Ciudad atribulada por el luto y vandalismo
Cochabamba parecía una ciudad fantasma, aislada por bloqueos y alterada por nuevos enfrentamientos entre la Policía y manifestantes a raíz de los excesos de grupos vandálicos que amenazaban con saquear el mercado Calatayud, quemar la Red Unitel y trasladarse a los barios residenciales del norte.
La ciudad amaneció militarizada un día después del enfrentamiento armado entre cochabambinos, protagonizado por grupos cívicos y organizaciones sociales, que cobró dos vidas: Juan Ticacolque, del movimiento cocalero, y Cristian Urresti Ferrel, del movimiento cívico.
Pese al paro cívico declarado el miércoles, la ciudadanía intentó retomar la normalidad a primeras horas de la mañana, pero el transporte público fue el primero en replegar sus unidades cerca del mediodía cuando las calles colapsaron con la llegada de caravanas de campesinos que arribaron en camiones que venían de Quillacollo, Vinto, Sacaba y el valle alto.
Al caer la tarde, las calles del norte de la ciudad lucían desoladas: sin gente, con tiendas cerradas y en silencio. En los barrios del sur las calles quedaron con una reducida actividad comercial, convivencia vecinal y escaso transporte. Las vías permanecieron despejadas y alejadas de la convulsión. En el este y oeste de la ciudad la situación se mantuvo en calma.
En cambio, el centro fue el que se vio más afectado con el desbande de grupos de manifestantes que incurrieron en actos vandálicos al apedrear las casas en las calles Mayor Rocha, La Paz, Junín y final Ayacucho. Los excesos fueron contenidos por policías antimotines que tuvieron que gasificar para que los grupos se abstengan de cruzar el puente de Cala Cala, que comunica al centro con el norte de la ciudad. Había el temor de que estos grupos ataquen las viviendas de la zona norte de la ciudad.
Tanto el norte, centro y sur de la ciudad, ayer comenzaron a sufrir los efectos del desabastecimiento en las tiendas de barrio, que se vio agudizada por el aumento de la demanda de alimentos de primera necesidad como carne, verduras y fruta. La escasez estuvo acompañada por el aumento en el precio de productos, como los locotos que un día habitual pueden encontrarse a 10 piezas por 2 bolivianos, en cambio, ayer se cotizaban en 4 por 2 bolivianos; de igual manera, la cuartilla de tomate tenía un costo fluctuante entre 20 y 30 bolivianos, cuando regularmente cuesta entre 5 y 12 bolivianos.
Provincias aisladas
Los municipios del área metropolitana: Vinto, Quillacollo, Colcapirhua y Sacaba quedaron aislados por la instalación de varios puntos de bloqueo a lo largo de las avenidas Blanco Galindo y Villazón. El transporte tuvo que interrumpir su servicio ante los numerosos obstáculos instalados en el camino.
Sin embargo, varios vecinos de esas poblaciones se sumaron al cabildo convocado por los movimientos sociales. Quillacollo envió una caravana de cinco camiones a la concentración de la plaza 14 de Septiembre, según versiones de vecinos del lugar.
La intranquilidad se tornó en calma a medida que pasaba la tarde, aunque en los barrios que están ubicados cerca de La Cancha, en los alrededores de Unitel, todavía se vivió momentos de tensión.