Las desdichas de los indocumentados llegan a los escenarios mexicanos
México | EFE
Las desdichas de los inmigrantes indocumentados llegaron este fin de semana al teatro mexicano de la mano de "Emigrados", una obra escrita en los setenta pero "de tremenda actualidad", indicó hoy a Efe su director, el francés David Psalmon.
La obra se estrenó ayer en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque de la capital mexicana con un lleno absoluto y podrá disfrutarse de ella hasta el 28 de septiembre.
Fue escrita en 1974 por el polaco nacionalizado francés Slawomir Mrozek (1930), quien pasó 33 años exiliado, ocho de ellos en México, y trata, con grandes dosis de humor negro, de las desgracias de dos indocumentados que lo único que tienen en común es su país de origen.
"La temática de la migración es particularmente actual y contundente en México, que es un país de migración por excelencia", sostuvo en entrevista Psalmon.
Agregó que "la gran magia" del texto de Mrozek es "su profundo carácter universal, porque nos plantea una situación de migración y de sufrimiento que puede ser entendido y escuchado en cualquier rincón del mundo", particularmente en países como México, donde la inmigración "es algo que hace un eco muy especial a la gente".
Para que esto fuera posible, Mrozek, quien actualmente vive en su natal Polonia, nunca ubicó la acción en un país concreto, ni dio nombres a sus dos protagonistas, para que no fueran relacionados con ninguna nacionalidad.
"No son ni inmigrantes polacos, ni turcos, ni argelinos, ni africanos, pero sin embargo son todo eso a la vez", sostuvo Psalmon.
Los personajes son dos inmigrantes provenientes del mismo país y que comparten vivienda en un sótano insalubre, pero sin nada más en común.
Un de ellos, XX, es un obrero de clase baja interpretado por Joaquín Cosío, quien será uno de los villanos de la próxima película de James Bond, y el otro, AA, un intelectual pretencioso encarnado por Silverio Palacios.
La relación entre ambos, que se desarrolla en la noche de Año Nuevo, muestra dos visiones del mundo opuestas e irreconciliables ante la perdición y la soledad, lo que conlleva situaciones trágicas y absurdas que arrancan carcajadas de un público que no puede evitar reír a pesar de la crudeza de la temática de la obra.
Lo único que Psalmon cambió del guión original fue el personaje AA, que en el libreto de Mrozek era un exiliado político y aquí se trata simplemente de un intelectual que huye de su país por el hastío que le produce la "mediocridad" de su lugar de origen y la "sacrosanta trinidad de la familia, la religión y la televisión".
En opinión de Psalmon, el original sí podía situar el contexto en la Europa Oriental de la Guerra Fría, por lo cual decidió cambiarlo.
"Habría que preguntar a los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos si su objetivo no era irse poco tiempo, y sabemos bien que no se van por un tiempo sino por mucho, y nunca regresan, y nacen segundas y terceras generaciones" de esa familia ya en EE.UU., planteó Psalmon en referencia a uno de los personajes.
Señaló que en el fenómeno de la inmigración "desafortunadamente uno no logra mejorar su situación en unos pocos años, y si lo consigue, como dice la obra, siempre va a querer más y más".
"Ahorraste para comprar una pequeña casa con jardín, pero '?por qué no ahorrar para comprar una más grande con un jardín aún más grande?", dijo.
Fuentes oficiales informaron que la realización de la obra fue posible gracias al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) a través de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Fundación
BBVA-Bancomer, un grupo de empresas francesas en México, las embajadas de ese país y de Polonia en México, y la compañía Teatro Sin Paredes. EFE