Papa dice que las guerras destruyen la vida igual que algunas economías
Ciudad del Vaticano |
El papa Francisco dijo que a las guerras libradas en los enfrentamientos armados “se suman guerras menos visibles, pero no menos crueles, que se combaten en el campo económico y financiero con medios también destructivos de la vida, de las familias y de las empresas”.
Así lo aseguró en su primer mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el 1 de enero de 2014, que fue hecho público ayer y en el que el Papa incidió en que la familia es la fuente de toda la fraternidad, y por lo tanto también es el fundamento y la principal vía de la paz.
En un mundo caracterizado por la “globalización de la indiferencia” nos hace lentamente “acostumbrarnos” a los sufrimientos de los demás, encerrarnos en nosotros mismos, señaló.
Las nuevas ideologías, que se caracterizan por el individualismo generalizado, el egocentrismo y el consumismo materialista, debilitan los lazos sociales, alimentando la mentalidad de “residuos”, que llevan al desprecio y el olvido de los más vulnerables, los que son considerados “inútiles”, mantuvo el Papa.
En la familia de Dios, donde todos somos hijos del mismo Padre, porque vive en Cristo, no hay vidas desperdiciadas por lo que es fácil entender que la fraternidad es el fundamento y el camino hacia la paz.
Aludió en su mensaje a Benedicto XVI, quien en la encíclica Caritas “in Veritate” recordó al mundo cómo la falta de fraternidad entre los pueblos y los hombres es una causa importante de pobreza.
Además, -subrayó Bergoglio- si por un lado existe una reducción de la pobreza absoluta, por otro lado no podemos dejar de reconocer un aumento importante de la pobreza relativa, es decir, las desigualdades entre las personas y grupos que viven en una región o en un contexto histórico y cultural particular.
En este sentido, también sirven las políticas eficaces que promuevan el principio de fraternidad, asegurando a las personas acceso a los “capitales”, a los servicios, a los recursos, a la educación, a la salud, a la tecnología, por lo que todo el mundo (..) pueda desarrollarse plenamente como persona, insistió.
También reconoció la necesidad de que “los políticas atenúen la desigualdad excesiva de los ingresos”.