Gandolfini queda inmortalizado
Los Ángeles |
El actor James Gandolfini dijo adiós ayer de forma inesperada en la Italia de sus padres, país en el que tenía también sus raíces, su icónico Tony Soprano, mafioso televisivo de “The Sopranos” al que interpretó hasta el hartazgo y le encumbró a una fama que nunca buscó.
Gandolfini tenía 51 años, una mujer y dos hijos, una vida acomodada y proyectos en su cartera, pero su corazón dijo basta en Roma, un final brusco e impredecible más propio de la conocida serie que protagonizó y de la que, contra todo pronóstico, su personaje escapó de una muerte segura con un polémico fundido a negro.
Quienes lo conocieron lo describen como un hombre gentil, humilde, cariñoso, con sentido del humor, fácil de trato y hasta con un punto hippie, una imagen que no llegó a trascender el aparato mediático donde su nombre quedará inmortalizado bajo la sombra de su alter ego.
Hasta el debut de “The Sopranos” en el canal de cable HBO en 1999, Gandolfini se prodigaba por los escenarios de Broadway y hacia carrera como secundario en Hollywood donde de forma recurrente obtenía papeles de ítalo-americano.
Al inaugurar la 35 edición del Festival Internacional de Cine de Moscú con la película “World War Z”, el actor Brad Pitt lamentó la muerte de James Gandolfini, al que calificó como un “gran actor”. “Hoy por la mañana nos enteramos de la triste noticia... Nos enseñó muchas cosas. Lo querremos siempre”, dijo Pitt.