
La maternidad en este siglo: superando obstáculos sin recetas
Hace un par de años, la pequeña Iris de seis años, observaba con sus grandes ojos negros uno de los salones de clases de la Universidad Mayor de San Simón, mientras su joven mamá pasaba clases.
Iris, acompaña a su mamá desde su nacimiento, tantos años en aulas han hecho que sea paciente mientras su mamá concluye sus actividades académicas y laborales.
"Prácticamente ella ha tenido que crecer a ese ritmo, adaptándose. De no ser así, tal vez me hubiera conformado a tener un trabajo de medio tiempo, en algo, que talvez no me guste pero por cuestiones de estabilidad lo hubiese aceptado y ella hubiese tenido otro tipo de vida, pero ha tenido ésta y le va muy bien. Ha recibido mucha influencia de un montón de personas, que están a mi alrededor ", relata Massiel Cardozo, mamá de Iris, fotógrafa y estudiante de la carrera de Comunicación Social.
"Creo que es un poco la importancia de seguir el impulso, lo que quieres hacer y es algo que las mujeres hemos aprendido hacer, hace poco tiempo, a preguntarnos y respondernos, qué queremos hacer no lo que la sociedad quiere de nosotros o qué espera de nosotros, qué es lo que genuinamente queremos hacer y esa es probablemente una de las preguntas fundamentales que se hacen las mujeres jóvenes de ahora respecto a la maternidad, preguntas que antes eran imposibles, señala la feminista y docente de la Facultad de Sociología de la UMSS, Cecilia Estrada.
Massiel avanzó lentamente las materias de su carrera, ya que tomaba pocas para equilibrar el día y poder trabajar. A veces tenía que separarse de su hija para completar sus actividades o rechazar trabajos debido al tiempo que se le exigía.
"Ahora, que ella (Iris) está un poco más grande y que ha comprendido que no estoy cometiendo ningún pecado al dejarla, porque eso me decían que hacía. He aprendido a soltar un poco más y que ella entienda que lo que estoy haciendo es un trabajo, pero también es algo que me da satisfacción y que ella vea como ejemplo, que las cosas se consiguen con esfuerzo, con dedicación y soltando cosas, que aunque las ames, debes dejarlas un poco", reflexiona Massiel.
Cardozo, participó en la producción de varios vídeos para el colectivo Art30 y como guionista consiguió uno de sus primeros logros con el cortometraje "El día de mesa" ganador a nivel regional del Festival 48 horas Project.

"Yo trabaja en un colegio en Tarija y en la mañana trabajaba en la Universidad. Al principio la llevaba a una de mis hijas, la ponía en un cochecito y subía dar la clase, mientras tanto la cuidaba la secretaría, la dejaba una hora y la mayoría de las veces se portaba bien. Después, con mi coche me iba también a mi casa. Con la segunda, ya vivía un poco lejos, además eran dos. Al final, tenía que ir con las dos, a veces lloraban y también me aguataban", narra Zaida Iporre, profesora jubilada y artista.
El trayecto que transitaba Iporre, es una de las tantas que las mamás tiene que recorrer día a día.
"Vi un estudio que era muy interesante que veía cuál eran las rutas que una mujer tiene, en todo su día, y cuáles son las rutas desde los territorial de un varón. Y las mujeres era como si caminarán en espiral no era lineal, porque dejan al niño con la abuela, van al supermercado, van a sus clases, luego vuelven a recoger al niños, lo llevan al ballet, si pueden almuerzan. Pero los varones, generalmente iban del trabajo a la casa, o sea eran rutas lineales", comparte la docente e investigadora en la Facultad de Humanidades de la UMSS, Lourdes Saavedra.
La investigación de la que habla Saavedra es de la arquitecta ecuatoriana, Antonella Fustillos.
Zaida tuvo cuatro hijas, la primera nació cuando ella tenía 23 años y la última, diez años después. Vivió en diferentes ciudades del país, siempre buscando una mejor calidad de vida para su familia.
La profesora, llegó a escribir un libro para la enseñanza del idioma Quechua, titulado "Yachaywasipi" distribuido a nivel nacional por la editorial Kipus.
Zaida, con 64 años tiene más sueños y entre ellos está el desarrollar el arte de la pintura.
Ya tiene varios trabajos realizados con diferentes técnicas y ha elaborado portadas de discos de música.
Durante un tiempo tuvo que dejar su trabajo de profesora por unas complicaciones en su tercer embarazo. Sin embargo siempre se dio modos de sustentar la economía de su hogar.
