Simbolismos y contradicciones de la "Casa del Pueblo", el nuevo centro del poder

20/08/2018

A finales del 2014, maquinarias irrumpieron en el centro histórico de La Paz para dar inicio a la edificación de un edificio para albergar al poder ejecutivo del país. La construcción avanzó de manera acelerada entre casas coloniales, la afluencia peatonal y críticas por la magnitud y costos.

Hace algo más de una semana, se dejó el Palacio Quemado y se realizó la primera reunión ministerial en este nuevo espacio, que fue bautizado como "Casa Grande del Pueblo", dejando atrás al Palacio, incluso el ministro de la Presidencia, Alfredo Rada, cuestionó a los periodistas que llaman por este nombre a la estructura colosal de 26 pisos y un helipuerto.

En esta nueva infraestructura que tuvo una inversión de 240 millones de bolivianos, funcionan los ministerios de la Presidencia, Culturas, Energías, Comunicación y Medio Ambiente.

El debate sobre la conservación del centro histórico

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La forma de la construcción es otro tema de debate, ya que rompe la escala de altura de las construcciones aledañas. 

El presidente del Colegio de Arquitectos de Cochabamba (CAC), Limber Mercado, asegura que se debe considerar dos aspectos a la hora de analizar la edificación gubernamental: el emplazamiento y la funcionalidad del edificio.

"Es una arquitectura que tiene que notar poder. Si vemos en diferentes países los edificios son emblemáticos, son iconos, eso sí está logrado, pero lo que se descuidó es el tema de la imagen urbana y la intervención de la zona", asevera Mercado y explica que el edificio al ser el más importante del país por la actividad que se realiza en él, "seguramente, es una arquitectura que cumple con ciertos requisitos que necesita el Estado para tener los espacios y administrar el país".

En tanto el presidente de la Sociedad de Estudios Históricos Patrimonio y Restauración (Sehipre), Roberto Flores, señala que "tendríamos que analizar, o ver este ejemplo, y ponerlo en el contexto actual en el cual nos estamos moviendo en el tema de patrimonio y conservación".

"Yo diría que es un reflejo de lo que sucede a nivel de política general en todos los niveles del Estado, en el mal uso o mal criterio de conservación que tenemos. Sin ir muy lejos, Cochabamba es también un ejemplo de lo que no se debería hacer en la materia de planificación urbana o en materia de conservación, a media cuadra de la plaza principal, tenemos tres edificios que rompen con la escala urbana en un centro histórico o de un área patrimonial en Cochabamba", señala Flores.

El Colegio de Arquitectos de La Paz (CALP) no estuvo de acuerdo con la construcción del edificio ya que se vulneró la normativa de preservación del casco viejo paceño.

"La ciudad de La Paz tiene una normativa establecida por el gobierno municipal de La Paz referente a la conservación del casco viejo central, que viene de varios años atrás. Con base a esa normativa es que se ha ido preservando muchos lugares del casco urbano central y algunas interferencias e interferencias políticas y en algún punto surgieron nuevos edificios, malogrando la imagen del casco urbano central y en este caso ocurrió lo mismo", explica el presidente de CALP, Favio Ausgusto Selaez.

En diciembre 2012 se decretó la Ley 313 dando carácter de prioridad nacional a las construcciones de La Casa Grande del Pueblo y al Nuevo Edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional .

"Con esa ley ya tenía todo el instrumento legal para demoler lo que ha demolido y lo que ha hecho de romper la armonía de la parte central", reflexiona Selaez.

El analista político George Komadina, explica que el emplazamiento en este sitio manda un mensaje de la instauración de poder. 

"Aparece como una figurización de su propio poder y que se eleva en el centro paceño a una altura desmesurada rompiendo la escala de ese patrimonio arquitectónico de características coloniales, republicanos y lo hace de una manera abierta como diciendo somos nosotros los que hemos construido esto como una huella para que esté a través del tiempo", selaña Komadina.

Las edificaciones marcan la historia de los pueblos y la civilización desde las pirámides de Egipto, los templos de los druidas, la Casa de la Moneda en Potosí y otros. En este caso, la megaconstrucción marca una parte de la historia de Bolivia.

"Podríamos entender a la Casa del Pueblo que representa un hito histórico, la construcción, representa la consolidación de un hecho histórico materializado en un edificio que responde a la ideología del Estado, que ya no quiere albergarse en el Palacio Quemado que corresponde a la burguesía, de herencia española", señala Flores.

¿La construcción es símbolo de la cultura indígena?

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Inauguración de la Casa Grande del Pueblo.

"No, porque es una arquitectura racionalista, en términos de los iconos. Es una mezcla, en tema de los materiales, por ejemplo, es más del minimalismo. Por el lenguaje y la forma ese edificio podríamos decir que es una arquitectura racionalista contemporánea", explica el presidente de la CAC, Limber Mercado y completa: "Es un edificio que refleja la modernidad".

