Ríos dejan en la calle a decenas de familias
“Era tanta la fuerza del agua que ha empezado a golpear las puertas. Después se ha entrado a los cuartos. Está llenito adentro. Mi mamá tenía harina, arroz… todo se ha mojado, pero estamos viendo si podemos salvar algo”, cuenta Franklin Quispe, un adolescente de 14 años, que agrega que no durmió desde que la madrugada del viernes el desborde de dos ríos (Huaykuli y Chijllawiri) inundó su casa y las de sus vecinos, en Colcapirhua. La Prefectura habla de unas 50 familias afectadas, pero los vecinos suben la cifra a 500.
Media docena de vehículos cubiertos por el agua, en un garaje subterráneo; pollos y conejos ahogados con el lodo; víveres, abarrotes, materiales de construcción, muebles, ropa y camas cubiertos de barro gredoso son parte del panorama desolador dejado por el Chijllawiri, afectando el tramo comprendido entre los kilómetros 8 y 10 a Quillacollo, sobre las avenidas Blanco Galindo y Capitán Víctor Ustáriz y las zonas norte y sur de Colcapirhua.
“Sobre la (avenida) Víctor Ustáriz hemos atendido unas 13 casas afectadas por el agua, de las que tres sufrieron derrumbes, aunque no hubo daños personales y uno de los dueños accedió a hacer demoler. En total, se calculan unas 50 viviendas dañadas, pero todavía es muy pronto para hacer una evaluación exacta”, dijo el responsable de Gestión del Riesgo de la Prefectura, Fernando Fernández.
Mientras, Elías Melgarejo, ayudado por parientes y amigos, intentaba sacar el lodo de su tienda de materiales de construcción, contó que la arremetida del agua comenzó cerca de las 23:00 del jueves. “Nos ha sorprendido, hemos pedido ayuda a la Alcaldía, pero nadie nos ha tirado ´pelota´. El problema es que los tubos de drenaje que desvían a la zona sur son muy delgados y han rebalsado”, manifestó.
Al lado, su hermano Abraham veía, impotente, su garaje subterráneo completamente anegado. Mientras la Unidad de Bomberos, que llegó cerca de las 10:00, bombeaba el agua, Abraham contó que los dueños de los vehículos lo responsabilizaban por los daños, al no haber previsto que el garaje podía inundarse.
Frente a las casas de los hermanos Melgarejo, una pareja de ancianos, Leonor Flores y su esposo Agapito Chambilla, lloraban al ver su cuarto inundado. “Algunas cositas hemos podido salvar poniendo sobre la cama, tenía papita que me he comprado; todo se ha perdido”, dijo Agapito, mientras su esposa no dejaba de llorar y lamentarse.
Pero las viviendas no fueron las únicas afectadas, la fábrica PIL, sobre la avenida Blanco Galindo, tenía su patio inundado. El agua también anegó el mercado de Colcapirhua, donde unos 500 comerciantes perdieron quintales de arroz, fideo, azúcar, harina, cajas de jabón, de galletas y todo tipo de mercadería.
“Vendo juguetes, calzados, ropa; todo eso está perdido. A media pierna me ha llegado el agua, nunca ha pasado esto”, dijo Teodolinda Enríquez.
Los 300 comerciantes asociados y unos 200 ambulantes no pudieron hacer mucho por salvar sus cosas porque no estaban en el lugar, puesto que el mercado sólo abre en fin de semana.
Mientras Bomberos, la Prefectura y la Alcaldía trabajaban ayer para sacar el agua de las viviendas y limpiar el río, el tráfico fue bloqueado en la avenida Blanco Galindo, ocasionando caos vehicular.



