Romper esquemas
Rosario Aguilar es una diseñadora paceña, que participó de Bolivia Moda (BOMO) hace un par de semanas, sus diseños son de alta costura con detalles andinos y en materiales como alpaca, seda e incrustaciones de bolivianita.
Aguilar tiene una experiencia de más de diez años y su calidad la puso sobre la pasarela que organiza el afamado fotógrafo, Pablo Manzoni.
BOMO, se realiza en mayo durante una semana, en la que recorre las ciudades del eje troncal del país. Durante este tiempo, Rosario no vio a sus hijos y se comunicaba con ellos por teléfono.
"Es difícil a veces para una mujer hacer a un lado a la familia y seguir con sus actividades", cuenta a tiempo de añadir que sus hijos están contentos con las actividades que realiza y que la apoyan.
Aguilar es abogada de profesión, fue dirigente vecinal de Villa Fátima de la ciudad de La Paz, posteriormente pasó a la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) y de ahí a la Alcaldía de La Paz donde se desempeñó como oficial mayor de Desarrollo Humano, concejal y alcaldesa interina.
"Hoy en día la mujer profesional, la de pollera, la de ciudad, en los mercados, todas tenemos problemas por los que atravesamos. Yo creo que sin esos problemas, uno no se pondría fuerte y se levantaría a seguir adelante, la vida es una constante lucha pero también de nosotras depende hacernos respetar", afirma la multifacética diseñadora.
Aguilar sigue estudiando y dice que le encanta superarse mientras esboza una sonrisa de satisfacción.
Elizabeth Bress, es una madre boliviana de dos niños de 4 y 6 años, modelo y presidenta de una fábrica de piernas ortopédicas en la ciudad de Los Ángeles, de EEUU. La joven empresaria nació sin peroné en la pierna derecha y a los 11 años le amputaron esta extremidad.
"Mi pierna era muy corta con tan solo dos dedos y necesitaba usar un aparato ortopédico, que apenas me permitía caminar", relata. Sin embargo este obstáculo a tan corta edad no detuvo sus sueños.
La empresaria vive hace 17 años en el país norteamericano y tiene una fundación llamada "Sending Out an SOS", que ofrece ayuda a personas de escasos recursos, que necesitan una prótesis ortopédica.
"La idea es sembrar un poquito de amor en cada uno de los seres humanos, que me conocen, y depende de ellos si hacen algo con sus vidas y esparcen en la tierra la misma caridad que yo les brinde. Así, creo yo que todos tendríamos un lugar más humano" manifiesta.
La cotidianidad de Bress, inicia al alistar a sus hijos, mientras su esposo prepara el desayuno para luego llevarlos al colegio.
Ella entrena en el gimnasio y luego de alistarse va hacia su oficina para encarar sus labores profesionales.
"Todo el día estoy en reuniones con mis empleados o doctores con los que trabajamos o voy a visitar a posibles nuevas cuentas. Entrevisto nuevo personal, busco nuevas maneras de innovar nuestra empresa. En este momento estamos abriendo una nueva división de terapia física para ver a pacientes que tienen quebradura de pierna, rodilla o simplemente necesitan rehabilitación física debido a su edad", cuenta la empresaria a tiempo señalar que es un proyecto que lleva a delante con su esposo.
Además que tiene compatibilizar su agenda con su rol de mamá, de esposa y compañera de trabajo.
"Si no realizo todas estas cosas extras siento que no estoy realizando mi rol de mamá de una manera adecuada", asevera ante la pregunta si siente una sobrecarga de responsabilidades como mujer y madre.
Tanto Estrada como Saavedra coinciden que la carga de roles puede llegar a un desgaste físico de las mujeres y la psicóloga añade que la sobre exigencia depende de la concepción de la "maternidad subjetiva femenina", haciendo de esta experiencia una vivencia muy personal, y que las condiciones son distintas para cada ser humano.
"El debate está en remirar y replantear las reglas del juego, sociales, en torno a la maternidad y ahí cada quien tiene algo que decir", señala la antropóloga, Estrada.
"Así es como cambiamos imaginarios sociales, haciendo cosas distintas a pesar de que conlleve incomprensión, crítica pero así, las mujeres, hemos conseguido muchos de los derechos que ahora tenemos que antes eran impensados como votar o entrar a la universidad", sostiene la antropóloga ante el cotidiano de las diferentes madres presentadas en este especial.
El ser mamá, el progresar como persona ya no tiene una receta o pasos, se trata de desarrollarse sin culpa, ni miedo y darnos el espacio que merecemos en este mundo, empezar a fomentar una corresponsabilidad con la pareja, y el acompañamiento de la familia y el entorno público, en una especie de empatía social en esta labor de ser mamá, que no es sencilla.