En un vídeo difundido por varios medios en 2014, explica que el "proyecto está inspirado en los diferentes centros ceremoniales de Tiwanaku rescatando sus elementos de la volumetría, una volumetría que expresa nuestra raíz, nuestra cultura".

Según esta explicación el edificio está concebido en forma de bloque para proyectar líneas "puras, sencillas y que ascienden a lo divino" y señala que es "inclusivo" y "es encuentro entre opuestos y logran compartir armónicamente un espacio".

 

Algo que el presidente Morales recalcó en su discurso inaugural: "Ahora los movimientos sociales recuperamos nuestra identidad para construir ésta, la Casa Grande del Pueblo".

Las pocas imágenes del interior del edificio, que fueron difundidas por los ministerios y hasta donde se permitió llegar a los medios de comunicación, se pueden encontrar elementos decorativos como los murales de Mamani y otros artistas contemporáneos.

"Si tú vas a hacer un gran edificio que representa la Casa del Pueblo con murales andinos amazónicos y de respeto a la Pachamama, pero en los hechos ¿Qué estás haciendo? Yo veo que hay una contradicción con la política que se establece", señala la antropóloga María Esther Mercado.

Mercado considera que se deberá esperar a conocer cómo funcionará la administración en este edificio para definir si llega a ser un símbolo de las diferentes naciones que habitan el Estado Plurinacional.

"Depende de cómo trabajen porque pueden ser un símbolo del derroche, del despilaro económico, del irrespeto a las personas. Más allá de la estética y del estilo, depende ¿Cuál va a ser la política y qué se va hacer? Y obviamente va a recordar el Gobierno de Evo Morales y lo que se hizo y lo que costó. Pero las acciones de las personas es lo que hace el simbolismo, es lo que se recuerda en la historia", añade Mercado.

¿Era una necesidad?

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El paisaje en el centro de La Paz cambió, la flamante edificación sobresale del resto de edificios por su volumen, color y forma. 

El edificio, construido en un terreno de 1.877 metros, se levanta detrás del Palacio Quemado y de la Catedral paceña. 

¿Era necesaria la construcción de este edificio? El presidente Morales dice que sí. Según datos del Gobierno, se gasta anualmente 20 millones de dólares (140 millones de bolivianos) en el alquiler de oficinas públicas, en la ciudad de La Paz. Por lo que en dos años de alquiler se pagaría el costo del nuevo edificio.

 

Sin embargo, aún no se dio a conocer el monto del mantenimiento del edifico. Existen voces en contra de este gasto, considerando que se antepuso a otras necesidades.

"Lo que a mí me choca es que el Gobierno siga con la propaganda de edificios cuando la economía está en desaceleración y estén imponiendo el doble aguinaldo, lo que va liquidar a pequeñas empresas", señala el ideólogo y pensador aimara, Fernando Untoja.

En tanto el analista político, George Komadina, expone que detrás de la construcción: "Hay un intento, ilusorio, imaginario de querer romper con el pasado completamente como si eso fuese posible, tiene muchas connotaciones y la prosaica es el costo de este tipo de edificios, en un momento en el que hay otras necesidades arquitectónicas o de inversión pública, para empezar hospitales de tercer nivel de calidad y que puedan servir a los bolivianos".

Según los documentos a los que accedió Página Siete a través de Brújula Digital, la suite tiene tres dormitorios extra, una sala exclusiva de lectura, otra de estar, una sala de actividad física y una de masajes. Además de un comedor, una cocina y un escritorio y acceso para siete ascensores. El baño y el vestidor del Presidente ocupan 47 metros cuadrados.  

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El plano de la suit.| Brújula Digital

Sin embargo, hasta ahora el Gobierno no mostró este ambiente al público.

Desde el inicio, la infraestructura generó críticas de diferentes sectores. Incluso el cardenal de Bolivia, Toribio Ticona, lo consideró como "demasiada ostentación". Sin embargo, luego se retractó y señaló que el edificio forma parte del progreso en que se ha embarcado Bolivia en los últimos años.

El paso del tiempo y el tipo de administración definirán la representación de la "Casa Grande del Pueblo". Sin embargo, este edificio que se desparrama como una sombra sobre la plaza Murillo, siempre será la huella del paso del Movimiento Al Socialismo (MAS) y de Evo Morales en el poder de Bolivia.

Y en unos años, en un cambio de Gobierno, quien llegue a ocupar la silla presidencial tendrá que convivir con estos símbolos, así como otras autoridades con el entorno del Palacio Quemado. 

Créditos redacción: 

Redacción: 
Yvonne León

Créditos fotografía: 

Fotos: 
ABI y APG