése es un aspecto que no parece interesar a las instancias gubernamentales, pues nada dicen acerca de estudios para determinar las posibles consecuencias de los desequilibrios medioambientales.</p> <p> La intervención posterior al siniestro tendría que incluir el control de las áreas arrasadas para impedir su utilización ilegal con fines agrícolas o de asentamientos urbanos, pero nada se conoce al respecto.<br /><br />  </p>