Suman los hallazgos arqueológicos valiosos
El departamento de Cochabamba sorprende cada vez más por la riqueza patrimonial arqueológica que se va descubriendo. Esta vez se trata de varias láminas bañadas en oro que dan cuenta de culturas que habitaron desde el año 1.500 a.C. en la región, marcando un importante hito histórico y cultural para Bolivia.
En un estudio arqueológico realizado entre 2007 y 2008 en Cochabamba, recién conocido por este medio, se encontraron en el departamento varias láminas de oro con formas y características diferenciadas que ponen de manifiesto el inagotable centro patrimonial arqueológico con el que cuenta Cochabamba.
Las piezas que más llaman la atención son las cuatro representaciones de la Cruz Andina o también llamada Chacana, que se cree se usaba como adorno en las prendas de vestir de la época. Lo mismo sucede con los otros objetos que se encuentran reflejados en las fotografías que dan cuenta del manejo de metales como el oro en Cochabamba.
Resguardados
Actualmente estos fragmentos de oro, junto con muchos otros descubrimientos, se encuentran resguardados en la bóveda de un banco, bajo la custodia de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), debido a que los diferentes municipios no cuentan con la seguridad adecuada para estos objetos, fueron dejados en calidad de “resguardo” a esta casa superior de estudios.
Al respecto, el director de la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica (DICyT) de la UMSS, Guillermo Bazoberry, manifestó que estas valiosas piezas, como otras más, se encuentran resguardadas por la universidad a fin de proteger el legado patrimonial del departamento y por ser uno de los lugares que cuenta con las condiciones necesarias.
Por su parte, la directora de la Dirección de Cultura, Interculturalidad y Descolonización de la Gobernación de Cochabamba, Estela Rivera, explicó que después de un vacío legal de 10 años, recién se cuenta con la Ley del Patrimonio Cultural del Departamento de Cochabamba, que determina que cada municipio debe resguardar cada uno de los sitios arqueológicos con los que cuenta, al tiempo de generar condiciones para poder exponer estas piezas y darles la seguridad necesaria a las mismas.
La autoridad manifestó que esta Ley es de conocimiento de los 47 municipios, aunque ninguno de ellos, hasta el momento, aplicó la misma.
Eso se evidencia por el descuido de varios sitos arqueológicos.
Por otro lado, el arqueólogo consultor de esta dirección, Marco Irahola, explicó que más allá de la pieza entera encontrada o el material de ésta, lo fundamental es el contexto en el que se encuentra el fragmento, que constituye una información “valiosa”, siempre y cuando no sea arrancada de la zona, ya que “se pierde el valor de los datos”, dijo.
El arqueólogo hizo referencia a este tema, advirtiendo que en Cochabamba existen muchos lugares en los que se practica el “waqueo” o saqueo de los lugares arqueológicos, por personas “inescrupulosas”, que lo único que buscan es el beneficio personal y poder obtener un rédito económico, dejando de lado la trascendencia histórica y cultural de la pieza.
Reserva arqueológica
La historia arqueológica de Cochabamba se remonta a los años 50 cuando se crea la Escuela Arqueólogica, que se va institucionalizando hasta formar el Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico (Iniam), en respuesta “al centralismo de La Paz”.
Según Irahola, hasta la fecha el Iniam tiene registrados 3.000 sitios arqueológicos en Cochabamba, de estos sólo se tiene el 12 por ciento inventariado, lo que corresponde a más de 300 lugares en los que se habría realizado una intervención, creando una base de datos para la elaboración de un catálogo.
“La base de datos nos permite saber cuáles son vulnerables, cuáles están en estado crítico. Hay muchos que son del área metropolitana que están siendo afectados por el crecimiento desordenado de la mancha urbana”, explicó Irahola.
Anécdota
Cuenta una historia que un policía paceño se perdió por tres días en el bosque junto con uno de sus amigos. La gente del pueblo los buscó durante ese tiempo encontrándolos sanos, pero algo había cambiados.
Después de 30 años, esta persona reveló que en su desaparición encontró una cueva en la que se cobijó junto con su compañero, encontrando en ella un cofre lleno de monedas de oro, de las que se hizo dueño, renunció a su trabajo y pudo vivir con ese tesoro encontrado, que correspondía a un gran hallazgo arqueológico.
A pesar que las autoridades creyeron que esta persona se había hecho rico por traficar droga nunca lograron encontrar ningún indicio de ello.