Tierras en manos extranjeras
Un curioso proyecto de ley está en el parlamento. Busca limitar a 2 mil hectáreas la tenencia de la tierra para extranjeros. En apariencia, ningún boliviano debería estar en desacuerdo. Pero, hurgando un poco, saltan varios cuestionamientos:
1.- El Gobierno ya entregó demasiada tierra a extranjeros. El INRA anunció con bombos y platillos que saneó y tituló el 92 por ciento de la tierra en Santa Cruz. Todo ya tiene dueño. El proyecto de ley no sólo está trasnochado, sino que aclara que se respetarán los derechos adquiridos.
2.- Mucho de lo saneado y titulado por el INRA (2006-2023) está acumulado en manos de extranjeros, y de mil maneras: división ficticia de grandes propiedades (Caso Irlandeses), empresas con estructura societaria donde cada socio tiene 5 mil hectáreas (propiedad tierras bajas del norte), testaferros o “palos blancos”, colonias menonitas que incluso fueron reconocidas como comunidades y, como tales, se beneficiaron con dotación de tierras fiscales (menonitas de Valle Verde).
3.- Ya existe el límite máximo de 2 mil hectáreas en la ley tanto para extranjeros como para nacionales.
4.- Bolivia, al ser miembro del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS), se obliga a dar a extranjeros el mismo trato comercial que a bolivianos.
5.- Y si la intención de evitar la extranjerización es genuina, ¿por qué simplemente la ley dispone que Bolivia no reconoce tenencia de tierra para extranjeros, sin importar si son 2 o 2 mil hectáreas? Además, ¿cuál es el criterio para fijar 2 mil hectáreas?
6.- Por último, el artículo 262 de la CPE dice que ningún extranjero podrá poseer tierra a 50 kilómetros de la frontera. Si los proyectistas del Poder Ejecutivo hicieran su trabajo, se encontrarían con cientos de propiedades agrícolas y haciendas ganaderas en manos extranjeras. Para muestra, bastaría darse una vueltita por San Matías, allá en la frontera con Brasil.