Los conservadores australianos se mantienen en el poder
Sidney
La coalición conservadora que gobierna Australia logró un “milagro” ayer y se impuso contra todo pronóstico en las elecciones legislativas, manteniendo así el poder.
“¡Siempre creí en los milagros!”, dijo el primer ministro Scott Morrisson ante sus simpatizantes en Sídney, saludando a los “australianos silenciosos” que volvieron a confiar en su proyecto.
El líder laborista australiano y gran favorito Bill Shorten reconoció su derrota electoral y anunció su renuncia. “Es obvio que los laboristas no podremos formar el próximo gobierno. Por el interés nacional, hace un momento llamé a Scott Morrison para felicitarlo”, dijo ante sus seguidores en Melbourne.
La televisión nacional ABC otorgó la victoria a la coalición del primer ministro del Partido Liberal, que pone en duda el cambio climático, aunque no avanzó si gobernará con mayoría absoluta o en minoría.
El resultado contradijo a los sondeos, incluyendo los de a pie de urna, que daban la victoria a los laboristas.
Los primeros resultados muestran un electorado fracturado, lo que se traducirá en que partidos menores populistas y de derecha se encuentren con un rol importante.
Alrededor de 17 millones de australianos estaban llamados a las urnas para estos comicios, que se anunciaban parejos.
LA VOTACIÓN
Una campaña agresiva
La campaña fue una batalla a menudo vergonzosa, en la que Morrison --que se beneficia del apoyo mediático del magnate de medios de comunicación Rupert Murdoch-- armó un discurso negativo, advirtiendo que un gobierno laborista arruinaría una economía que ya está desacelerándose.
Hubo también mucha violencia, con candidatos agredidos y otros que tiraron la toalla debido a los ataques racistas y sexistas en las redes sociales.